El tipo de la foto de llama Jerome Lavigne y es vicario de educación de la Diócesis Católica de Calgary, Canadá. Lavigne ha conseguido sus quince minutos de fama en este mundo gracias a un incendiario sermón titulado ‘Arco iris’ en el que el cura asegura, entre otras cosas, que la famosa bandera que identifica al movimiento LGTB desde 1978 es “obra de Satán”.
La bandera multicolor del movimiento gay fue creada en 1978 por el diseñador Gilbert Baker, aunque la versión inicial no tenía las actuales seis bandas sino dos más: ocho en total. Sin embargo, Lavigne duda de que Baker -fallecido en 2017- pudiera haber tenido esa idea porque es “demasiado ingenioso, [Baker] no es tan inteligente”. Su teoría es mucho más enrevesada:
“La bandera arco iris “representa la anarquía, una ruptura en el orden natural de las cosas”. Por si fuera poco, ha añadido que “la bandera arco iris es un sacrilegio de proporciones inconmensurables. Es simple y llanamente escupirle a Dios y reírte en su cara”. “Tan solo hay alguien que retuerza la verdad hasta ese nivel. Y su nombre… su nombre es Satán“.
El vídeo del sermón fue borrado de internet por la diócesis tras las críticas al mensaje homófobo del párroco. El obispo de Calgary se negó a condenar las palabras de su subalterno y remitió a un comunicado en el que animaba a “respetar la dignidad de los semejantes independientemente de su edad, cultura, religión u orientación sexual”, según recoge The Star.
No es la primera vez que Lavigne protagoniza una polémica de tinte homófobo. En septiembre de 2018 celebró un sermón bajo el título ‘Orígenes del mal. ¿Adivinan a qué se refiere? Exacto, al colectivo LGTB. En su charla, enunció que para las personas homosexuales “no vale eso de ‘Dios me hizo así”, ya que no hay justificación para unas “acciones depravadas, intrínseca y gravemente enfermizas “.
¿A qué se debe esta inquina del cura hacia los miembros de la comunidad LGTB? Puede -y esto es solo una especulación, tal vez tan descabellada como las suyas- que tenga que ver con una pulsión homosexual reprimida. No sería el primer homófobo que acaba saliendo del armario vestido de faralaes.