La primera vez que se supo que habrían aviones de guerra Saab suecos en Colombia fue en 2017, durante el gobierno de Juan Manuel Santos. La flota aérea colombiana no se renovaba desde los años en los que Belisario Betancur era presidente. En 1985 llegó la flotilla de KFir que hoy sigue cubriendo desde el cielo la soberanía nacional.
En julio de 2017, un directivo de la empresa escandinava llegó al país a presentar lo último que tenía Saab, un caza llamado Grippen, que costaba USD 40 millones. Desde entonces, se ha barajado la posibilidad de renovar la flota, sin decisiones claras por parte del gobierno Duque y ahora del gobierno.
Hoy, cinco años después, el gobierno de Gustavo Petro estaría cerca de finiquitar la gestión y los Saab son sólo una parte de la avanzada sueca en el país. En 2022, los números de la exportación directa desde Suecia a Colombia alcanzaron los 180 millones de dólares.
No sólo son los aviones de guerra, sino electrodomésticos como Electrolux y otras 100 empresas suecas que están en Colombia desde hace 150 años. No serán solo estas, pues Ikea, reconocida mobiliaria, estará en Colombia desde los primeros meses de 2024 así como las tiendas H&M, las motos Husqvarna y los celulares Ericsson.
La eventual compra de los 16 Saab se calcula en 2.300 millones de dólares, lo que constituirá un nuevo récord en las relaciones comerciales entre ambos países.
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