A mi Rosa Helena Ruiz de 57 años, hija de Istmina, Chocó, la guerra me robó dos hijos, dos hermanos y un esposo. La Ley de Reparación de Víctimas no ha pasado por mi casa por eso después de que acudí al Estado en dos ocasiones sin respuesta, decidí desistir.
Transformé mi dolor en una vocación de servicio con las comunidades. Me volví instructora SENA como artesana y empecé a enseñarles a las personas de los municipios de San Juan y Baudó a fabricar artesanías con materiales de la región. Dictaba cursos de bisutería para que aprendieran a aprovechar lo que nos daba la tierra, como caracoles, pianguas, escamas de pescado, semillas y fibras para hacer collares, aretes y anillos.
Nos empezamos a dar cuenta del valor de todas esas cosas que encontrábamos en los esteros y que hasta el momento todas veíamos como algo inservible. Descubrimos el potencial que había en el mar y con ello pudimos encontrar una fuente de ingreso para sostener nuestras familias. También aprendimos a hacer artesanías con botellas plásticas, papel,madera, damagua y cabecinegro.
Luego de que las mujeres aprendían la técnica, yo les ayudaba a encontrar la manera de crear sus propias microempresas . En mis tiempos libres les ayudaba a organizarse para que pudieran continuar con su labor y aprendieran a trabajar de manera independiente. Así, ellas fueron creando unidades productivas que se encuentran en Belén de Docanpadó (Bajo Baudó) y Boca de pepe (Medio Baudó) y en Istmina.
Hoy quisieramos contar con el apoyo del gobierna para que estas artesanías pudieran puedan sobrepasar las fronteras y continúa siendo el sustento de las madres cabezas de hogar.