Preocupa la brecha sanitaria entre países, pues un año luego de iniciar la pandemia en enero —antes de que concluya el ensayo clínico de las once vacunas experimentales más avanzadas—, varios países desarrollados (EE. UU., los de Unión Europea, Reino Unido, Canadá, Japón) encargaron un total de 3500 millones de dosis para vacunar los suyos y podrán relegar el acceso vacunar a países no desarrollados.
Aunque los dirigentes de cada país sirven prioritariamente a sus conciudadanos, Richard Hatchett, de la coalición CEPI, le pide a Estados Unidos que se comporte como “líder” mundial y comparta las dosis que compre con otros países, algo que el presidente Trump negó. “Debemos persuadir a los líderes mundiales que mientras la vacuna esté en cantidad inicial limitada, debe compartirse en el mundo,” para no repetir el escenario de 2009, cuando los países ricos tomaron para ellos las primeras vacunas de la gripe H1N1.
La OMS denunció un "nacionalismo egoísta" en el acceso a la vacuna COVID. EE. UU. firmó contratos con seis fabricantes, garantizándose al menos 900 millones de dosis, para 330 millones de habitantes, que se comenzarán a entregar a finales del 2020. “EE. UU. tendría potencialmente exceso de vacunas (quizás 8 dosis por habitante), si todos los proyectos en los que invirtió tienen éxito”, dijo R. Hatchett en Londres.
La administración Trump informó en sept.1/2020 que no se unirá al esfuerzo de la OMS para desarrollar, fabricar y distribuir una vacuna en la población mundial de mayor riesgo contra el COVID19. Estados Unidos justificó su decisión al criticar la “corrupta” Organización Mundial de la Salud, que impulsa la iniciativa. El portazo llega poco después de que Estados Unidos anunciase el congelamiento de fondos al organismo e iniciara su retirada formal de este, prevista al mediar 2021, por “malgestión y encubrir” la propagación de esta pandemia.
EE. UU. no participa de la herramienta COVAX, que busca la distribución equitativa de vacunas de COVID-19 en los países con menos recursos. Jude Deere, vocera de la Casa Blanca, señaló a la prensa que Estados Unidos no participará de tal iniciativa, por coordinarla la Organización Mundial de la Salud (OMS). “EE. UU. trabajará junto a sus socios internacionales para asegurarse de derrotar este virus, pero no será limitado por organizaciones multilaterales, influidas por la corrupta Organización Mundial de la Salud y China".
Al otro lado están los países que no aseguraron vacunas ni siquiera para la mitad de su población, como Costa Rica, Perú, Venezuela, Turquía o Egipto. The People 's Vaccine Alliance, una coalición que incluye a la Ong Oxfam, a Amnistía Internacional y Global Justice Now, advirtió que los países ricos con solo el 14 % de la población mundial, adquirieron para ellos el 53% de las vacunas más prometedoras. Pero 70 países de bajos ingresos solo podrán vacunar a uno de cada diez habitantes en 2021.
El escenario no sorprende. Desde que las compañías y laboratorios se embarcaron en la carrera por la vacuna, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que su distribución requería el trabajo conjunto de todos los países, especialmente los más ricos. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, señaló a finales de noviembre de 2020: “Debemos actuar en solidaridad. Se ha dado muy poca asistencia a los países con pocas capacidades para enfrentar el reto de la COVID-19”.
Las iniciativas que buscan democratizar las dosis: La OMS, la Alianza Mundial para Vacunas (GAVI) y la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), crearon el programa COVAX, que unió a 172 países. Quieren crear un portafolio de vacunas para compartir los riesgos financieros y asegurar una distribución equitativa. Entre sus planes incluye conseguir 2000 millones de vacunas para inmunizar al 20 por ciento de la población de las naciones pobres en 2021. Según COVAX, “Hay alto riesgo de no lograr un funcionamiento exitoso”, eso llevará a que muchos no se inmunicen hasta 2024.
La Unión Europea afirmó que apoyará la distribución equitativa y facilitará asistencia a las naciones más vulnerables. En los últimos días, el Banco Europeo de Inversiones y la Comisión Europea aprobaron una ayuda financiera al COVAX por 500 millones de euros, para un total de 850 millones al programa, convirtiéndose en su mayor donante. Angela Merkel presidenta del Consejo Europeo, reiteró en la última reunión del G20 su preocupación al no asegurar la vacuna a los países más pobres del mundo.
