El 7 de agosto de 2018, en el discurso del bachiller Macías, quedó claro que no habría lugar al duquismo: empezaba el tercer período del uribismo. Y para prevenir traiciones posteriores, la secta del Ubérrimo se apoderó de dos ministerios que serían su póliza de seguros: Hacienda y Defensa. De esta manera aseguraba el manejo de la plata y el control de la doctrina castrense. Los otros ministerios son mermelada en pasta.
El primer obstáculo eran los altos mandos de las fuerzas militares que simpatizaban con los acuerdos de paz; cambio de cúpula y asunto arreglado.
El aprendiz de presidente no fue el títere que esperaban. No porque traicionara al enano del carriel como hizo Santos, sino porque no logró ganar aceptación, y tuvo más salidas en falso y memes que aciertos. Cada día se parecía más a Maduro, sobre todo cuando salía con barbaridades como las de “Polombia con P mayúscula”, el “preparamiento”, el “cerco diplomático”, los “siete enanitos” y el “así lo vi, así lo conocí, así lo querí”. Luego aniquiló su imagen con el programa diario en televisión por una hora desde hace un año.
Se cooptan entonces los medios de comunicación, en especial la revista Semana, para que empiece la siguiente etapa.
Para comenzar, Petro lidera las encuestas y la idea es desgastarlo desde ahora para que llegue sin gasolina hasta mayo de 2022, como le ocurrió en Perú a Vargas Llosa contra Fujimori en 1990.
Subestimaron el discurso de Petro y el rol de duque como su jefe de campaña: mientras crece su abdomen e impopularidad, fortalece en intención de voto a su némesis.
Pasan los días, y el enano del carriel se da cuenta de que Petro no se desinfla y el rollizo que le cuida la casa de Nariño se hunde en el lodazal de la sorna. Sabe de sobra que poner presidente el año entrante no es una posibilidad y con ello se cae a futuro la impunidad en la fiscalía y las investigaciones por crímenes de lesa humanidad.
Toca usar el seguro todo riesgo que se compró al inicio del plan.
Para indignar a la gente se le toca el bolsillo: se les mete con supositorio una reforma tributaria en plena pandemia. Para reforzar la indignación le meten el tema de los huevos a $1.800. Vicky es parte del mecanismo. A carrasquilla lo chamuscaron de momento, pero luego lo ponen de gerente de algún organismo de banca multilateral. Para eso servía el ministerio de hacienda.
Y claro, la sociedad, ablandada a las malas en una olla a presión por la cuarentena y la impotencia, vuelve al segundo tiempo de las marchas de noviembre de 2019, suspendidas por el covid.
Pero los marchantes solos no venden: le infiltran vandalismo ordenado y sistemático y después, apelando a la famosa rutina del policía bueno y el policía malo, el matarife incendia Twitter con una franca incitación al uso de la fuerza por las fuerzas armadas. Listo el cóctel molotov. Para eso servía el ministerio de defensa.
Y la policía cae en la trampa también: mientras son provocados por los ataques y las afrentas se presentan, al mismo tiempo, violaciones de los derechos humanos, muertes y desapariciones. Los policías no quieren que eso ocurra. Es un hecho circunstancial e involuntario. Los muertos y las pérdidas económicas son puestos por los pobres, sean marchantes, comerciantes o policías.
La comunidad internacional, en atención al contexto, reacciona de inmediato y conmina al estado colombiano, violador de derechos humanos y asesino de su pueblo, a cesar las hostilidades y limitar el uso de armas letales para conjurar el legítimo derecho a la defensa.
La solución es declarar la conmoción interior para frenar la guerra civil en cierne, y, señoras y señores, que el patas nos coja confesados. ¡Gracias esperanza Gómez por la advertencia!
Y viene la etapa final, el tiro de gracia, el jaque mate: Duque se cae.
Para allanar el camino, se dirá en primera instancia que Babe, el cerdito valiente, fue derrocado por un plan concebido en el Foro de São Paulo como parte de las aspiraciones del comunismo del siglo XXI para acabar, gracias a la financiación de Maduro, con las democracias de Latinoamérica. En castizo, Petro orquestó los desmanes para llegar a la presidencia.
Pero he aquí mi visión de lo que va a pasar: el enano de carriel, respaldado por las fuerzas militares y ungido como el mesías que nos va a salvar de las garras del neocomunismo, entra en tanqueta a la Plaza de Bolívar e impone un régimen de transición que postergue las elecciones presidenciales hasta que se pueda modificar la constitución a través de una asamblea constituyente que le permita perpetuarse en el poder hasta que no pueda ser condenado por las interceptaciones ilegales, conformación de grupos paramilitares y ejecuciones extrajudiciales.
El pobre Iván, usado y desechado, podrá dedicarse sin temores a la presentación de magazines en algún canal regional y a la economía del negocio de las naranjas, mientras toca la guitarra, hace pinolitas y aumenta su tejido adiposo a placer. Siempre fue el nudo débil de la cuerda.
El pobre gordito será inmolado para que se protejan los valores superiores de la patria y se forje la dictadura fascista y caudillista que va a salvar este país.
La estrategia es simple. Es un autogolpe de Estado.