La Bogotá Humana: un ejercicio de memoria

La Bogotá Humana: un ejercicio de memoria

Aquellos que permanecieron 4 años volcados en una arremetida monumental contra la Bogotá Humana son quienes ahora llaman a “mirar hacia el futuro”

Por: Mateo Córdoba Cárdenas
enero 05, 2016
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La Bogotá Humana: un ejercicio de memoria

Para Peñalosa todo ha sido palmas y coronaciones. Ya ganó las elecciones, ya nombró gabinete, ya se posesionó y, por supuesto, recibió la declaración de amor de un cabildo distrital recién juramentado. Sin embargo, Enrique ha de sentir un sinsabor en sus primero días como regidor de Bogotá y, como tanto insisten los medios, segundo hombre más poderoso del país: La andanada mediática sigue sin poder enterrar (al menos en términos del debate político) el proyecto de la Bogotá Humana y, concretamente, a Gustavo Petro.

Las administraciones entrantes a nivel local, regional y nacional siempre se enfrentan a diferentes rezagos del gobierno anterior pero en esta ocasión los peñalosistas, los férreos y seniles contradictores de Petro (hay algunos serios y sensatos) y un sinfín de analistas, parecen no soportar que, tras salir del Palacio de Liévano, Gustavo siga pintado en los labios de la ciudadanía. Aquellos que permanecieron cuatro años volcados en una arremetida monumental contra la Bogotá Humana –con Mockus y Peñalosa como ‘argumentos históricos’– son quienes ahora llaman a “mirar hacia el futuro”, a “pensar en Bogotá”, a “superar a Petro” y, en resumidas cuentas, a asumir la debacle electoral que se supone lleva más de un par de meses traducida en un muro de nostalgia infranqueable que presuntamente hemos levantado quienes vimos virtudes en aquel proyecto progresista al frente del distrito capital. Pero claro, que a uno lo reciban como alcalde de Bogotá con “#GraciasPetro” como tendencia en Twitter puede hacerle dudar por un momento sobre el alcance del triunfo en las urnas, entonces el blindaje ético ante tal demostración de dignidad ciudadana es el insidioso llamado a superar, a olvidar, a asumir el devenir de la coyuntura, como si estuviese tan ‘dada’ como nos la pintan.

Este artículo no se trata de una nueva crítica a Peñalosa y el modelo de ciudad que poco a poco va dejando ver (sin grafitis, sin empresas públicas, sin humedales, etc.), es, más bien, un intento de poner en su justo contexto la mención a la Bogotá Humana que, llegada la flamante “Bogotá para todos”, sigue siendo epicentro del ‘opinadero’ político en redes, radio, TV y las calles mismas. Hace unos días la senadora Claudia López comparaba la permanente retahíla del uribismo contra Santos con la sublimación de los triunfos y avances de la Bogotá Humana que desde el petrismo y la izquierda como amplio espectro han surgido casi de manera viral en las redes sociales, nido del “debate político 3.0”. Craso y groserísimo error de la senadora López intentar hacer tan desafortunada comparación, pero este maniqueísmo ha venido tomando más fuerza de la pensada. Personajes como Vladdo y Daniel Samper Ospina posan de imparciales haciendo el mismo fatal llamado a la “cordura” señalando a todo intento de justa evaluación de la alcaldía saliente como fundamentalista, resentido, nostálgico e incluso pendenciero. Ahora resulta que se puede comparar a un sector juvenil consagrado en las redes sociales rememorando y haciendo análisis cabales de cuatro años de administración Petro con el siempre camorrista uribismo que se da golpes de pecho recordando palurdamente a la seguridad democrática. Pues no señores, esto no es fundamentalismo, esto no es necedad. Habría que ser muy caradura para decirle a un reciclador que “lo supere”, para convocar a los vendedores ambulantes a “olvidar”, para acusar a los habitantes de calle de resentidos por recordar lo que era día a día el advenimiento de una vida un poco más digna.

Reducir a una pataleta o lloriqueo el invocar las bondades de una ciudad humana, que se gobernó durante cuatro años en miras de envilecer los procesos de segregación cultural, socio-espacial y económica, es simplemente insultar la capacidad ciudadana para hacer sus propias evaluaciones. Para reivindicar el legado de Petro en Bogotá nunca será necesario proferir críticas contra Peñalosa, sin embargo, son procesos que serán justipreciados comparativamente porque la Bogotá Humana no es mártir y no dejaremos que en ello se convierta. La Bogotá Humana es y será, para la ciudadanía históricamente desatendida, un eterno ejercicio de memoria y dignidad.

Mateo Córdoba Cárdenas

Twitter: @DurkheimVive

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