“Los paros no se decretan, se organizan” dicho común en las organizaciones sociales del centro oriente.
Las movilizaciones sociales iniciadas el 21 de noviembre del año anterior han sido las más fuertes en los últimos años y, por la diversidad de sus reivindicaciones y expresiones de lucha, dan cuenta del descontento popular en el país.
Aunque, principalmente en las ciudades, la capacidad de movilización y la adhesión de distintos sectores sociales, populares e incluso políticos a las reivindicaciones y el punteo de un pliego nacional con 13 puntos y un centenar de subpuntos, es, para la coyuntura, un avance que ataja la dispersión que hemos sufrido por años.
Sin embargo, si bien hemos sufrido los embates de la represión, las amenazas y persecución de un régimen con tintes fascistas, aún hace falta decisión política y arrojo para elevar los niveles de lucha y mantenerlos en el tiempo.
El comité de paro no puede ser burocracia social.
La mayoría de las manifestaciones de diferente tipo que han nutrido el Paro Nacional han sido autoconvocadas. Esta dispersión da cuenta de una gran fortaleza de lucha, pero también de debilidades organizativas y político-ideológicas que pueden llevar al movimiento hacia el desgaste.
La creación del comité de paro, si bien como se reseñaba es un avance contra la dispersión, también pude ser una tranca para el desarrollo de las movilizaciones, puesto que posiciones reaccionarias, excesivamente concertadoras y serviles al régimen han sabido colarse en el escenario del comité y de toma de decisiones.
A preparar el paro cívico nacional indefinido.
Para el próximo 30 y 31 de enero estarán reunidos en la ciudad de Bogotá cientos de personas, parte de organizaciones sociales, comités de paro, asambleas territoriales y otras expresiones de lucha para debatir sobre lo que viene en la movilización nacional.
Lo más apremiante en este momento es definir las tareas concretas de un gran paro cívico nacional, que cuente con la participación de sectores tanto urbanos como rurales. Incluyendo en su diseño afectaciones a la economía de las multinacionales extractivas, el normal tránsito de capital y acciones sostenidas de movilizaciones de masas en las ciudades del país.
En una línea: debemos juntar los paros agrarios con el paro urbano. ¡Pongámosle fecha, tareas y cronograma al gran paro cívico nacional, huelga de masas ya!