Su novia, Greeicy Rendón acababa de sacar una canción llamada Besos. El aeroconcierto le iba a servir para promocionarse. Claro que era un negocio. Y ahora el señor Bahía sale en redes a decir lo lamentable que es que la gente haya perdido la oportunidad de ver su arte, como si de verdad hiciera arte. Si le dolía tanto que no se pudo entregar los mercados recaudados vaya a pie a las comunas y las va entregando a la gente que más lo necesita.
En su video lleno de ira Bahía dice que el resto de colombianos no hacemos otra cosa que protestar y si, ese es nuestro derecho, decir que espectáculos como el que promovía él, su novia Greeicy y Jessi Uribe, no le sirve a la Cuarentena, podría ser un agente transmisor del virus. Además, ¿por qué tenemos que soportar esa música tan estridente, tan horrible? ¿por qué nos iban a contaminar auditivamente a los que de verdad tenemos buen gusto?
Se les jodió el negocio a Bahía y el negocio era autopromocionarse. Bahia y Greeicy Rendón son dos más influencers tipo Luisa Fernanda W que artistas de verdad. Son artistas hechos a la medida de un público ignorante que se acostumbró a votar por el que dice Uribe. Ahí iba a estar Jessi, otro exponente de la ordinariez y la falta de criterio que caracteriza a los colombianos jóvenes. No era precisamente Woodstock en helicópteros.
Ahora amenazan que por nuestras críticas se perderán las ayudas. Entrégelas señor Bahía, es su obligación ¿no que era algo desinteresado? ¿Qué ustedes lo que quieren es ayudar a la gente sin esperar nada cambio? Pero estamos seguros que este sería una vitrina más para estos egocéntricos que cada publicación que hacen es un monumento a si mismos. No señor Bahía, no tienen ninguna autoridad moral para ponerse bravo contra los que no quisimos que su horrible concierto se realizara.