Crecí en la época de la Guerra Fría, un conflicto que enfrentaba a las dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión soviética, que intentaban extender su modelo ideológico a través del globo terráqueo, una tensión que se vivió en todos los campos sociales y de comunicación, entre otros espacios más complejos. Pero quiero hablar de cómo el manejo de los medios de comunicación y todo lo que llegaba a nuestras casas en la televisión y en el cine marcó nuestras vidas.
Una linda época, nosotros como colombianos y demócratas capitalistas con un Estado de derecha, fieles aliados de los Estados Unidos, podíamos ver las maravillas del cine y series gringas, ¡eeeee, qué maravilla!
Fuimos fieles televidentes de 'Lobo del aire', 'El hechicero', 'Misión imposible', 'Rambo', 'Terminator', 'Macguiver', 'El auto fantástico', 'Los magníficos' y los mejores soldados en la serie de Vietnam llamada 'Misión del deber'. Esta última mi preferida, recordaré siempre al sargento Ruiz, un verraco de esos valientes de verdad. En fin, una época con un bombardeo de información basado en intrigas , espionajes, guerras, super soldados, autos que hablaban y hasta guerra de hombre máquina, como el Terminator de Jhon Connor.
En mi mente de niño siempre quise hacer lo que veía en la TV, es que todo era tan fantástico, imitaba muchas cosas, como es normal en los niños.
A continuación les contaré cómo a los 10 años con mi primo de 15 construimos un artefacto explosivo a escondidas, siguiendo los pasos de Macguiver y los soldados de 'Misión del deber'. Estábamos preparados, ya habíamos visto suficiente Tv y nos dijimos ¡vamos hacerlo! Así que empezó el plan.
Fuimos juntos una ferretería donde compramos un tubo de hierro, tornillos y balines, luego fuimos a un taller para que la parte de atrás del tubo fuera cerrada a punta de golpe de una masa, así que teníamos ya un tubo cañón y la metralla, luego fuimos a comprar pólvora como era normal en la época, pólvora de carpeta o totes y de los totes más grandes también las llamadas "matasuegras" para sacarles toda la pólvora.
Las carpetas tenían pólvora gris y las "matasuegras" pólvora negra. ya eso lo teníamos identificado, además incluimos pólvora de traki traques, un cóctel explosivo, nada que no pudiésemos hacer, estábamos decididos a hacer el "operativo", nos habíamos entrenado con Macguiver. ¿Que nos podía pasar?
Mezclamos la pólvora al fondo del tubo de hierro y la amasamos con los balines y tornillos, dejando todo bien tasado con presión.
Está misión se trabajó día a día en el patio de la casa, un patio de tierra lleno de árboles frutales, escondidos y teniendo mucho cuidado a ser descubiertos, así preparamos el plan.
Una vez terminado el tubo, debíamos ponerlo a una cuadra de la casa y apuntando hacia un lote baldío que había entre dos casas, el tubo apuntando sostenido por un soporte de madera y detrás una vela cubierta con medio vaso de plástico para que no se apagara, de esta manera solo sería cuestión de tiempo, debíamos esperar a que se calentara el tubo y este a la pólvora para que saliera disparada hacia el aviso metálico que se encontraba en el lote, el objetivo era ver cómo lo traspasaba .
Nadie en la casa podía sospechar de semejante peligro que corríamos haciendo eso, porque además nadie nadie en el barrio podría levantar calumnias de nosotros, en casa siempre nos defendían, era una alcahuetería fantástica, nuestro testimonio era suficiente para desvirtuar a los vecinos que ponían quejas, un respaldo total, una cohesión de soldados en combate, fieles a la causa de un par de niños que solo jugaban y se divertían.
Todo sucedió un sábado a las 12:30 de la noche, salimos y esperamos a que los vecinos cerraran sus puertas y colocamos todo como fue planeado, todo saldría perfecto, así que una vez hecho nos sentamos a ver escondidos desde la terraza de la casa el desenlace.
Pasados 15 minutos, ¡explotó! Sonó un ruido ensordecedor, salimos corriendo a acostarnos y el estruendo fue tal, que levantamos a todo el barrio, los vecinos salieron a las puertas, se escuchaban llantos, la vecina de la casa del lado gritaba...
