El 5 de septiembre de 2019 un grupo de tuiteros uribistas se dio cita en el Hotel Hilton para conversar sobre redes sociales. El evento fue celebrado por el propio expresidente, y aunque en un principio parecía una reunión más, cinco días después el evento cobró la cabeza del entonces consejero presidencial para la Innovación y la Transformación Digital, Víctor Muñoz, quien participó y dirigió una de las charlas que se llevaron a cabo entre las 9 a.m. y las 4 p.m.
La gran pregunta era qué había dicho Muñoz para poner su puesto en el gobierno en riesgo. El 9 de septiembre presentó su carta de renuncia por culpa de un chat de WhatsApp en el que hizo recomendaciones para el uso de las redes sociales, principalmente Twitter.
Una investigación realizada por La Liga Contra el Silencio, una alianza de medios en Colombia para adelantar duras investigaciones, reveló cinco meses después el contenido del chat, cuando Víctor Muñoz recién fue rencauchado en Palacio por el presidente Duque, quien lo nombró consejero para asuntos económicos y la transformación digital, un nuevo cargo hecho a su medida. Lo que se había tramado era una guerra sucia para contrarrestar las críticas hacia el uribismo y el gobierno.
Después de la reunión en el Hotel Hilton, la cónsul en Orlando y tuitera uribista, Claudia Bustamente, quien había sido candidata del Centro Democrático para ocupar una curul en el Congreso en 2018, creó un grupo de WhatsApp en el que Muñoz también se convirtió en administrador. Él junto a Bustamante liderarían la estrategia en redes sociales para defender las causas del uribismo pero muchas veces con falsas verdades, y 86 influenciadores más se convirtieron en su bodega.
Claudia Bustamante conoció al expresidente Uribe en 2003 cuando este asistió al funeral del tío de su esposo, el empresario antioqueño Julio Ernesto Urrea, uno de los diez hermanos fundadores de la marca de ropa interior Leonisa. Desde entonces se fue acercando poco a poco a Uribe hasta convertirse en una de las mujeres de mayor confianza, tanto así que en 2016, cuando el entonces presidente Juan Manuel Santos viajó hasta Rionegro para informarle a su antecesor que el acuerdo de paz con las Farc ya estaba firmado, la única testigo de ese encuentro fue Bustamante.
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Su fervor uribista, que se ha traducido en importantes marchas como la del primero de abril de 2017 contra Santos, fue recompensado en este gobierno de Iván Duque con un puesto diplomático, a pesar de no contar con la experiencia y formación necesaria para asumir el cargo, después de haber sido candidata al senado por el CD.
Claudia Bustamante fue la creadora del grupo de influenciadores. Desde entonces, se puso en la tarea con Víctor Muñoz de dar directrices sobre las tendencias que podrían crear para encausar la opinión hacia sus intereses como una manera de reacción ante las críticas y hechos que los perjudicaban. Un ejemplo de eso fue la tendencia #NoVeoNoticiasUno, que apareció en Twitter el 8 de septiembre, apenas tres días después del encuentro en el Hotel Hilton y fue propuesto por Víctor Muñoz en el chat de influenciadores, como lo comprobó La Liga Contra el Silencio. En total, fueron publicados 376 tuits entre septiembre y diciembre.
Hace tan solo unos días Claudia Bustamente decidió cerrar su cuenta de Twitter, en la que tenía más de 80.000 seguidores.
Otro de los que aparece como integrante del grupo de influenciadores es Carlos Escobar Marín, quien estuvo preso en Estados Unidos por fraude informático al usar tarjetas de crédito falsas. Escobar Marín es un hombre que tiene diálogo directo con el expresidente Uribe y hoy en día se presenta como experto en seguridad informática y en redes sociales. Además, Escobar también estuvo relacionado con el caso del hacker Andrés Sepúlveda en 2014 y la campaña presidencial de Óscar Iván Zuluaga.
Dos personas que trabajan en la Unidad de Trabajo Legislativo del senador Álvaro Uribe también integraron el grupo de infulenciadores. La primera fue su jefe de prensa, Stephanie Carrillo, que lleva varios años junto al expresidente, y el segundo fue Hernán Darío Cadavid Márquez, que tiene el cargo de asesor.
Los personajes de alto vuelo que aparecen en el grupo incluyen otros excandidatos del Centro Democrático, como el caso de Miller Soto, quien aspiró a la Gobernación de La Guajira pero perdió la puja por el aval del partido con la exrectora de la Universidad de La Guajira, Maritza León, quien además es directora regional del Centro Democrático. Lo curioso es que Soto no aceptó los resultados de la encuesta que se realizó para definir el candidato, e incluso rechazó la metodología porque según él no le dio garantías. Sin embargo, parece que ese inconveniente no fue problema para continuar en las toldas del uribismo y más su compromiso con el grupo de influenciadores.
Pero los tuiteros con mayor actividad en las redes sociales desde que se creó el grupo de WhatsApp fueron unos que manejan un anonimato mucho mayor y que han usado para difundir información falsa.
Es el caso del usuario @Arquiman2, quien por ejemplo difundió una tendencia acusando a Petro de haber sido el asesino de Dylan Cruz, el joven que murió después de que un agente del Esmad le disparara en la cabeza durante las protestas del Paro Nacional en noviembre pasado.
Por lo menos otras siete cuentas relacionadas con la bodega uribista se han dedicado abiertamente a difundir información falsa en sus cuentas te Twitter. Es el caso de @fredsanl, @ArgiroCasta58, @pilar_rod, @eliafaher, @jarizabaletaf, @ANIABELLO_R y @jaimevillarestr, como lo comprobó Colombia Check.
El uribismo encontró en las redes sociales el lugar perfecto para entablar una férrea defensa de su ideología, pero también para atacar a quienes critican al gobierno Duque o a aquellos que no comparten sus posturas. Han hecho política desprestigiando falsamente a algunos contradictores, y aunque no han cometido ningún delito, queda la pregunta sobre qué tan ético resulta el ejército de tuiteros que hoy defienden a capa y espada a sus dirigentes.