China y Rusia también promocionan sus vacunas como bien común de la humanidad. Saben competir con las farmacológicas occidentales, convirtieron a algunos países en desarrollo en sus compradores y aliados. Los ensayos clínicos de cinco vacunas de laboratorios chinos se hicieron en Indonesia, Egipto, Arabia Saudí, Argentina y Brasil. El profesor de relaciones internacionales en la Universidad Externado, David Castrillo explicó que a cambio, dichas empresas prometieron a esos países acceso preferencial a la vacuna; a algunos les donaron miles de dosis; con otros firmaron pactos de cooperación para facilitar la producción en países como Brasil, Argentina e India. (Aparte, Colombia no acogió ninguna opción de acuerdo con ellos).
Emiratos Árabes Unidos fue primero en aprobar el uso de emergencia de la vacuna china de Sinopharm, otros países planean hacerlo pronto. Además de los acuerdos, China prometió prestar mil millones de dólares en Latinoamérica y el Caribe, para que compren sus vacunas, y en octubre se unió al COVAX. Castrillón cree que el Gobierno de Xi Jinping “se toma muy en serio su rol como una gran potencia”.
Putin afirmó que la vacuna Sputnik V se distribuirá prioritariamente en los países de ingresos medios y bajos. Asegura tener peticiones de 1.200 millones de dosis para 50 países, y acuerdos con firmas en Corea del Sur, India, China y Hungría. Ganar la carrera de la vacuna es su obsesión, pues Occidente tiene ventaja, aunque Estados Unidos se retiró de la OMS. Putin no vaciló al pedir a los científicos rusos que aprobaran el fármaco a falta de pruebas finales. 150 países crearon el Centro de Acceso Global a Vacunas contra el COVID, COVAX para acceder a la vacuna y luchar contra la pandemia que no tiene frontera geográfica.
Estados Unidos optó por la compra directa de sus dosis de la vacuna en pago anticipado a las empresas farmacéuticas desarrolladoras. Así compró cien millones de dosis a Pfizer, otras a AstraZeneca, Sanofi y Moderna. La OMS intentó mantener a Estados Unidos en el mecanismo COVAX, al punto que mejoró las condiciones del acuerdo para los países ricos que formen parte, según reportó la agencia Reuters.
No obstante, EE. UU., Canadá, Japón, Reino Unido y los 27 de la Unión Europea, optaron por reservarse millones de dosis de 33 avanzadas vacunas en desarrollo, contra la advertencia del OMS que ello reduce la disponibilidad mundial para otros países. Costa Rica, anunció que contactó tres farmacéuticas con estas vacunas en desarrollo: la Astra-Zeneca (Suecia), la Sinovac (China) y la Pfizer (Alemania).
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, se alzó en noviembre contra todo "nacionalismo" sobre la vacuna y abogó por que compartan herramientas para combatir la COVID-19. "El nacionalismo de vacunas no es bueno. Esto no ayuda en una pandemia", declaró durante el Foro de Seguridad de Aspen, tres días de debates que este año se celebran telemáticamente.
"Debería haber un consenso mundial para que cualquier vacuna sea un bien público común; [...] es un compromiso político". Para él, no se trata de "compartir por compartir", sino porque es una necesidad y que esto beneficiaría incluso a los países mejor equipados: "No dan caridad a los demás. Lo hacen por ellos mismos, pues cuando el resto del mundo se restablece y se abre, igualmente se benefician".
Tal preocupación compartida por varias organizaciones, condujo a crear el sistema COVAX, para comprar y distribuir equitativamente 3000 millones de dosis en 2021, por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la CEPI y la Alianza para la vacuna, Gavi. “Pero Estados Unidos está potencialmente en posición de tener demasiadas vacunas si todos los proyectos en que invirtió tienen éxito”, dice Hatchett
A su vez, se incorporaron 100 países en vías de desarrollo y 80 países desarrollados; por su parte, la Unión Europea anunció en octubre una contribución de 400 millones de euros. Pero el COVAX hasta noviembre de 2020 solo adquirió 300 millones de dosis de Astra Zeneca, grupo farmacéutico que firmó por separado asociaciones con Estados Unidos, Europa, Rusia, Corea del Sur, China, Brasil, entre otros.
Tal iniciativa, vinculada a la OMS, permitirá a las naciones aprovechar un conjunto de posibles vacunas para garantizar que sus ciudadanos tengan una cobertura veloz con aquellas que sean consideradas efectivas. La OMS dijo que los gobiernos que hacen tratos con fabricantes particulares de vacunas, podrían beneficiarse de su integración en el COVAX, porque podría suministrarles vacunas de respaldo en caso de que resulten ineficaces las que negocien de manera bilateral con los fabricantes.
