Los niños del Socorro empezaron a conocer el Universo cuando la Biblioteca Antonia Santos abrió sus puertas. El grupo Halley, compuesto por físicos de la Universidad Industrial de Santander, les enseñan, una vez por mes, los secretos del cielo a los pequeños sedientos de curiosidad.
Astronomía kids es una de las ofertas que le presenta a los socorreños este lugar inaugurado oficialmente por el presidente Santos, El 28 de julio del 2012, en pleno bicentenario de la independencia y que lleva el nombre de uno de sus antepasados. El esfuerzo del ministerio por construir este edificio blanco y espacioso, de amplios ventanales que tienen como vista la imponente serranía de los Chiriguies, costó cuatro mil millones de pesos.
El dinero se ha visto retribuido en el entusiasmo de la gente. Los sábados, por ejemplo, los padres de familia llevan a ver a sus hijos las películas que, por la falta de una sala de cine en el municipio, pueden ver en el segundo piso de este edificio bioclimático que, sin importar que afuera los 33 grados del mediodía amenacen con quemar el verdor eterno de los cerros que rodean El Socorro, atemperan el calor, suavizan el ambiente y hacen que sea innecesaria la utilización del aire acondicionado.
Desde hace treinta años las sucesivas administraciones locales han sumido en el letargo cultural ha este municipio que fue la cuna de la rebelión que terminaría echando a los españoles del continente. Desde su creación La biblioteca le ha cambiado la cara al municipio y lo están transformando, poco a poco, en el eje cultural de la región. En sus escasos tres años de actividades la Antonia Santos ha quedado seleccionada entre las 22 bibliotecas que disputarían el premio Daniel Samper Ortega que reconoce a la mejor del país. Fue la única en Santander en quedar en ese grupo.
Desde la fecha de su apertura, Norberto Toledo ha estado a cargo de su coordinación. El modelo que siguieron lo copiaron de la Universidad Industrial de Santander quien, con los setenta millones de pesos que aporta al año, se convierte en su principal doliente. Norberto es una de las tres personas que trabajan a tiempo completo en el lugar. Sobre ellos recae la responsabilidad de atender a los doce mil usuarios que visitan la biblioteca cada año. El presupuesto casi siempre les queda corto. Al dinero que aporta la UIS se suman los sesenta y seis millones que da la administración municipal.
El problema principal que ha tenido es su posicionamiento local es que esté en las afueras del pueblo, justo en la cima de una pequeña loma. El impacto regional que tiene la biblioteca no corresponde al que debería haber tenido entre los habitantes del Socorro. Si la alcaldía tomara las riendas los procesos que se vienen adelantando tendría todavía más arraigo entre los niños socorreños quienes siguen viendo en la Antonia Santos el lugar en donde por un momento pueden convertirse en cineastas, pintores, escritores y hasta pueden viajar, sin pagar un precio, por la vía láctea.