Ante los últimos hechos conocidos en torno al escándalo de corrupción que está de moda en el país, el gerente de la campaña Santos Presidente manda a decir que nunca se reunió con Otto Bula, el intermediario de la constructora famosa por su generosidad con los políticos; y que lo puede probar mostrando sus libros de contabilidad de la campaña.
El amigo del gerente manifiesta que él sí se reunió con Bula, pero que fue solo una vez y que cree que eventualmente pudo haberse reunido otra vez, pero que no recuerda ni cuándo ni de qué hablaron. Y que lo puede probar mostrando los libros de contabilidad de la campaña.
Los de la otra campaña dicen que sí se reunieron, pero para otra cosa.
Si se aceptan estas simplistas explicaciones, entonces solo se podría condenar a los delincuentes que lleven registros actualizados de sus fechorías, cosa que ni el más ingenuo de ellos va a hacer.
Por su parte, los incondicionales del presidente y los del candidato perdedor salen a exponer, sin el más mínimo asomo de rubor en sus mejillas, que ha quedado completamente demostrada la inocencia de su respectivo líder en este episodio; el cual, dicen ellos, no es más que otra infamia de los enemigos del uno y del otro.
Yo le creo al señor Prieto, personaje de cuya existencia, así como la de su amigo constructor, vine a tener noticia en esta última semana. Creo firmemente que no entró uno solo peso de Odebrecht a su campaña, no solo por lo irrefutable de su defensa, cuando pone a disposición del país los libros de su campaña, agregando que para qué se iba a poner a recibir dineros malos, si ya estaba rechazando los buenos.
Como decía Cantinflas, ahí está el detalle. A la campaña de Samper tampoco ingresaron dineros del narcotráfico. ¿Para qué? ¿Qué necesidad hay de ingresar el dinero a un banco, para después tener que girarlo pagando el cuatro por mil que el presidente Santos ha prometido eliminar como ministro, como presidente, y ahora como Nobel de paz? ¡No! Lo mejor es hacer como hacen los miles de comerciantes informales (y no tan informales), quienes para brincarse una contribución absurda y regresiva, prefieren hacer sus transacciones en efectivo, sin recurrir al sistema bancario. De esta manera, basta con que los dineros de Odebrecht, los de los cupos indicativos, los de los alimentos escolares, los de las carreteras, los de la salud, los de la educación, etc., les sean entregados en cajas de cartón a los ñoños o a los enviados de Claudia López, o a los de Armandito, o a los de Roy. En fin, a todos los encargados de hacer el trabajo sucio de la democracia representativa que nos han vendido a los colombianos. Hay que aclarar eso sí, que si Claudia recibió algo, debió haber sido tapándose la nariz con una mano; la misma que ahora enarbola para negar que intrigó hasta que obtuvo su cuota en el actual gabinete ministerial.
El doctor Ernesto Samper se ha anotado el chiste del siglo,
al exigir una comisión internacional que realice una“exhaustiva investigación”
sobre el ingreso de dineros oscuros a las campañas políticas
Falta saber si las cajas de billetes que recibieron estos muchachos venían coquetamente envueltas en primoroso papel de regalo, como cuentan que hizo Santiago Medina con los de la campaña Samper Presidente. A propósito, nuestro reconocimiento al doctor Ernesto Samper por haberse anotado el chiste del siglo, al exigir una comisión internacional que realice una “exhaustiva investigación” sobre el ingreso de dineros oscuros a las campañas políticas. Reconforta saber que ni el cinismo ni el humor negro han desaparecido.
Un viejo aforismo, atribuido a varios autores, reza que “La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia”. Aplicado a ambas campañas políticas, debe concluirse que hacen una muy pobre defensa de sí mismos, o creen que los colombianos somos definitivamente estúpidos, al presentar como única prueba precisamente la inexistencia de registros contables de sus malos manejos.
Queda demostrado una vez más que con los actuales líderes no vamos a salir de este atolladero.