En Latinoamérica vivimos tiempos difíciles: nos encontramos con luchas sociales que tratan de lograr mejores condiciones que nos permitan alcanzar una mejor calidad de vida para nosotros, nuestros hijos, nuestros ancianos, nuestros vecinos que sufren y tiemblan ante las muchas dificultades. Sin embargo, este camino se hace difícil cuando los gobiernos en su sed de poder y cegados por la avaricia provocan guerras entre hermanos que solo conducen a la muerte, a la desigualdad social, al odio y a la violencia, donde no hay un ganador en ninguno de los bandos.
Cabe anotar que las guerras bajo ninguna circunstancia son la salida a los problemas que como nación enfrentamos. No obstante, cuando el pueblo sufre con la opresión de un gobierno que reprime a sus ciudadanos haciendo uso de la violencia y las armas —provocando una ola de rechazo, además de pérdidas humanas—, la desobediencia cívica es la vía pacífica para reclamar.
El poder del pueblo es el que fundamenta la gestión pública. De hecho, los estados democráticos deben someterse a los ciudadanos, tomando siempre en consideración lo que la mayoría demanda. Y cuando los medios de comunicación manipulan la información intentando engañar a la población, las redes sociales se convierten en garantes de la verdad y de lo que realmente sucede en las calles. Es así que los ciudadanos se convierten en periodistas informando por cuenta propia lo que se intenta encubrir.
Por ejemplo, Mauricio es un joven colombiano que está siendo noticia y es el protagonista de un video que circula en las redes sociales y que se ha hecho viral por el contenido de su mensaje. De origen colombiano, pero con sentimientos reales y notorios por el pueblo venezolano, habla de la tan ansiada libertad que persiguen en una lucha de más de 20 años y que ha dejado cientos de muertes no solo de jóvenes sino también de niños que han salido a las calles a pedir un cambio.
El vídeo que ha sido reproducido más de dos millones de veces habla de la realidad del pueblo venezolano, la migración hacia países que han brindado una mano amiga y la lucha que no ha disipado el deseo por cumplir el sueño de ver una Venezuela libre.
La pérdida de amigos y hermanos no ha hecho que este valiente joven renuncie al camino trazado a partir de su incorporación a la lucha ni a los sentimientos que lo han convertido en un mejor ser humano. Por algo él termina diciendo que el amor es la única arma que es capaz de derrotar el odio que manifiesta la retórica y política sucia de un gobierno usurpador.