La caída de Pedro Medina, el gurú de Yo Creo en Colombia

La caída de Pedro Medina, el gurú de Yo Creo en Colombia

Cercado por las denuncias de los jóvenes atrapados por su estrategia oculta de su satisfacción sexual, el conferencista llega a su fin. Así enredaba a los muchachos

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agosto 22, 2018
La caída de Pedro Medina, el gurú de Yo Creo en Colombia

A cuatro meses de abrir la primera sucursal de Mcdonalds en Colombia, en marzo de 1995, mientras iba en un avión rumbo a Caracas, un aneurisma sorprendió al empresario Pedro Medina. Tenía 35 años. Dos años de viajes interminables lo habían mermado. Al borde de la muerte entendió que necesitaba un cambio de vida. Hastiado de sus tareas de ejecutivo de una multinacional le dio vida a su idea Yo Creo en Colombia con la que buscaba multiplicar con charlas motivacionales y autoayuda el entusiasmó hacia un pais postrado por la violencia. El objetivo de las charlas asi como su público fue variando hasta terminar conferencias de liderazgo para jóvenes.

El empresario era contratado por grandes empresas para  dictar charlas a sus empleados, especialmente los más juniors. Construuyó un circuito que partía de Bogotá pero que incluía una finca en Choachi, bautizada La minga, donde remataba el ejercicio motivacional con una noche incluida. Lo presentaba como un refugio campestre de reposos y tranquilidad, sin electricidad ni regrigerador sin el confort de la ciudad con el que pretexto de introducirlos en un mundo sin temores ni prejuicios. Pero el tal mundo de libertad para formar empresarios jóvenes ganadores, llevaba un propósito escondido : la satisfacción de los impulsos sexuales de Petro Medina.

La semana pasada, un joven universitario no solo tomó la decisión de frenar al profesor Medina, sino se atrevió a hablar. Armó una cadena de wsp que se convirtió en la chispa de una cascada de denuncias que se volvió imparable  hasta superar las veinte víctimas de un abuso que en cualquier momento puede pasar a convertirse en delito. Con este trino  Juan David Aristizabal se destapó:

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Tal fue su indiganación y las de sus compañeros no dudó en identificar públicamente al empresario: Pedro Medina.

Con frecuencia las conferencias las programaba en el Metro Royal de NH en el norte de Bogotá. El libreto enfocado supuestamente en despertar el liderazgo se repetía. Citaba media hora antes para darse el tiempo de identificar al joven o jóvenes escogidos para asegurar una orientacion personalizada posterior a la charla pública. Con una retórica envolvente transmitía las fórmulas de éxito basada en las 3 C: confianza, conciencia y coherencia y en las 4 E: Energía, Empoderamiento, Entusiasmo y Enganche. Además del aplauso y la valoracion por la empresa contratante, el rédito del encuentro era mucho más profundo y personal: engrosar el semillero de jóvenes escogidos para él ofrecerse como mentor. Un privilegio con el que buscaba abrir la puerta de la intimidad: intercambio de telefonos  para proceder, a la brevedad a concretar la cita. Pirmero en su apartamento de Bogotá y luego en su refugio secreto en Choachi: La Minga.

Se trata de un pequeño pueblo a una hora de Bogotá rodeado de casas de veraneo en la montaña, donde está la casa de ladrillo construida hace 25 años, el empresario se aisló a recuperarse después de su accidente cerebral. Medina llega con el escogido en un carro que conducido por un conductor que retorna a la ciudad y regresa al día siguiente. Lo sabe todo y ha sido hombre de confianza durante años. Empieza el ritual acompañado de la seducción verbal para quebrantar el miedo. La desnudez es el sobrenombre de la confianza. Lo que ocurre entonces y los límites los coloca cada muchacho. Finalmente es su intimidad. Un recorrido tramposo que decidieron esta semana romper y revelar. La casa tiene una buhardilla que Medina le ofrece al huesped porque el ritual del agua llega al día siguiente. La desnudez y el roce son prerequisitos de la segunda prueba. Canales del cuerpo para despertar confianza forma parte de su teoría.

Medina tiene un cuento tan bien montado que su cambio de vida, la ruptura del mundo empresarial por la reflexion, el silencio y el compromiso de despertar el liderazgo dormido en los jóvenes, le ha dado hasta para reportajes de CNN en su refugio de Choachi.

El castillo de palabras y experiencias sensoriales con el que disimulaba pasiones de otra índoles se desmoronó cuando uno de sus elegidos se quebró. Sintió furiosamente el atropello a su intimidad y se decidió a hablar. Empezó de manera críptica en un chat que se creció y otros empezaron a hablar.

El director de la FM, Luis Carlos Vélez leyó el trino de Juan David Aristizábal y haló la pita. Logró que revelara el nombre del "expresidente de una compañia multinacional y de una fundación colombiana": Pedro Medina.  La actitud valiente del universitario estimuló a que otros contaran su historia, guardada con pudor durante tiempo, como suele ocurrir con las victimas de abuso sexual, por via del acoso, la intimidacion o la violación de la intimidacion

Carlos Salcedo*, estudiante de los Andes, fue el último en contar. Repitió en la FM la historia ya conocida. Identificó a Salcedo, esperó el fin de la conferencia cuando el salón empezaba a quedarse desierto y luego vino la aproximación personal. Diez minutos después le había propuesto irse con él al apartamento que tiene en el norte de Bogotá para hablar con más tranquilidad y así ahondar más en el tema de emprendimiento. Eran las nueve de la noche.

Salcedo se sintió honrado. Medina era una leyenda entre los empresarios nacionales. En el carro la charla se hizo más amena. Medina había logrado capturar su confianza hasta el punto que cuando ya estaban en un sofá del apartamento el joven le hacía confesiones personales, como por ejemplo contar que estaba perdidamente enamorado de una compañera de la Universidad. Le pidió consejo y la respuesta de Medina fue pedir que se quitara la camisa. La confianza entre los dos debería ser extrema por eso él también se quitó la suya  y los pantalones. Salcedo, harto del juego se fue del apartamento.

Las denuncias han continuado. En Medellín un joven de 18 años denunció que lo enredó con su táctica, lo llevó al cuarto de su hotel y se le desnudó en frente. El joven quedó en shock y hasta pensó en suicidarse.

Mas de un padre o un madre de familia habían abordado Medina. Asiste, como si nada a las citas y con tranquilidad, impávido, responde de la misma manera. Se trató de una equivocación, una falla y pide mansas disculpas. Hasta ahora no han llegado las denuncias penales pero su oficio de conferencista está a punto de concluir.  La última charla debió realizarla en la Libreria Lehrner bajo el titulo : Re-VisionDeVida con una sugestiva invitación en a través de su cuenta de Twitter en la que cuenta con 13.000 seguidores. A última hora la canceló

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El andamiaje de la reinvension de  Pedro Medina empieza a fracturarse y de una manera tan seria que muy posible esta vez su locuacidad no lo va a salvar.

 

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