El escándalo que se suscitó —o, se suscita; en presente—, por cuenta de algunos miembros de la Corte Constitucional, sigue; desde luego, que no es la institución, insisto, desde luego que no; pero el escándalo sigue; obvio, continúa pues no existe forma de solucionar el tema. Miren ustedes, si la solución pasa: (i) por lo que determine, finalmente, la Comisión de Acusaciones que es el juez natural de los magistrados, tendremos que alertar sobre su tradicional inercia y, sobretodo, la ineficacia de siempre que avizora —sensación inocultable—, resultados imposibles, por no decir, inexistentes; (ii) por el lado de la Fiscalía General de la Nación, en cuanto resulte de lo que expongan los posibles vinculados procesalmente —sin fuero— a la investigación, sea cual sea el resultado, vuelve y juega, se duda mucho que será tenida en cuenta por la Comisión de Acusaciones, por las razones reseñadas en punto anterior; a más por las denuncias que el mismo magistrado Pretelt hace a la Fiscalía en general, que impiden, por el momento, observar claridad en la gestión del Ente; luego por allí, tampoco es la salida; (iii) por el camino de la mera renuncia del magistrado a su cargo —en principio, es posible que se presente—; pero muchos le han aconsejado no hacerlo hasta que no exista una verdad sobre el tema; renuncia que no amaina la tormenta, ni soluciona el huracán, léase crisis, desatado; además, el sendereo de la dimisión fue obstaculizado —así se dice— por haberse colgado al escándalo, nada menos que las sindicaciones a su señora esposa; (iv) o, por la insistencia de la renuncia de todos los magistrados que, algunos extienden a la de los Altos Funcionarios pero de todas las cortes, se torna como llamativa solución política, pero jurídicamente impracticable, pues la función judicial debe de continuar y, así, ¿cómo sería la situación de la parálisis de la función justicia?; o, (v) por la reforma Constitucional, entre otras, la llamada ‘equilibrio de poderes’; impensable, pues aún faltan muchos trámites y, la verdad no se toca los hechos que se han convertido en una sin salida en la que nos encontramos; o, una nueva que, por obvias razones se tomará su tiempo; o, una constituyente; igual observación.
No se observa salida razonable, confiable y, sobremanera, definitiva; ahhh, además rápida. Señores y Señoras, estamos en un momento de anomía[1] institucional. Más que un salto al vacío —como lo trató la alocución presidencia—, la situación es de anomía. Peor.
Señor Presidente: no será el momento de convocar, como es de su función, ‘Un pacto por la Justicia’; Colombia lo merece, los canales ordinarios normativos no dan fórmula de salida y, por la protección de la democracia, se ha de hacer un gran esfuerzo. Obvio, el Pacto no puede ser de imposición del Ejecutivo, sino una reflexión sincera, genuina y profunda sobre la institucionalidad. Mire usted los aires de la reforma del 36, allí la pista, el paisaje tórnase completo. Y, es tan necesaria que, para sus fines y, por supuesto para los del Estado, no puede haber transición, sin justicia viable. Reflexionemos.
La autocita me apena, pero ya se había dicho: A propósito de los ajustes que implica la transición. La Administración de Justicia. Una Premisa’ (…)[2]. ‘Ajustes muchos, los que se requieren para y en posconflicto o en época de transición. (…) y, con todo, la transición, pasará por la judicatura, lo que implica su reforma, ajuste, consolidación de mecanismos existentes, creación de instrumentos propios e ingeniosos; en suma, lo primero, un aparato y una función judicial robusta, confiable, independiente, autónoma; un cambio que a más del esquema, incluya el contenido de justicia y de formas de acceso, de resolución del conflicto. Minimalista en lo tradicional, maximalista en la resolución’. Y, se agregaba: ‘La justicia en momentos de transición, en tiempos de posconflicto debe focalizar esfuerzos sobre los que son o eran los generadores del conflicto. (…) apropiarse de los propósitos antiperpetrador y anticorrupción (…)’.[3] No existe otro camino.
[1]anomia1.(Del gr. ἀνομία).1. f. Ausencia de ley.2. f. Psicol. y Sociol. Conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación. (resaltos fuera de texto). http://lema.rae.es/drae/?val=anomia. R. A. E. derechos reservados
[2]http://www.las2orillas.co/el-posconflicto-sus-ajustes-i/
[3]http://www.las2orillas.co/el-posconflicto-sus-ajustes-ii/