¡Una bomba! ¡Una bomba! ¡La guerrilla! Ay, Dios mío, ¡¡¡porqué!!!!
La vecina del frente salió y se arrodilló en la terraza de su casa y dijo: "es el fin del mundo, Jehová, ¡llévame a tu diestra!"
Los otros vecinos llamaron a la policía, una vecina chismosa dijo que había visto a unos tipos en una moto, aseguró que era la guerrilla. Toda una noche de sábado con los nervios de punta, pero nadie entendía qué había pasado.
El tubo nunca se encontró, quién sabe a dónde voló y dónde pudo caer, el proyectil salió y abrió un hueco en el aviso, como lo habíamos planeado, pero nosotros nos hicimos los dormidos.
En casa no despertaron porque tenían un sueño profundo y nosotros dormimos emocionados y felices porque nuestro plan había sido un éxito, aunque estábamos con miedo porque el estallido fue terrible y había causado mucho temor en los vecinos, pero ya estaba hecho y lo habíamos logrado, solo quedaba esperar para ver al día siguiente lo que había pasado con el letrero.
Muy temprano llegó una vecina a la casa.
-Mira, niña Maruja, anoche esos pelaos nietos tuyos pusieron un tote y despertaron al barrio. Qué es eso, niña, ¡¡¡eso fue terrible!!!
-Mira, mija, deja de calumniar a mis muchachos, que son niños que no saben de eso, ellos se acostaron temprano y están dormidos aún, dejen de inventar esas cosas y ya, niña, vete para tu casa, deja el chisme.
Era el año 1989, plena guerra con los carteles de la droga, donde los bombazos y atentados eran el pan diario en los noticieros y se vivían momento de tensión y mucho nerviosismo, por eso la explosión asustó tanto a los vecinos.
Mi primo se creía Macguiver y yo el sargento Ruiz ejecutando las órdenes y atreviéndome a hacer lo que la misión determinara.
Yo vivía la serie de 'Misión del deber'. En el imaginario de un niño pude realizar ese sueño de construir un artefacto que nos ha podido quitar la vida, una irresponsabilidad, una pilatuna que aún recordamos.
Así fue que crecimos con la Guerra Fría, con esa influencia de conflictos armados, de pelea, división del mundo, los cumpleaños de los niños se hacían de rambo y los magníficos y E.T no existía Peppa pig ni Bob Esponja, nuestra generación creció viendo la toma del la embajada dominicana en Bogotá, viendo la toma del palacio de justicia, viendo la guerra entre carteles, entre guerrilla y paramilitares y para terminar de ajustar, todos esos programas de televisión que pasaban series de guerra, así crecimos la llamada generación X, hijos de padres de la generación baby boomers que vivieron la época de la paz y el amor. (Los baby boomers son la cohorte demográfica que sigue a la generación silenciosa y que precede a la generación X. La generación se define generalmente como las personas nacidas entre 1946 y 1964, durante la explosión de natalidad posterior a la Segunda Guerra Mundial.)
La generación X ha sido la generación que más creció con padres separados, hijos en muchos casos no deseados, fue la explosión del amor, así nacimos y así llegamos los de la generación X, hechos con amor, entre los Beatles y leonardo Fabio, se vivía la libertad el Woodstock, de eso salimos y así llegamos a crecer con toda esta influencia de súper héroes, súper soldados, súper espías, de guerra fría y conflictos internos, dónde los débiles no tenía cabida y la niñez era un reto constante de supervivencia y ni hablar del bullying esa palabra no existía a la época, fue una niñez diferente, en casa eso de sicólogo y trabajadora social para ayudarnos, no se usaba, cada quien se defendía cómo podía, muchos padres decían:
"No me venga con quejas del colegio usted puede defenderse solo"
Así crecimos entre Rambo y Terminator, entre los magníficos, Rocky Balboa y Volver al futuro, una generación maravillosa de niños que se convirtieron en adultos aún siendo niños y que difícilmente se volverá a repetir.
Ver también:
Los errores por los que los colombianos empezaron a odiar a Caracol y RCN