La banda de los eufemismos
Opinión

La banda de los eufemismos

Habrá que llegar a la conclusión que las violaciones son experimentos sexológicos, y la coerción y el chantaje sobre empresarios una recaudación voluntaria con fines caritativos

Por:
marzo 15, 2020
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Hay en Colombia una banda activa de eufemismos y todo parece indicar que tanto las Farc como la JEP hacen parte de ella. Como bien lo registró Ingrid Betancur en días pasados, refiriéndose a las Farc y explicando la necesidad de utilizar eufemismos, “Ellos hablan de “retención”, término preliminar aceptado por la JEP, que desafortunadamente incide sobre la valoración de la conducta punible al inferir que se trata de un procedimiento administrativo de carácter transitorio. Parece lógico que el término “secuestro” sea el apropiado pues indica un acto violento y delictivo de usurpación de vida.”

En su lúcido escrito en el diario El Timpo en días pasados, el columnista Thierry Ways, afirma: “Como dije hace un tiempo en este espacio, de las cuatro cosas que prometió el acuerdo, la única que cuenta es la verdad. No porque las otras tres – justicia, reparación y garantía de no repetición – sean de poca monta, sino porque nunca fueron viables. Nadie puede “garantizar” que no haya repetición, menos con un país lleno de coca. Las Farc no tienen bienes con qué reparar a sus víctimas; lo hará la sociedad. Y nunca nos pondremos de acuerdo sobre si lo que produjo el acuerdo fue “justicia” o no.
Para conocer la verdad, en cambio, tenemos una palanca accionable: la amenaza de que quienes mientan perderán los beneficios de la negociación. A la JEP hay que recordarle que Colombia y el mundo esperan que maneje correctamente esa palanca. Omitir los aspectos más inhumanos de los delitos cometidos, presumir de integridad y achacarles las faltas a “errores” de subalternos desobedientes, disfrazar crímenes atroces con eufemismos leguleyos y diluir los pecados en la responsabilidad colectiva, de tal manera que al final nadie tenga la culpa, son mañas para sepultar para siempre la verdad. A la exguerrilla cuyo nuevo emblema es la rosa no debe aceptársele que maquille sus espinas”.

Pero todo parece indicar que ni siquiera la verdad la vamos a conocer.

Parafraseando a Luís del Val, si los secuestros cometidos por las Farc son 'retenciones ilegales', está claro que las acciones de Jack el Destripador eran prácticas quirúrgicas, y las torturas del sádico doctor Mengele, durante el III Reich, meras investigaciones biomédicas. Habrá que llegar a la conclusión que las violaciones son experimentos sexológicos, y la coerción y el chantaje sobre empresarios una recaudación voluntaria con fines caritativos.

La ágil y recursiva María Isabel Rueda se pregunta en su columna del pasado 7 de marzo: “Si la JEP es el tribunal de la verdad, debe usar los nombres de los delitos como son. De lo contrario, esta tergiversación, que está estudiando secuestros en un sentido deliberadamente incorrecto, se convierte en una felonía lingüística que tiene que ofender profundamente a los secuestrados. Es inadmisible que ahora las víctimas tengan que aceptarles a las Farc que su encadenamiento tenía por objeto, por ejemplo, salvarlos de los ríos del tráfico automotor urbano, resguardándolos a la fuerza en la selva. Y, como dice Ingrid Betancourt, cuando llegue el momento de investigar los asesinatos de las Farc, nada de raro tendría que el capítulo sea bautizado, para no prejuzgar, ‘investigación por supresión de actividad física permanente’, mientras se condena al asesino.”

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El problema con los eufemismos es que se comienza cambiando el sentido de las palabras y se termina pronunciando palabras sin sentido

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El problema con los eufemismos es que se comienza cambiando el sentido de las palabras y se termina pronunciando palabras sin sentido. Si la vida es sagrada, el secuestro es uno de los crímenes más repugnantes que existen. Es un delito imperdonable y tratar de disfrazarlo con eufemismos como hoy en día hace la JEP, magnifica el mal. Como bien señala Ingrid: “Las Farc se apropiaron de mi vida, de mi tiempo familiar y laboral, de mi recorrido político y de mi voz, para usarme como escudo militar, moneda de cambio y plataforma mediática. Ahora siguen haciéndolo, usándome para justificar sus comportamientos delictivos ante la JEP.” ¡Acabemos por lo menos con la Banda de los eufemismos!

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