Por la calle central de la Bocana hecha de arena y humedad viene un muchacho empujando una carretilla hechiza que trae a una niña de 14 años embarazada y en estado de riesgo; la sigue una comitiva de pequeños vecinos y su madre que más bien parece la hermana mayor. Dos guardacostas la reciben y con ella en brazos descienden por la rústica escalera del muelle hasta una lancha de la Armada para trasladarla a Buenaventura.
La enfermedad pulmonar se agrava y de pronto todo se convierte en un operativo de emergencia. Un paciente anciano atendido durante una misión médica no respondió a la terapia en el puesto de salud y en carro moto lo llevaron al muelle para su posterior traslado a la Clínica Santa Sofía de Buenaventura, jocosamente llamada por los nativos “Santa Agonía”.
La Bocana como la mayoría de poblaciones de la costa tiene la bendición de la naturaleza exuberante que los reconcilia con la vida cada vez que padecen situaciones de salud como estas.
El pequeño caserío recibe a visitantes nacionales y extranjeros en temporada alta; turistas interesados en convivir con los nativos en hoteles sencillos y comer en la mesa de las matronas que se esmeran con los platos y con las historias que comienzan siempre “Con su debido respeto”.
Según el Capitán de Fragata Alejandro Sanín comandante de la Estación Guardacostas de Buenaventura, estas poblaciones a las que llama comunidades de mar han establecido con la Armada Nacional una relación estrecha y compleja. Como autoridad en el océano son represivos en temas como explotación de maderas, minería ilegal, piratería y delitos de narcotráfico que han aumentado de manera alarmante. La mínima presencia del estado en programas básicos de salud, educación y empleo ha permitido que bandas organizadas aprovechen para vincular a algunas personas de la población flotante con actos ilegales.
Así como se combate el delito se combate la pobreza. Los guardacostas del pacífico vallecaucano se convierten en eje de la trilogía gobierno, empresa privada y comunidad a través de las misiones médicas. Esta semana la jornada asistencial se realizó en la Bocana; participaron Profamilia, las fundaciones Felices Sonrisas por Colombia y Regala una Sonrisa con apoyo ginecológico, odontológico, medicina general, medicamentos, ropa, alimentos y juguetes. Por primera vez los niños de la Bocana recibieron clases de baile con Armagandi uno de los grupos más representativos del género urbano en Cali; la danza es tal vez la primera manifestación artística en los niños de esta zona que dejó ver habilidades intuitivas sorprendentes.
La Bocana es el corregimiento más cercano a Buenaventura pero de nada sirve. Durante la jornada de apoyo al desarrollo de la Armada Nacional se encontraron jóvenes sin registro civil y adultos sin cédula de ciudadanía, situación que los hacía invisibles para los sistemas de salud y educación. Por esta vez la mayoría se puso al día pero hay otras poblaciones costeras tan alejadas donde es posible que algunos de sus habitantes mueran sin existir jamás para el estado colombiano.