La mentalidad y las actitudes que muestra nuestro país hacia la excelencia merecen atención. El desdén por la calidad es resultado de una mentalidad colectiva que se satisface con la mediocridad y elimina de su sistema la posibilidad de alcanzar algo más.
La excelencia nunca debe ser un privilegio exclusivo de unos pocos, si una palabra lejana, intocable o ajena a la realidad de muchos. Por el contrario, la excelencia debe ser un objetivo compartido, accesible y alcanzable para todos, independientemente de su estado socioeconómico.
Es fundamental reconocer la excelencia por lo que verdaderamente es: un valor que impulsa el crecimiento personal y colectivo.
Para alcanzarla, debemos inculcar en la nueva generación el valor de la excelencia y el esfuerzo, así como un entorno que incentive la creatividad, la innovación y el desarrollo de habilidades. De esta manera podremos alcanzar y mantener la excelencia, un objetivo que nunca debemos dejar de buscar y mejorar.
Estudiante de Trabajo Social
Tecnológico Comfenalco