En menos de un año, diecisiete funcionarios entraron y salieron del gobierno de Gustavo Petro. Toda su guardia pretoriana se ha venido desgastando en un tiempo increíblemente corto.
El 27 de febrero arrancó el periodo más crítico para el actual gobierno. Ese lunes en la noche, el Presidente, en alocución nacional, anunció que dejarían sus ministerios Alejandro Gaviria, ministro de Educación, quien venía siendo muy crítico con la Reforma a la Salud; María Isabel Urrutia, ministra del Deporte, salpicada por malos manejos y declarada insubsistente y Patricia Ariza, una de las dramaturgas más prestigiosas del país y quien, en una carrera de más de medio siglo, se había entregado por entero a la causa política que abrazaba Petro.
El 8 de mayo se irían del gobierno dos ministros claves: Cecilia López, ministra de Agricultura, iba a ser la punta de lanza de una reforma agraria que se haría a partir de tres millones de hectáreas que presuntamente el gobierno le compraría a Fedegan. La Ministra venía siendo muy crítica con funcionarias incondicionales a Petro como Irene Vélez. López estuvo 8 meses y 19 días en el cargo y demostró su eficiencia al comprar 9.628 hectáreas de tierra de las que el gobierno apenas ha entregado 2.415.
El 26 de abril ya se había ido otro ministro clave para el gobierno, José Antonio Ocampo, quien manejaba la cartera de Hacienda. Para ocupar este cargo Ocampo había pedido un permiso de dos años a la universidad de Columbia donde trabajaba.
Ocampo lideró el primer gran proyecto de ley del Gobierno Petro aprobado por el Congreso de la República: la polémica reforma tributaria con la que se plante recaudar $20 billones en 2023 para invertirlos en programas sociales. Ocampo era clave para mantener la calma en el mercado por ser un referente económico.
La elección del nuevo presidente de la Federación Nacional de Cafeteros, Germán Bahamón, le habría resquebrajado la confianza al presidente. Ese mismo día de la salida de Ocampo, se fue del gobierno el ministro de transporte Guillermo Reyes, no por usar el avión de un contratista del Invías, sino después del remezón político que generaron las medidas de presión de Petro para que los partidos de la coalición apoyaran sus reformas.
A la salida de los 7 Ministros se suman 3 Viceministras. El corto circuito se originó en el Ministerio de Minas y Energía cuando la viceministra Belliza Ruiz se fue alegando haber recibido maltratos por parte de la ministra Irene Vélez. El segundo ocurrió con Flor Salazar, viceministra de Trabajo, quien alegó que la Reforma Laboral iba en contra de sus principios y renunció apenas un mes después de haberse posesionado en el cargo. Un funcionario más del ministerio de Trabajo, Carlos Andrés Dussan, fue despedido de su cargo después de que se lo acusaron de acoso laboral.
Otro viceministro de Irene Vélez, Giovanny Sepúlveda, después de ser señalado por la propia bancada del Pacto Histórico por su cercanía con multinacionales mineras como Ars Mining, Max Resource Corp y Libero Cobre, fue despedido por ir en contravía de los preceptos ambientales del actual gobierno.
Un regaño del Presidente por la cantidad de niños desnutridos muertos en La Guajira y su cercanía con la primera dama, Verónica Alcocer, provocaron la salida de Concepción Baracaldo del cargo en el ICBF. Antes, en diciembre, se había ido el subdirector de la entidad, Juan Carlos Urrutia.
La inconformidad del presidente Petro con la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd) en la atención de la entrega de provisiones a familias de Rosas, en el Cauca, provocó la salida del director de la entidad, Javier Pava y el anuncio de una investigación por parte de la Procuraduría por presunta falta de prevención y atención a la emergencia.
Sin embargo, el peor remezón estaría por venir. El embajador de Gustavo Petro en Venezuela, Armando Benedetti, y su mano derecha, Laura Sarabia, Jefa de Despacho y funcionaria con mayor poder dentro del Gobierno, se entrelazaron en una discusión que terminó con la dura acusación de chuzadas a su niñera, Marelbys Meza, la desaparición de una maleta con 150 millones de pesos y después la filtración de audios en donde el exembajador promete convertirse en el propio Osama Bin Laden yendo de frente contra las Torres Gemelas y amenazando con sacar a la luz los secretos más oscuros de este gobierno.
En medio de este escándalo, Petro ha decidido reemplazar estas fichas por personas muy cercanas a él que vienen acompañándolo desde hace una década cuando fue Alcalde de Bogotá.