A través de la iniciativa Tienda Piloto, el Consejo Comunitario de Cocomasur acompaña al comercio con capacitación sobre el cuidado del medio ambiente, suministro de empaques biodegradables, y vinculándoles como proveedores de productos y servicios.
La meta es extender esta iniciativa entre comerciantes y toda la población del municipio de Acandí para disminuir la contaminación con plástico que hoy sufren.
El intento por cambiar la cultura del uso de bolsas plásticas en Acandí parece una “misión imposible”, esto en palabras de Adriana Botero Trejos, administradora de la panadería de Luciano, ubicada en la parte central de este municipio del caribe chocoano.
El inadecuado manejo de los residuos sólidos es el pan de cada día en Acandí, pese a que es un municipio turístico con corregimientos paradisíacos como Capurganá y Sapzurro, se ha normalizado la presencia de basuras en sus calles como algo con lo que propios y visitantes deben convivir a diario.
El municipio tiene un problema para la disposición de los residuos sólidos y el flujo creciente de migrantes en la ruta hacia Norteamérica, deja en Acandí una gran cantidad de residuos que aumentan la problemática.
El Consejo Comunitario Cocomasur, referente nacional en temas de conservación de bosques y de las tortugas Caná, tiene años de experiencia en la implementación de acciones para reducir el uso del plástico en sus comunidades y en las distintas actividades que realiza, con talleres de educación ambiental, y con el apoyo de Parques Nacionales llevó esta iniciativa a la cabecera Municipal, el colegio, escuelas y tiendas, dando lugar a “la Tienda Piloto” y con este modelo empezar a generar cambios en el uso de plásticos entre la comunidad acandilera y visitantes
“Cuando empezamos a trabajar en la panadería vimos que estábamos utilizando mucho plástico sobre todo para los jugos para llevar”, reconoce Botero, y ahí es cuando surgió la idea, según lo manifiesta, de introducir cambios en los empaques que usaban para despachar los productos a sus clientes.
Pero se encontraron con que los empaques con los que podrían reemplazar los de plástico y los de icopor, que eran los de cartón y otros materiales amigables con el medio ambiente por lo general son más costosos que los envases comunes de plástico, así que se las ingeniaron, con el apoyo del Consejo Comunitario de Cocomasur y Parques Nacionales Naturales, para no detenerse en el intento por ser parte de la solución, y aportar desde la panadería a la disminución de la utilización de plásticos de un solo uso, que contaminan el ambiente y tardan cientos de años en degradarse.
En su lucha de frente contra el plástico, la panadería de Luciano ya completa dos años y ocho meses manteniéndose en esta decisión, hace más de dos años reemplazaron los vasos de plástico por los vasos de cartón, los mezcladores de plástico por los mezcladores de madera, y las bolsas plásticas por la bolsas de papel, cartón, tela y plástico biodegradable.
“Todo ha sido un proceso, pero ya la gente se adaptó al vaso de cartón para el café con leche y los tintos”, destaca la administradora de la panadería como un avance que han logrado en todo este tiempo.
Como también lo confirma la señora Luz Salgado, una de las trabajadoras de la panadería cuando comenta, “con los clientes siempre recochamos, nos reímos y así poco a poco los hemos ido llevando, entrándolos a este tema, y si ha sido difícil pero no imposible”.
Salgado recuerda que un día un cliente la confrontó y le dijo: “a ustedes ahora se les metió el tema de querer salvar el planeta, eso es nada porque si lo hacen ustedes los de allá no lo hacen”, y ella le respondió. “piénselo vecino”, después de haberle explicado por qué motivo no era necesario llevar una bolsa de plástico para el plan si ya tenía una de papel.
Hoy día, ese es un cliente que ya está sensibilizado, y que cada vez que va a la panadería se sonríe cuando le entregan los productos en un empaque diferente a la bolsa plástica, y que ya dice que no la necesita cuando en broma intentan dársela.
Son innumerables las anécdotas que tienen para contar los trabajadores de la panadería de Luciano, o de la tienda piloto, como la llaman los integrantes del consejo comunitario de Cocomasur, de cómo poco a poco la gente los va reconociendo y sobre todo, están comprendiendo la importancia de cambiar el hábitos de desechar y reemplazarlo por el de reducir, reciclar y reutilizar.
Everildys Córdoba Borja, representante legal del consejo comunitario de Cocomasur, es una mujer convencida de que este tipo de esfuerzos, por muy descabellados que parezcan, valen la pena, “En las tiendas, cuando una persona va a comprar algo y ven que tiene puesta la camiseta de Cocomasur, le dicen, como tú eres de Cocomasur a ti no te damos bolsa”. Eso es, a su parecer, un primer avance muy importante en cuanto al reconocimiento de una decisión del Consejo Comunitario de contribuir al cuidado del planeta como esa casa común en la que habitamos.
Eso sí, deja claro que deben seguir trabajando incansablemente porque sueña con que llegue el día donde en el municipio no solo sean los miembros del consejo comunitario los que no pidan las bolsas plásticas cuando van a comprar a las tiendas, sino que lo mismo ocurra con todos los habitantes del municipio, sean o no miembros del Consejo Comunitario.
“Para nosotros como negocio es muy importante ser la tienda piloto, porque contamos con el apoyo de Cocomasur. Cada vez que ellos vienen a comprar el producto, lo hacen con una canasta, no reciben plástico, lo mismo para las bebidas ellos traen un recipiente en donde echarlas. Cada vez que ellos vienen la gente los mira cómo compran, y eso es un ejemplo para todos nosotros. Estamos muy agradecidos con ellos y esperamos que nos sigan apoyando”, concluye Adriana Botero y se despide del periodista con una sonrisa en las instalaciones de la panadería de Luciano, en Acandí, Chocó.