Antes de que comenzara la pandemia, a través de diferentes agencias de viaje muchos colombianos adquirieron planes turísticos y vacacionales con suficiente antelación para poder disfrutar de promociones y descuentos. Sin embargo, nadie esperaba que en marzo de este año los aeropuertos cerraran y menos que el sector turístico y hotelero se enfrascara en una crisis sin precedentes en la historia reciente, no solo de Colombia sino del mundo.
Los meses pasaron y esos planes vacaciones que cientos de familias colombianas habían adquirido con antelación se fueron aplazando y posponiendo en el tiempo. Aerolíneas como Viva Air que tenían vuelos programados para abril y mayo permitieron reprogramarlos hasta el 30 de noviembre de este año. Y a pesar de que a partir del mes de septiembre la nueva normalidad permitió operar a las aerolíneas en una capacidad limitada, muchos compradores esperaban poder disfrutar de esos planes vacaciones dentro de las nuevas fechas pactadas.
No obstante, hoy la realidad es muy distinta, dado que algunas aerolíneas han decidido, arbitrariamente, cancelar el vuelo de estos pasajeros, pero no precisamente por falta de disponibilidad, sino porque están cobrando excesos para nuevos viajes en las fechas previstas a nuevos compradores, y evidentemente requieren de los espacios que ya habían vendido a precios mucho más inferiores.
¿Qué responde la aerolínea?
Fácil. Simplemente genera un voucher por un estimado del vuelo y le da un plazo al cliente para que lo redima. Sin embargo, es prácticamente intocable redimir ese monto para las fechas programadas del viaje, dado que las tarifas aeroportuarias y de tiquetes que está generando Viva Air actualmente están por las nubes. ¿Qué pasa entonces con los planes vacacionales? ¿Con la reserva de los hoteles? ¿Por qué no se respetan las reservas que mucho antes de pandemia ya estaban compradas y confirmadas?
Nadie responde y el más afectado sigue siendo el cliente que termina perdiendo tiempo y dinero, y que si desea viajar tiene que pagar los excesos y la usura que ha sido normalizada por las aerolíneas después de meses de crisis y recesión. ¿Pero acaso es eso justo?, ¿es justo que una aerolínea aparentemente low-cost realice prelaciones arbitrarias cancelando vuelos ya confirmados y pagados, únicamente por cobrar más a nuevos viajeros?
Realmente no, es un abuso. Un abuso por el cual nadie responde.
