Como esas costumbres que se olvidan para luego ser retomadas, las barberías han vuelto, pero esta vez repotenciadas. Y aunque hasta hace no poco no se veían mucho, cada vez es más común observar en las calles el típico poste blanco, azul y rojo que las identifica.
Hace algunas décadas la popularización de las peluquerías unisex, espacios ajenos para algunos, influyó en el descenso de estos negocios y ahora, paradójicamente, junto con las nuevas tendencias masculinas, contribuyó a su reaparición.
Muchos hombres reclamaban un espacio propio y sobre todo, nuevas formas de cuidar su aspecto, por eso barberos, tratamientos y nuevos productos tuvieron el chance de ocupar ese vacío.