Con el propósito de enfrentar unificadamente la agenda del nuevo gobierno —en lo que tiene que ver con la reforma tributaria, la regulación de las consultas populares, la consulta previa y los problemas de financiación de la educación pública— del 9 al 11 de octubre en Bogotá se reunieron movimientos agrarios, indígenas, afro, campesinos, sindicales y políticos alternativos.
Entre las organizaciones que estuvieron presentes en la asamblea se encontraba el Congreso de los Pueblos, la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (ANZORC), la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), entre otras.
Los convocatoria además tuvo que ver con la preocupación por el asesinato de líderes sociales, la lentitud en la implementación de los acuerdos de La Habana, el proceso de negociación con el ELN y, sobre todo, la necesidad de encontrar mecanismos para la unidad de los distintos escenarios de los movimientos y organizaciones que han venido adelantando sus luchas en una forma segmentada y fraccionada, restándole así capacidad de impacto a la lucha popular.
Por otro lado, la Asamblea Legislativa Popular y de los Pueblos contó con el respaldo de los congresistas Alberto Castilla e Iván Cepeda, del Polo Democrático; Aída Avella, de la Unión Patriótica; Feliciano Valencia, del Mais; Gustavo Petro, de Colombia Humana; los congresistas de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc), y de sectores importantes del Partido Verde.
Además, en esta semana, contamos con la movilización de los profesores y rectores universitarios, maestros, estudiantes, y el movimiento popular y democrático, reclamado la financiación de la educación pública superior, con manifestaciones masivas. Sin contar con que el día viernes 12 de octubre habrá jornadas de protesta e indignación a nivel local, regional y nacional.
Como se puede ver continúa en ascenso el movimiento de masas, esta vez tratando de concretar una agenda unitaria para la movilización popular, superando la fragmentación gremial y trascendiendo la conciencia política popular.
Así las cosas, hay que seguir insistiendo en la necesidad de concretar las coordinadoras regionales y locales del movimiento popular que se encarguen de organizar y dirigir la protesta de los sectores populares, teniendo en cuenta que la crisis en desarrollo tiende a profundizarse como respuesta a las políticas neoliberales del nuevo gobierno y la nueva situación política derivada de los acuerdos de La Habana que seguramente potenciarán el movimiento de masas a un nuevo nivel, por lo cual la unidad, el programa común y la coordinación de las luchas populares es el camino.
