Las consecuencias del régimen de quien fue por mas de ocho años el primer ministro de Irak, Nuri Al-Maliki, desde mayo de 2006, y quien tuvo excluidos a los musulmanes sunitas y a los kurdos, empiezan a notarse ahora más que nunca cuando la ciudad sunnita Ramidi ha caído ante el poder del Estado Islámico. Los principales problemas en Iraq son: primero, la gran división sectaria entre chiitas y sunitas; y, segundo, el altísimo nivel de corrupción.
Podemos recordar que en junio del año pasado cuando Mosul, una ciudad habitada mayoritariamente por sunitas, cayo en manos del ISIS y el gobierno, después de rechazar la ayuda de milicias kurdas, finalmente se animó a mandar a el ejército local para "intentar" recuperar la ciudad y combatir contra el EI, a pesar de que estaban mal preparados militarmente y con un armamento de baja calidad por lo que la lucha se sabía perdida de alguna manera desde el comienzo.
Sumado a esto, la población local rechazaba a los militantes enviados por el gobierno que querían salvarlos de daesh (denominación de ISIS en árabe), debido a que los miembros del ejército son chiitas, por lo cual representaban a un enemigo peor que el EI ya que durante años han sido víctimas de bombardeos y violentos ataques por parte del gobierno y de milicias chiitas.
Es por ello que para el gobierno actual , encabezado por el primer ministro Haider Al- Habadi, es tan difícil lograr confianza por parte de los sunitas para que estén de su lado y puedan luchar todos juntos contra el EI que ha conseguido apoderarse de una ciudad clave: Ramadi, la capital de la provincia de Anbar. Este nuevo logro de ISIS ha aumentado la desconfianza de las comunidades sunitas hacia el gobierno, ya que desde la salida de Maliki, debido a la presión por parte de Estados Unidos, Irán y el clérigo chiita, no han habido grandes cambios en el terreno; y aunque Al-Habibi había prometido que los ataques contra los sunnitas cesarían, una semana después de sus declaraciones la ciudad de Faluya (sunni) fue atacada seis, de siete días.
Será casi imposible poder poner en práctica un plan que frene el avance de ISIS, evitando que milicias tribales los apoyen en sus ataques si no se incluye a los sunnitas como una ficha fundamental, otorgándoles parte del poder y autonomía regional. Podría ser una opción viable para evitar lo sucedido en Mosul el año pasado cuando grupos rebeldes sunnitas apoyaron a ISIS y miles de cristianos fueron obligados a huir ante la amenaza de ser convertidos al islam, obligados a pagar un impuesto o asesinados, los chiitas corrieron con peor suerte. Casi sin posibilidad de escapar, la mayoría fueron encarcelados o asesinados. Continuando en un juego de golpe y golpe de lado y lado entre los dos bandos mientras facilitan a ISIS continuar apoderándose de Irak.
Para el EI ha sido muy fácil apropiarse de varias aldeas y ciudades en Iraq, dado al gran abandono en el que el gobierno tiene a sus combatientes que crecen de un buen armamento una preparación adecuada, mucha corrupción, falta de una motivación y en muchos de los casos debían ser ellos mismos quienes consiguieran sus armas y municiones, siendo dejados a la deriva. No ha sido un camino tan complicado para los yidahistas quienes han aprovechado para adueñarse del armamento militar estadounidense que quedo en el país después de la invasión del año 2003 y de esta manera han intensificado sus ataques.
La comunidades sunnitas aunque temen a ISIS y sus métodos despiadados, de alguna manera los prefieren antes de que el gobierno que sigue siendo mayoritariamente chiita recupere el control de estas ciudades ya que les preocupan las represarías que tomarían contra los sunnitas en venganza por los daños y las múltiples muertes que les ha causado ISIS. Los civiles sunnies llevan años siendo víctimas de ataques indiscriminados (que están condenados y prohibidos bajo la ley internacional) por parte del gobierno y milicias chiitas . Cuando los yidahistas entraron a Faluya, Tikrit, Mosul (todos con mayoría sunita) el gobierno atacó indiscriminadamente estas ciudades sin mostrar la más mínima preocupación por los civiles que morirían.
El nuevo primer ministro iraquí, Haider Al Habadi manifestó el 21 de mayo en un encuentro con el presidente ruso Vladimir Putin que Iraq seguirá luchando para poder combatir a los grupos terroristas que lo han invadido últimamente, siendo encabezados por ISIS, quienes lograron entrar a la ciudad de Ramadi, pero que, según sus palabras: "No tienen el control de toda la ciudad, si no solo de algunas áreas, ya que las tropas iraquíes están presentes en el sur, el este y el oeste de la ciudad". Amanecerá y veremos.