Adriana Bueno es una leticiana que regresó a su tierra luego de trabajar en el alto gobierno nacional, convencida de querer retribuirle a la gente de su ciudad parte de lo que ha recibido en la vida. Con este propósito creó la Fundación Hábitat Sur.
Nos encontramos con ella frente a la sede de la Biblioteca Luis Ángel Arango de Leticia y comenzamos a caminar hacia el Barrio Victoria Regia, otro asentamiento sobre palafitos al límite de la ciudad. Mientras recorremos el espacio dejado por el puente que se cayó y que era utilizado como entrada a las 32 casas que alojan un promedio de 5 familias cada una, nos muestra cómo el agua se ha llevado el suelo, lo que hace cada vez más profundo el abismo entre los tablones que sirven como calle central y el piso.
No puede ocultar su emoción cuando nos muestra el proyecto de pintura de las fachadas "El artista Diego Samper, con los pintores que intervinieron las fachadas de las casas de Mocagua replicaron en este barrio la experiencia.” Adriana llegó como voluntaria a ese proceso y nos describe cual fue su impacto:
El entusiasmo de Adriana es inagotable: además de todo, teje redes con las organizaciones públicas y privadas de la ciudad para adelantar proyectos que surgen de la iniciativa de las mismas comunidades. Los proyectos buscan promover el reciclaje pero también el gusto por el cine y la literatura. En los barrios se organizan proyecciones de cine o se instala una van llena de libros donada por la Policía de la ciudad y adaptada por Hábitat Sur. Todos pueden consultar una variedad de textos en una nevera que había sido encontrada en la basura pero que se ha convertido en una estación de lectura.
La acompañamos a dictar un taller en el cual se pretende cambiar la relación de la comunidad con la basura. Las mujeres van a convertir botellas plásticas en objetos útiles para la casa como tarros para guardar los granos. Los niños van a convertirlas en arte o en juguetes. Llega, saluda a todos por su nombre y comienza a moverse de aquí para allá, corta, pega, habla, muestra, se ríe.
Deja a todos haciendo algo con las botellas y vuelve para hablar de la Biblo Van. “Es parte de nuestra estrategia de promoción de la literatura y el cine, que nació como respuesta a las escasas alternativas que tiene la gente para dar un uso positivo a su tiempo libre en esta ciudad. Le propusimos a la Policía que nos prestara una de sus camionetas para llevar estas actividades a los barrios y accedieron. La transformamos en la calle, la gente pasaba y nos ofrecía ayuda, fue mágico ¡y la Biblo Van es un sueño!”
“En el proceso de adaptación de la Biblo Van, intenté meter una nevera vieja como mueble pero fue imposible. Entonces se me ocurrió montar pequeñas bibliotecas públicas, en diferentes sitios de la ciudad, en neveras recicladas. Y ya está en uso la primera.”
El único momento en el que Adriana baja la velocidad aparentemente inagotable que la habita, es cuando recuerda el motivo por el cual regresó a Leticia: la muerte de su padre. Ese hecho que la hizo cambiar de manera drástica el rumbo de su vida nos deja entrever que no sólo recibió mucho amor, sino que está decidida a darlo en grandes proporciones.
Fotografías: Camilo Rozo