A mediados del 2008 el Gobierno Bolivariano de Venezuela después de prohibir Los Simpsons, decidió que el otro enemigo de la revolución eran las baladas de Alejandro Sanz. Por eso, en una alocución pública, Hugo Chávez canceló los dos conciertos que tenía el cantante español en Caracas.
Uno de los primeros artistas que protestó ante el exabrupto fue José Fernando Olvera. En un acto patrocinado por el BBVA y en donde Selva negra la ONG ambientalista que creó con su grupo Maná, era la protagonista, el cantante dio estas encendidas declaraciones "La actitud de Chávez con Alejandro Sanz es propia de una dictadura". Y remató mientras se acomodaba sus gafas negras de ecologista profesional “Si Chávez estuviera haciendo las cosas de manera adecuada en su país, no tendría por qué temer a las ideas de un artista. Si tiene miedo a que hablen es que algo está haciendo mal... El pueblo venezolano no se merece que le quiten a los artistas". El veto sobre Sanz continuó, pero el grupo mexicano se ha presentado varias veces desde entonces en Venezuela sin que cayera sobre ellos algún conato de represión.
Las críticas de Fher a la revolución bolivariana no se detuvieron allí. En el 2011, dijo antes de un concierto, sin ningún asomo de falsa modestia que los líderes latinoamericanos deberían hacer las cosas como las hace Maná, que trabajan duro y con consciencia social, que tienen disciplina y son honestos no como en Venezuela, en donde a pesar de tener tantos recursos el país está “hecho mierda” producto de una administración incompetente como la chavista. Al otro año se presentaron en Caracas y más de veinte mil personas lo vieron en completa libertad.
A principios de esta semana, Fher, quien se encuentra de gira gracias al éxito de la canción Mi verdad que ha hecho Maná con Shakira, que ha llegado a los cuatro millones de visitas en su primera semana en Youtube, imponiendo un nuevo record, ha dicho en un concierto en el Apolo de Nueva York organizado por Chivas Regal, estar muy preocupado por lo que está pasando en Venezuela y que producto de esta preocupación escribió el hit musical que habla "claramente de las mentiras de los dictadores y líderes que nos engañan".
No conforme con eso en su cuenta de twitter alertó sobre el derramamiento de sangre que se estaba produciendo en la república bolivariana. Molestos ante las reiteradas críticas del líder de Maná a la Venezuela de Nicolás Maduro, varios artistas de ese país han dejado ver en redes sociales su indignación. El cantante Omar Enrique dijo en varios trinos que Fher no debería estar preocupado por Venezuela “preocúpate por los 43 estudiantes que desaparecieron en un día”. El merenguero olvida que uno de los más sentidos mensajes los dio precisamente el vocalista, cuando remató su intervención en un video publicado en youtube, con la consigna con la que salieron miles de manifestantes en México: “Nos enterraron sin saber que éramos semilla”.
Fher y su grupo Maná siguen dividiendo opiniones, para algunos se trata de una de las bandas de Rock más importantes del continente, con una poderosa voz política y con una genuina preocupación ecológica. Para otros su rock es balndengue, uno de esos rockcitos inofensivos que le dan una falsa sensación de libertad a todo aquel que lo escuche. No le creen cuando intenta parecerse a Bono por su exhibicionismo ecologista y piensan que todas esas declaraciones políticas, casi siempre dirigidas hacia la izquierda, son dadas en plena gira, como una muestra de su oportunismo para obtener titulares gratis. Declaraciones como las que dio en Brasil hace un par de años cuando dijo que él tenía como Hobby hacer tertulias en su casa rodeado de intelectuales y prostitutas para volverse más sabio, le dan la razón a todo aquel que cree que Maná es rock para seminaristas que aún no definen su sexualidad.
En cualquier caso el video Mi verdad arrasa en redes sociales y ha avivado entre sus fans la fiebre por su música. El ataque calculado a Nicolás Maduro no hará más que agitar ese fuego. Las descargas del sencillo crecerán y también la imagen de Fher, otro de los falsos rebeldes del cada vez más incipiente pop latinoamericano.