El COVAX hasta diciembre solo adquirió 300 millones de dosis de AstraZeneca, un grupo farmacéutico que firmó por separado asociaciones con Estados Unidos, Europa, Rusia, Corea del Sur, China, América Latina, y Brasil. Un semestre luego de iniciar la pandemia, e incluso antes de que concluyan los ensayos clínicos de las vacunas experimentales, solo algunos países desarrollados (Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido, Canadá, Japón, China, Rusia, India), tienen acceso directo a las vacunas de sus industrias.
El mecanismo COVAX de la OMS, tiene como meta distribuir en 2021 al menos tres mil millones de dosis de la posible vacuna contra el COVID-19, de forma equitativa, entre más de 180 países, hoy participantes del COVAX, entre ellos Colombia. El mecanismo tiene un límite: sólo entrega vacunas para máximo 20% de la población en cada país. Por ello todos los países deberán buscar otra opción para acceso masivo a la vacuna.
En septiembre 21/2020 el consorcio internacional Gavi, dedicado a la vacunación contra enfermedades infecciosas en zonas subdesarrolladas, anunció que 100 millones de dosis suplementarias de las futuras vacunas contra el COVID-19 fueron reservadas para los países más pobres. Las vacunas, que se suman a 100 millones de dosis anunciadas en agosto, serán vendidas a 3 dólares, según esta alianza internacional.
Desarrolladas por las empresas farmacéuticas sueco-británica AstraZeneca y estadounidense Novavax, estas vacunas luego serán fabricadas por el grupo indio SII, el más grande del mundo en inmunización, que las donaría en 2022 al sistema COVAX, de la coalición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para favorecer el acceso global y cofinanciar a países pobres. En esa línea, la biotecnológica americana Novavax, se asoció al grupo indio SII para producir allá mil millones de dosis de su vacuna.
“La meta de la OMS es vacunar a todo el planeta bajo las prioridades clínicas, al margen de las nacionalidades, iniciando por el 20% de personas más vulnerables de cada país”. Pero la Unión Europea selló acuerdos propios con los laboratorios europeos, sin decir si Estados Unidos tendrá el plan COVAX. A largo plazo, Hatchett dice que la CEPI aún debe recaudar entre US$800 millones, de US$2.100 millones necesarios para seguir investigando las vacunas. Porque nada garantiza que los desarrollos actuales sean 100% exitosos.
Las negociaciones de CEPI, financiada principalmente con donaciones públicas y privadas, incluida la Fundación Gates, están en curso con otros laboratorios, pero no se anuncia ningún acuerdo. Ni siquiera con la biotecnológica estadounidense Moderna, pese a que la CEPI invirtió en ella muy pronto.
Aunque el CEPI sigue en contacto con Moderna, para una inversión tan pequeña no puede tener las mismas exigencias, reconoció Hatchett. El objetivo ideal de la OMS es vacunar a todo el planeta según un orden de prioridad independiente de las nacionalidades, comenzando por el 20% de las personas más vulnerables de cada país, incluido el personal médico, antes de pasar al resto de la población vulnerable.
“Entiendo por qué lo hacen, pero es desafortunado que los gobiernos compren más vacunas de las necesarias para sus vacunaciones prioritarias”, dice el titular de CEPI. No obstante, la coalición cree que con 172 miembros del COVAX, puede negociar buenos precios. “Esa es una de las razones por las que pedimos a los países que confirmen su compromiso con el dispositivo, cuanto mayor sea el de los países que negocian juntos, mayor será nuestro poder adquisitivo y más atractivo será el precio”.
“La meta de la OMS es vacunar en el 2021 a todo el planeta, bajo prioridades clínicas, al margen de las nacionalidades, iniciando por el 20% de personas más vulnerables de cada país.” Pero la Unión Europea selló acuerdos propios con los laboratorios europeos, sin decir si usará el plan COVAX. A largo plazo, Hatchett dice que la CEPI aún debe recaudar entre US$800 millones, de US$2.100 millones necesarios para seguir investigando las vacunas. Porque nada garantiza el éxito del proceso actual.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió en septiembre 30/2020 la "inmediata inyección" de US$15.000 millones para un fondo mundial que permita comprar y distribuir vacunas contra la COVID-19. La iniciativa ACT-acelerator, que lidera la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya recibió US$3.000 millones del total de US$38.000 millones necesarios para producir y entregar 2000 millones dosis de vacunas, 245 millones de tratamientos y 500 millones de diagnósticos en el año 2021.
