La ausencia de la Inteligencia Artificial en el Plan de Desarrollo: una oportunidad perdida
Opinión

La ausencia de la Inteligencia Artificial en el Plan de Desarrollo: una oportunidad perdida

Más allá de la atracción de programas como GPT, es lamentable que Colombia, su academia, empresariado y gobierno estén ausentes de políticas para aprovechar la IA

 

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mayo 08, 2023
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Estamos viviendo una explosión tecnológica que tiene pocos precedentes, la de la inteligencia artificial generativa. Cero estrategia en el Plan de Desarrollo, cero interés de la academia, de los empresarios. Y el mundo serio, desde gringos y coreanos, alemanes y chinos, anda metido de cabeza en el tema porque cambiará la vida de todos.

Algunos nos percatamos del huracán tecnológico con el algoritmo GPT, que salió al aire el pasado noviembre y que va en su versión cuarta. Quienes se interesan por el tema saben que están surgiendo aplicaciones a diario que cambiarán nuestra forma de vivir, trabajar, aprender y de comunicarnos. Saben que GPT es apenas uno entre varios, aunque el más conocido, programa que crea contenidos de forma autónoma. Textos, videos, audios, imágenes… creables a conveniencia.

Más allá de los debates que se dan hoy acerca de los peligros que acarrea la IA generativa, de lo que no cabe duda es de los beneficios que puede ofrecernos en múltiples dimensiones, como sociedad, como miembros de organizaciones, como familias e individuos.

Se han mencionado los riesgos de fraude, suplantación, extorsión, manipulación noticiosa, que pueden materializarse mediante el uso de herramientas de IA. Todo cierto. De ahí que la regulación sea un tema que está sobre el tapete (la directora de la Federal Trade Comission, Lina M.Khan, se refirió hace pocos días al respecto, NYT).

En educación, salud, empresa, gobierno, medio ambiente, el impacto de la IA será, como dicen los anglo-sajones “un cambiador de reglas de juego “ (“game-changer”).

Pues bien: más allá de la atracción que programas como el GPT ejerzan sobre algunos miles de usuarios en Colombia por su uso inmediato (responder nuestras preguntas sobre prácticamente cualquier tema, escribir poemas, traducir), resulta lamentable que el país, su academia, el empresariado y el gobierno estén ausentes de la definición de políticas y programas que permitan el aprovechamiento de la IA.

La discusión sobre formas de usar las IA, estrategias para el financiamiento y el trabajo mancomunado están a la orden del día en América del Norte, Europa y Asia, la OCDE (aunque sin interés de parte nuestra) justamente ahora, aunque lo que vivimos hoy es el resultado de inversiones de largo aliento en investigación y desarrollo.

Por estas latitudes me impresionó corroborar que en el documento Bases para el Plan de Desarrollo 2022-26 aprobado el pasado viernes hay una oblicua, única referencia, al respecto: al hablar de la lucha contra la corrupción (p197), se dice que se adoptarán tecnologías disruptivas y se menciona, entre otras, la inteligencia artificial. Y pare de contar.

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En el Plan de Desarrollo 2022-26 hay una única referencia: en la lucha contra la corrupción se dice que se adoptarán tecnologías disruptivas y se menciona, entre otras, la inteligencia artificial. Y pare de contar.

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No hay referencia alguna a lo que puede la IA aportar en los distintos campos en los que el gobierno pretende que haya mayor equidad. Y menos, conciencia acerca de los ahorros que podrían generarse en busca de la igualdad de oportunidades.

Comencemos por la educación. Hace pocos días, el hombre de la Academia Khan, Sal Khan, en una charla TED, hacía un planteamiento que nos debería interesar: la IA puede propiciar que cada estudiante, particularmente los más vulnerables, cuenten con un tutor personal que pueda servir de interlocutor y entrenador en el aprendizaje. De hecho, en la Academia han creado un programa,  Khanmigo, que sirve de tutor virtual de IA. Para ello, desde luego, han tenido que invertir recursos con el  fin de aprovechar motores como GPT-4. (Es lo que Colombia debería estar haciendo. Véase “AI could actually be a boon to education”, 3/5/23, NYT).

Resumamos: en el terreno de la educación, la IA puede ayudar a personalizar el aprendizaje, mejorar la comprensión y capacidad de resolución de problemas, promover el sentido crítico, automatizar tareas repetitivas, liberar a los educadores para que se concentren en tareas que requieren habilidades que ningún computador puede realizar.

En salud las posibilidades incluyen la rapidez y precisión de los diagnósticos, los tratamientos personalizados preventivos, la eficiencia en la atención medica. Y ni que hablar de lo que la IA significa en términos de investigación, de hallazagos de nuevas medicinas…

En el mundo empresarial las aplicaciones pueden abracar las operaciones, la toma de decisiones basada en datos, la personalización de la experiencia de los clientes, la identificación de oportunidades nuevas de mercado, entre muchos usos posibles.

En pocas palabras: en Colombia la IA puede contribuir enormemente a mejorar el bienestar de sus habitantes, aumentar la proiductividad, respaldar la innovación (y por ahí las actividades de investigación y desarrollo), generar nuevas oportunidades de empleo en la dimensión digital, en el marco de la transición energética.

Eso sí: es indispensable la colaboración entre el gobierno, la academia, los empresarios. Fundamental el tema ético y de responsabilidad en el uso de la IA, que requiere la presencia de autoridades protectoras de los ciudadanos y promotoras de la competencia.

Lamentablemente, en este país en el que los políticos y gobernantes andan metidos en twitter dándose rejo, hemos perdido la oportunidad de incluir el tema de la IA en lo que se supone es la brújula de desarrollo de los próximos 4 años, el Plan. Qué lamentable.

 

 

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