Janin Farias llegó a un despacho del complejo militar de Fuerte Tiuna, una de las instalaciones más reconocidas de Caracas donde operan dependencias como el Ministerio para la Defensa y la Comandancia General del Ejército a mediadados del 1998. La esperaba Hugo Chávez Frías, con actitud de coronel pero vestido de civil. La había contactado a través de su secretaria para que ayudara a despejara su futuro frente al desafío que estaba a punto de enfrentar: lograr la presidencia de Venezuela.
Días antes de la cita pactada analizando que Chávez nació un 28 de Julio de 1954, a las 04:00 de la tarde en Sabaneta (Barinas), Venezuela, la astróloga puso a prueba las habilidades que dice que posee y calculó lo que en astrología se llama el mapa natal para tener listas algunas predicciones sobre quien resultaría elegido como el próximo presidente de Venezuela en 1998.
El día que presentó a Chávez lo que los planetas tenían para decirle, Janin no estaba sola, otros dos astrólogos la acompañaban en el encuentro ante un coronel muy interesado en conocer su futuro. Mientras esperaba la llegada de su enigmático cliente, ella pensaba en cómo exponer que había visto en su carta astral su triunfo, pero también su divorcio y su muerte.
Al conocerse, a él lo impactó la belleza de la venezolana por lo que la elogió y a ella del comandante, su energía intimidante, pesada. Le pronosticó a Hugo Chávez lo que más le interesaba saber: Que llegaría al poder y su mandato se extendería hasta el 2017, lo que no le dijo es que tenía marcada la muerte antes de ese año. Nunca le dice a quienes les lee el tarot hasta cuando les durará la vida, pero si la ve en su futuro cercano los prepara sin asustarlos.
No todas fueron noticias alegres para Chávez, le predijo que se divorciaría de la mujer con la que compartiría su llegada al poder, Marisabel Rodríguez, la mamá de su hija menor, y con quien estaba casado desde 1997. Seis años después del vaticinio, en el 2004, se separaron. Al final de la reunión esotérica ante todo lo dicho sólo atinó a decir el candidato “Ya veremos pues”.
Janin ahora que puede revelarlo porque efectivamente Chávez murió en el 2013, interpreta la contradicción sobre la extensión de su poder hasta después de su muerte en un Nicolás Maduro como su heredero político. Afirma con vehemencia por bruja o por nacionalista que huyó de un régimen que cree mató a su padre opositor hace trece años, que el dominio Chavez-Maduro caerá en el 2017 abriéndole paso, no precisa si de inmediato, como presidente de Venezuela a Leopoldo López, el líder opositor al gobierno venezolano hoy en la cárcel.
Janín Angelina Farías, quien dejó atrás su amada Venezuela y se convirtió en la famosa astróloga del programa Muy Buenos Días de RCN en Colombia, no fue nunca una niña normal. Los primeros recuerdos que lo prueban se remontan a sus cinco años de edad, cuando sentía presencias a través de las paredes, por lo que le daba terror apagar la luz para dormir. Con los años fue peor y en medio de la oscuridad, sus acompañantes de habitación eran los que describe como espíritus chamánicos, veía siluetas indígenas que le hacían rituales con imposición de manos, oía maracas sonar y susurros en forma de rezos en unas lenguas que no entendía.
Todos pensaban que se trataba de los amigos imaginarios propios de la infancia, pero su mamá Magaly fue la única que le creyó y le explicó que seguro tenía contactos con umbrales desconocidos. Poco a poco fue ayudándole a disipar lo que le robó el sueño hasta los 14 años y para lograrlo la madre aprendió a hacer trabajos de limpieza y protección en su casa en Maracaibo, estado Zulia de Venezuela donde la crio. La actividad paranormal nunca desapreció, pero aprendió a vivir con ella, a sus 43 años, todavía tiene en la noche los que denomina ataques psíquicos, que se agudizan en algunas épocas del año y entonces siente presencias mientras duerme que la tocan y hasta la ahogan.
Le huye a lugares como cementerios o salas de velación porque como decía su abuela Carmen cada que la visitaba “Cuando Janin llega los muertos se alborotan” todo por cuenta de que la niña veía a su bisabuela muerta funcionando como si nada en la cocina y porque una vez vio el espíritu del hombre que acababan de matar en la esquina entrar a pedirle desesperadamente agua. Janin tomaba prestada la baraja española de su tía abogada que también es astróloga y les leía a las demás tías las cartas “Veo a un hombre así, asá, te va a salir tal negocio” y de esa manera su familia empezó a entender que tenían una bruja en casa.
Donde estudió, en el Instituto Educacional Bachaquero, eran famosas sus ruedas zodiacales, rituales y las cartas astrales que leía a sus compañeras, muchas de las cuales le confirmaban, ya como clientas de verdad 30 años después, que todo lo que les había dicho en ese entonces durante los aquelarres escolares se cumplió. Janin no quería ser bruja, quería ser doctora, pero el cáncer de pulmón que le arrebató a su mamá cuando tenía 16 años se lo impidió. Se enamoró de un paisa que hacía telepatía en un circo y quedó embarazada.
