El desespero de Lucas, Nelson y Jorge Gnecco, tres hermanos que vivían en el barrio Gaitán de Valledupar, tras la crisis del algodón de los años 70 en el Cesar, negocio que era el motor de la economía del departamento, decidieron tomar el camino de la ilegalidad. Los hermanos de origen guajiro y descendencia italiana se pusieron a robar carros en Venezuela para cambiarles las placas y luego traerlos al país con los baúles llenos de cigarrillos Marlboro y whiskys Old Parr. El contrabando fue la semilla de una gran fortuna que amasó la familia Gnecco, que con el pasar del tiempo ha intentado limpiar con ganadería, millonarios contratos y política.
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Lucas de Jesús Gnecco Navas se convirtió en la cabeza del clan. Casado con Elvia Cerchar tuvieron seis hijos, quienes se han repartido el poder político en el César, así como los negocios, los cuales han estado trazados por el delito. Lucas, Pepe y Cielo fueron tres de los hijos del aquel matrimonio que se propusieron controlar políticamente el departamento, mientras que otros de sus hermanos siguieron el camino torcido de su papá.
Lucas —quien falleció a mediados de 2023— consiguió ser dos veces gobernador del Cesar, de 1992 a 1995 y una vez más fue de 1998 al 2000, tras vencer en votación a Consuelo Araújo Noguera. Fue condenado en 2021 a ocho años de cárcel por corrupción.
Por su parte Cielo Genecco, llamada la Baronesa, el verdadero poder detrás de la llegada de su familia a los cargos públicos, se casó con el zar de la gasolina, Luis Alberto Monsalvo. De aquel matrimonio nació su hijo Luis Monsalvo Genecco, quien también bajo su manto logró ser representante a la Cámara y gobernador del Cesar, al igual que su tío, en dos oportunidades 2012-2015 y de 2020 a 2023, último periodo que no pudo concluir por que en 2021 fue detenido por los delitos de contrato sin cumplimiento de requisitos legales y peculado por apropiación agravado.
La Corte Suprema de Justicia acaba de condenar al exgobernador por permitir que terceros se apropiaran de al menos $3000 millones del Plan de Alimentación Escolar (PAE) del Cesar, en su primer mandato de gobernador.
Otro de los hermanos de la Baronesa, Jorge Gnecco Cerchar, quien fue concejal de Cesar, fue mencionado en el libro Los jinetes de la mafia como uno de los narcotraficantes más poderosos del departamento. La llegada del Bloque Norte de las AUC al departamento, al mando de Jorge 40le permitió crear la Convivir Guaymaral con la que presionó a la población para votar por los políticos cercanos al clan Gnecco.
Jorge Genecco fue asesinado el 11 de agosto del 2001 por hombres del mismo Jorge 40, quienes recibieron la orden de Salvatore Mancuso y Carlos Castaño por la disputa que se había tranzado por el control de la droga en la Sierra Nevada de Santa Marta. El jefe de escoltas de Jorge Gnecco era Marquitos Figueroa, condenado por homicidio, paramilitarismo y el contrabando de gasolina venezolana que manejaba para algunos miembros de la familia Genecco. En los ilegales negocios a Jorge lo reemplazó su hermano Nelson en los negocios al desaparecido Jorge quien también estuvo vinculado con grupos paramilitares según investigación de Paz y Reconciliación.
José Eduardo, mejor conocido como “Pepe” fue dos veces senador de la República y también candidato a la gobernación del Cesar en el 2001. Fue uno de los políticos que firmó el Pacto de Ralito con las AUC. La menor de las hermanas, Gina Genecco, ha decidido mantenerse afuera de los círculos de poder y política de su familia.
Los Gnecco cimentaron su poder aliándose con los paramilitares que empezaron a llenar el departamento. ejército reconfiguró el poder local en el Cesar. Tal y como lo marca en el libro de León Valencia, Los clanes políticos que mandan en Colombia.
La fuerza política con la que los Gnecco se propusieron dominar el Cesar fue enfrentándose al liderazgo de Consuelo Araujo Noguera, la Cacica quien convirtió el vallenato en una de las bellas artes. Los Araujo le ganaron la gobernación a Pepe Gnecco en 1994 con una de sus fichas, Mauricio Pimento, quien en su aspiración al senado en la campaña del 2002 terminó condenado por sus vínculos con los paramilitares. Tres años después Lucas Gnecco se desquitaría quitándole la gobernación en reñida elección a la propia Cacica.
Los Gnecco se convirtieron en un clan que todo lo querían dominar en el Cesar, muchas veces logrado su objetivo al lado de la incursión paramilitar en la Costa Caribe. Un ejemplo claro de aquel poder fue la elección Hugo Gnecco —sobrino de Jorge— como alcalde dos veces de Santa Marta, entre 1992 y el 2001, sin haber podido concluir ninguno de sus dos alcaldías por investigaciones de corrupción y cercanía con el Bloque Tayrona de las AUC, al mando del sanguinario Hernán Giraldo, alias Taladro, quien violó a más de 200 jóvenes en la Sierra
En el año 2000 un cuñado de Lucas Gnecco, Rafael Bolaños, se quedó con la gobernación del Cesar. Duró un año después de que lo destituyeran por fraude contractual.
La unión del clan Genecco con los paramilitares, con la que negociaban contrabando y de armas con Jorge 40 y con Taladro, se rompió cuando por deudas de drogas que sellaron con la reacción violenta de Jorge 40, quien después de asesinar a Jorge Gnecco arremetieron contra la familia Genecco, lo que forzó la salida de varios de sus integrantes hacia el extranjero.
En 2011 Cielo Genecco, la baronesa, decide tomar las riendas políticas del clan e impulsar a su hijo, Luis Monsalvo Gnecco para que llegue a la gobernación del Cesar en ese año. La familia no se ahorró un peso para lograr el propósito. Según la ONG Paz y Reconciliación, el monto con el hicieron la campaña superaría los $ 30 mil millones. Monsalvo Gnecco ganó y repitió gobernación para 2020 pero meses después empezarían las investigaciones que lo destituyeron y lo pusieron en la cárcel y terminaron con su condena, un golpe más que se suma a las derrotas políticas que muestran el fin de su reinado.