Bill Gates anunció que su fundación firmó un acuerdo con 16 empresas biotecnológicas para extender el acceso mundial a las vacunas, diagnósticos y terapias. Agregó que el mundo está a un paso de "una gran conquista científica". Pero dijo que los países de ingreso bajo o medianamente bajos, que equivalen a la mitad de la población mundial, solo pueden vacunar contra la COVID-19, al 14% de dicha población.
Alex Gorsky, director ejecutivo de la farmacéutica de Estados Unidos, Johnson & Johnson que integra la Fundación Gates, dijo en la cumbre convocada por la OMS, que para mediados del año 2021 su grupo empresarial planea despachar casi 500 millones de dosis de vacuna a los países con menores ingresos económicos.
Hay otro enorme desafío de la inmunización, pues Latinoamérica debe vacunar sus 550 millones de habitantes, cuando sus programas inmunizadores han retrocedido por campañas desinformativas. En el 2019, a causa de la crisis, por primera vez en 25 años, Brasil no logró cumplir los objetivos de ninguna programa de vacunas que suministró rutinariamente. Es la tendencia que ocurrió en varios países de la región en las campañas anti-vacunas, además hay una creciente renuencia a inmunizarse.
"Creo que el principal desafío será cómo mantener actualizado el programa de vacunación que ya estaba afectado por la crisis, aún antes de la pandemia de COVID-19 y cómo incorporar ahora a ese programa la nueva vacuna del COVID", afirmó Cristiana Toscano del sistema de salud de Brasil.
"Serán desafíos logísticos y operacionales que requerirán movilización, entrenamiento, combatir la renuencia a la vacunación, además de toda la organización de distribución y administración de las 35.000 unidades de vacunación", agrega la experta. ¿Demasiado optimismo? Todo lo anterior, sin embargo, es bajo el supuesto de que realmente habrá una vacuna que será efectiva y segura.
Aún no se sabe si alguna de las vacunas probadas en Brasil u otras partes del mundo, mostrarán un resultado positivo al finalizar los ensayos clínicos. ¿Qué ocurrirá si fracasan las vacunas candidatas que Brasil adhirió, por ello su gobierno diversificó sus opciones buscando unirse a la iniciativa COVAX de la OMS, que intenta garantizar el acceso global rápido e igualitario a la vacuna contra el COVID-19.
Brasil negocia vacunas en acuerdos preferenciales con la Universidad de Oxford, Rusia y China para el acceso masivo a las vacunas que se prueban en ese país, que inicialmente recibiría la materia prima para llevar a cabo las etapas finales de producción. Ambos acuerdos incluyen la necesaria transferencia de tecnología, para que Brasil posteriormente pueda producir las vacunas desde el inicio.
En el acuerdo con Oxford-AstraZeneca, el gobierno brasileño invertirá US$127 millones a cambio de tecnología y equipo para que Fiocruz pueda producir inicialmente 30 millones de dosis de la vacuna en fase de pruebas. Si la vacuna demuestra efectividad, Brasil podrá producir otros 70 millones de dosis.
El acuerdo entre Sinovac y Butantan ofrecerá a los brasileños 120 millones de dosis de la vacuna. Los funcionarios brasileños han indicado que esperan poder comenzar a vacunar a algunos de sus ciudadanos en el primer semestre de 2021. Algunos expertos, sin embargo, han expresado dudas de que el país realmente esté en capacidad para producir dentro de seis meses la enorme cantidad de dosis de vacunas que necesitará para sus 212 millones de habitantes.
Los expertos coinciden en que, por ahora, toda apuesta a una vacuna es arriesgada mientras no conozcan con certeza los resultados de los ensayos clínicos. Decir que una vacuna será 100% efectiva en el 2020 podría ser una afirmación optimista. "Es importante recordar que no debemos esperar una solución mágica y aún puede haber mutaciones ", expresó el exsubdirector de la OPS, Jon Andrus.
"Debemos ser humildes, recordar que no siempre fuimos exitosos, hay muchas enfermedades para las que no hemos podido encontrar una oportuna vacuna aunque se trabajó durante décadas con ellas, como el VIH". "Por eso es importante la prevención actual: intervenciones de salud pública para mantener el distanciamiento social, usar mascarillas, realizar pruebas y rastreo de casos, y las prácticas de higiene masiva". La OMS está de acuerdo en ello.