El dictador comunista cubano Fidel Castro (1926-2016) afirmó: “La batalla de ideas es nuestra arma política más poderosa”. De tal suerte que los demócratas desde hace años están notificados sobre un tema trascendental para la supervivencia de la libertad, porque indiscutiblemente el totalitarismo marxista le ha tomado ventaja a las fuerzas republicanas no solo en Colombia sino en toda la América Latina, desde el punto de vista ideológico, a lo que se suma la calumnia y los infundios en contra de líderes demócratas que han sido una poderosa barrera frente a las intenciones abyectas del comunismo, cuyos objetivos de entrada son enajenar y adocenar a la ciudadanía para luego conquistar el poder político y consolidar su dictadura.
Sin embargo, en Colombia sectores de lo que llaman izquierda dicen que no se puede pensar diferente, ¿pero sobre qué no se puede pensar diferente? Ya que con esa expresión han enredado todo el tiempo a muchos ciudadanos, como si en el país existiera una dictadura que impusiera el pensamiento político único, so pena de ser torturado y asesinado, como sucede en las dictaduras comunistas, Por lo tanto es paradójico esbozar que no se puede pensar diferente, cuando en el país no hay claridad ideológica, en lo referente a la esencia de las doctrinas que se enfrentarían en un debate.
Los jefes marxistas en Latinoamérica son especialistas en explotar los resentimientos pretéritos de una parte de la población para sus fines estratégicos burocráticos, siguiendo la cartilla del escritor uruguayo, Eduardo Galeano (1940-2015), quien fue el autor de Las venas abiertas de América Latina, de la misma manera la soflama de que “no se puede pensar diferente” le hace el juego a la patraña comunista para ir avergonzando y minando a la democracia.
La doctrina comunista es responsable de haber propiciado el conflicto armado de más de 5 décadas, que ha producido 8 millones de desplazados, cerca de 300.000 millones de dólares en pérdidas y 250.000 muertos, recordando cuantas veces sea necesario, que las bandas armadas marxistas fueron creados para tomarse el poder mediante la violencia terrorista, pero casi nunca a esa doctrina absolutista se le ha hecho una confrontación ideológica seria en ese sentido, por parte de las elites políticas que han gobernado a Colombia. Entonces cuando se dice que no se puede pensar diferente, eso no es cierto, pues poco o nada se ha debatido sobre la esencia y el componente ideológico del comunismo totalitario, causante de muchas de las aflicciones que ha vivido Colombia en las últimas décadas.
Se piensa diferente cuando hay una lucha ideológica y dialéctica para resolver las contradicciones, pero en el caso de Colombia la degradación del conflicto lleva a situaciones calamitosas, en donde la lumpenización del enfrentamiento adobado por el narcotráfico no ha permitido dilucidar de manera clara la catástrofe vivida; pero los cabecillas guerrilleros han justificado su accionar terrorista con un discurso miserabilista en donde también falazmente argumentan que han sido perseguidos, “por pensar diferente”, cuando eso es una treta para justificar la sublimación que han hecho de la violencia. Porque la razón de ser del marxismo-leninismo es la toma del poder para siempre, siguiendo a Maquiavelo en lo referente a la predestinación, pues los miembros de la logia de marras se creen una deidad que representa un pensamiento superior.
No solamente en Colombia la dirigencia política tradicional ha sido incapaz de presentarle lucha ideológica al marxismo-leninismo, sino que las viejas oligarquías latinoamericanas que han parasitado manejando los estados, se les ha notado un complejo de inferioridad frente a los dogmas del comunismo totalitario, cayendo en una reverencia supersticiosa frente a semejante engendro, de pronto asustadas por la monserga marxista del materialismo histórico y la inevitabilidad; porque con ese par de fetiches igual que sucede con las sectas religiosas, los comunistas le ofrecen a las personas despistadas un “mundo mejor”, y algunas los acogen por el miedo al futuro, además utilizan mitos como el de la lucha de clases.
La lucha ideológica en contra del marxismo-leninismo la han convertido en un anatema, porque en la academia, la política y en las organizaciones sociales y sindicales es nulo el debate acerca de ese asunto, y tontamente se arguye que en Colombia, no se puede pensar diferente por la intolerancia, olvidándose de las implicaciones horrorosas que ha generado el conflicto armado interno, de ahí que al no existir una respuesta filosófica e ideológica en contra del totalitarismo, por parte de quienes han manejado el Estado, no es válido decir que en Colombia no se puede pensar diferente, y los múltiples crímenes que se han cometido en el conflicto político militar por parte de los variados actores, desgraciadamente son propios de una guerra irregular que inició la guerrilla terrorista marxista.
Así que es menester que la democracia se prepare fundamentalmente en el ámbito ideológico, porque de la misma manera que en el cristianismo existe la apologética que defiende racional e históricamente su doctrina, también los amantes de la libertad se deben alistar de una manera eficiente intelectualmente para enfrentar a las hordas totalitarias del marxismo-leninismo, que son antidemocráticas indudablemente y que utilizan diferentes emblemas para timar a la población.