A mi querido amigo Juan José Jaramillo, que escribió “Qué asco me da Santos” y a sus lectores, quiero compartirles mi opinión respecto a la ausencia de Santos y el secretariado de las FARC en la Zona Verdal de la Elvira. La ausencia de Santos no me da ni frío ni calor, que él no haya asistido a la Zona Veredal Carlos Patiño en la Elvira no es de importancia, nunca defendería a ese personaje tan dañino. Nunca he esperado nada de ese señor que no hace más que entregar el país a multinacionales y repartir bolillo a los movimientos sociales.
Santos no asistió a la Elvira y eso no importó, a mí me consta que de verdad estaba nublado, bastante nublado, no sé si tanto como para que no llegara el Helicóptero, pues ni en avión he volado; también me consta que de Cali a la Elvira hay 2 horas horas por tierra. Respecto a Santos no me extraña su ausencia, la verdad me sorprendió la noticia de que llegaría a una zona Veredal, él nunca ha salido de su zona de confort.
Solo con un somero análisis de la situación política del país basta para discernir que lo que se buscaba con el evento, al cual no le dieron tanto “bombo”, supongo que por motivos de seguridad, debió ser un acuerdo entre las partes del proceso de paz ya que era necesario darle algo de carne a las carroñas enemigas del proceso de paz y a los medios de comunicación que generaban el rumor de que la dejación de armas no era del todo cierta. Querían ver fotos para creer, pues están acostumbrados a la entrega de armas de otros grupos al margen de la ley como pasadas guerrillas e incluso grupos paramilitares que realmente se sometieron a todas las reglas de juego del estado, haciendo de la entrega de armas una película en la que el héroe era el gobierno.
La entrega de armas no se realizó como mucha gente lo esperaba, cuestión que generó una situación de incredibilidad por parte de la sociedad que hoy recibió una dosis de tranquilidad al ver en vídeo que es cierto que las Naciones Unidas están trabajando para recoger el 100% de las armas de la guerrilla.
La idea anterior la concluyo diciendo que el evento de la Elvira era para mostrar cómo se está desarrollando la dejación, la visita de los expresidentes del mundo, Santos, y el Secretariado de las FARC era para llamar a la prensa, que seguramente de no haber anunciado su visita estarían en los bares de las ciudades hablando sobre el partido amistoso de la selección Colombia.
La ausencia de Santos no debería decepcionarte, en todo caso en ese evento no se estaba definiendo nada nuevo. Además, mucho menos deberías esperar algo de él, que lo único bueno que le ha dado al país en sus ya casi 8 años de mandato fue la posibilidad de llegar a la solución política al conflicto con las FARC. Los medios de comunicación ya estaban allá arriba y el país estaba expectante de las fotos y los vídeos que fueron transmitidos.
Respecto a los comandantes de las FARC, creo que te equivocas al medirlos con el mismo rasero, incluso, estás mucho más equivocado al decir que las y los guerrilleros rasos no tienen representación. Para nadie es un secreto que las FARC es un partido en armas o más bien en tránsito a la política legal, que responde a la línea ideológica marxista, leninista y bolivariana, y que trabajan a partir del centralismo democrático. Seguramente Pablo Catatumbo entendió la situación, y los demás guerrilleros de la zona también la entendieron y se sintieron bien, ya que ahí estuvo su representante en el Estado Mayor. Esos muchachos no necesitan que cada tres días esté un Comandante del Secretariado recordándoles qué deben hacer o dándoles la aprobación de sus acciones. Ellos la tienen clara, saben que están en su tránsito a la vida civil, se esfuerzan por estudiar y prepararse para los que serán sus nuevos quehaceres, están representados por la gente que escogieron en su reciente décima conferencia. Así que no creo que nosotros, que hemos estado al margen de su dinámica, seamos quien para decir que no están bien representados, que lo digan ellos en el congreso fundacional de su nuevo partido que será en agosto. Reitero, no estoy defendiendo a Santos, ni loco lo haría, no me representa.