A los 18 años, con su niña Valentina al hombro y detrás de su esposo, se unió al Circo de Popy, un recordado payaso de Venezuela que ya murió. Durante cuatro años recorrió en caravana circense toda Venezuela y cuando no estaban bajo la carpa, la pareja hacía show de telpatía en las plazas públicas y vendían horóscopos que ella se trasnochaba haciendo con las predicciones para los signos zodiacales con lo que fácilmente se hacían hasta dos mil dólares diarios.
El hechizo del amor se acabó y separaron sus caminos. Janin quedó curada de la adivinación y lo dejó a un lado. La madre ahora separada tenía que guerrear sola, así que aprovechó sus atributos físicos, esos que hacen tan famosas a las Miss Venezuela y se coronó como la reina de Hawiian Tropic, una marca internacional de bronceadores, un título que la convirtió en modelo por algún tiempo. Así, de la vida gitana pasó a la del glamour, un mundo en el que hizo contactos y conoció mucha gente poderosa hasta lograr conformar una empresa que tenía a tres mil bellas mujeres que por todo su país promocionaban marcas de lujo como Porsche, BMW, Marlboro, Polar, Epson, entre otras.
El tema esotérico la perseguía y un día una invitación de su amiga Viviana Gibelli, reconocida presentadora de televisión venezolana, a leerle el péndulo a un actor en su programa la volvió a poner donde era. El productor que se enamoró de aquella mujer mística de curvas exuberantes, con piel de blanca nieves y su largo pelo azabache, le propuso tener un programa propio. Ella lo dudó, nadie pensaría que hubo miedo a las cámaras antes de esa seguridad que ahora irradia en las mañanas cuando lee las cartas en el canal RCN, recomienda como consejo energético el color del día y cierra sus predicciones con la frase “Recuerda que hay que sonreírle a la vida”.
Las palabras de su mejor amiga la animaron a aceptar el reto “Dale, las cosas llegan a su cauce, eso del fashion lo haces para vivir y comer, pero tú eres bruja chama” y por ocho años su programa De que vuelan, vuelan fue un hit en la televisión veneca. Se volvió toda una diva de Venevisión y tuvo novios famosos como Marc Anthony cuando apenas despegaba, en broma dice que no le tocó el Marc con avión privado ni las mansiones. También tuvo una relación con Wiston Vallenilla, presidente de la Televisora Venezolana Social, canal del oficialismo venezolano. Por ahora está soltera, reconoce que no es fácil lidiar con una bruja como pareja. Los hombres le tienen pavor, aunque asegura que no nueve un dedo en su vida normal para que alguien esté con ella, pero sí puede presentir o percibir si algo malo está pasando. Por eso ha sufrido por amor y ha enfrentado algunas desilusiones porque se ha soñado las infidelidades de algunos de sus novios hasta con el nombre completo de la otra incauta y los descubre con facilidad.
La fama de Janin traspasó fronteras y llegó hasta oídos de Jota Mario Valencia quien la invitó una vez al programa a leer el tarot y desde que disparó el rating con su primera aparición y los teléfonos estallaron con televidentes preguntando quién era la astróloga jamás la dejó ir, lleva trece años al aire en Muy Buenos Días. Sin embargo no es lo único que hace, vive full de trabajo. Tiene una línea 901 que es una especie de call center de astrólogos. Distribuye su tiempo entre sus dos consultorios en el norte y centro de Bogotá donde atiende a sus clientes, entre los que se destacan reconocidos políticos, artistas y empresarios, de quienes no puede hablar porque en su gremio también se maneja lo del secreto profesional.
La aclaman en otras ciudades y es cuando viaja a Cali, Medellín y Barranquilla en agendas de fin de semana. También viaja constantemente a Chile donde vive su hija con sus dos nietas Sara Sofia y Celeste, a las que adora. A su país va una vez al año a visitar a la familia que aún le queda y aprovecha para reencontrarse con sus maestros espirituales, una pareja a quienes debe su fortalecimiento en la materia. Hace 17 años acostumbran alejarse del mundo algunos días en unos retiros espirituales donde practican todo lo que tiene que ver con culturas ancestrales y sus costumbres míticas y religiosas.
Desde los 21 años Janin quiere montar una escuela de parasicología y aún no desiste de esa idea que está en sus planes futuros, la de crear un centro de adiestramiento espiritual. Lleva tres años con su libro de rituales, interpretación de los sueños y temas paranormales en stand by, pero ya sale el otro año. Las fotos que usará se las tomará en zonas energéticas específicas de Colombia como Guatavita, la capital religiosa de los muiscas cuya laguna sagrada dio origen a la leyenda de El Dorado, la Sierra Nevada de Santa Marta y el desierto de la Tatacoa en el Huila.
Janin defiende que la magia se puede utilizar para atraer cosas positivas en la vida, encantando sin hacer daño, practicando nada que atente contra el ser humano. Reconoce que quien sabe de magia blanca, sabe de magia negra, pero hay un límite y los que tienen dones o conocimientos verán si pasan ese umbral, ella no.