El mítico Alpe d’Huez se levantaba ante una docena de corredores con ansias de pasar a la historia. La disputa no solo era por ganar la etapa 12 del Tour de Francia, en juego estaba una curva para la leyenda. En 1984, Lucho Herrera se coronó como el mejor escalador del mundo de la década de los 80 y Nairo Quintana quería entrar al selecto grupo para ver su nombre en una placa que recordaría, año tras año, las imbatibles piernas con las que demolió a sus rivales en las 21 curvas del puerto.
Era una nueva oportunidad de demostrarle a su equipo quién es el capo de capos, el único capaz de soportar el embate de Froome, Níbali, Dumolin y Mikel Landa, su rival de equipo. Faltando 8 kilómetros para la llegada tanteó las fuerzas de sus rivales, pero el ataque le salió caro. Después de tomar unos pocos metros de ventaja, el pelotón volvió a cazarlo, y el cóndor de Colombia no pudo resistir la aplanadora del SKY que estrenaba una nueva carta: la potencia de Egan Bernal, la bestia colombiana que azotará Europa en los próximos años.
“No tenía más fuerzas, lo he dado todo”. Nairo terminó perdiendo más tiempo en la general y las posibilidades de ganar el Tour se le escapan al ciclista colombiano que ya tiene en su palmarés el Giro de Italia y la Vuelta a España. Se ha quedado solo. Nairo no tiene equipo que lo respalde y el Movistar está decidido a entregarle la batuta al español Mikel Landa. Desde el día uno quedó claro que el colombiano ya no es el líder. Cuando faltaban 4 kilómetros de la primera etapa, ningún gregario quiso ayudarlo para volver al pelotón después de tener un doble pinchazo. Y ahora la historia se repite. A Nairo le ha tocado mantenerse a la rueda de Froome porque sus compañeros solo están dispuestos a sacrificarse por Landa, quien no ha demostrado tener las piernas para mantenerse dentro del lote de favoritos.
Desde el año pasado Nairo vio cómo el Movistar le quitó el respaldo. Después de las duras declaraciones de su papá al criticar al equipo español por querer encadenar Giro y Tour, Eusebio Unzúe, su dueño, lo marginó de cualquier plan para ganar una vuelta grande. Trajo a Landa, pero tampoco le ha dado ningún resultado, sin embargo, siguen empeñados en volverlo el heredero de Alberto Contador, ya retirado, y Alejandro Valverde, a quien le dieron una segunda oportunidad después de estar tantos años a las órdenes del colombiano.
El futuro de Nario no parece estar en el Movistar. Está claro que su condición física lo está dejando a la cola de los mejores. Algo se rompió en él desde la derrota hace un año en el Giro y Tour. Pero los españoles no están dispuestos a brindarle una mano. Nario Quintana está llamado a coronarse en Francia y entrar en el selecto grupo de ciclistas con las tres Grandes Vueltas, pero eso nunca pasará hasta que deje al Movistar.
