La amistad de Alvaro Gonzalez con Bolillo Gómez que lo puede resucitar

La amistad de Alvaro Gonzalez con Bolillo Gómez que lo puede resucitar

El poderoso dirigente de la Federación estaría listo a arriesgarse con su amigo paisa, un incondicional suyo en todos sus tropiezos, y llevarlo a ser DT de la selección

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diciembre 03, 2020
La amistad de Alvaro Gonzalez con Bolillo Gómez que lo puede resucitar

El pulso para definir el nuevo técnico de la Selección Colombia apenas comienza. Los dos poderosos Alvaro Gonzalez y Ramon Jesurum tienen a sus cartas. El barranquillero presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, tiene en su carpeta nombres rutilantes como el de Marcelo Gallardo, el DT más importante de la historia de River Plate, mientras  Álvaro González, el hombre que maneja la totalidad de las ligas departamentales del país, el zar del fútbol aficionado en Colombia, le apostaría al nombre de Bolillo Gomez, su amigo pais de vieja data.

No existe un nombre que pueda dividir tanto al país como el de Bolillo. Desde que se fue del país tuvo un logro enorme, que lo convirtió en héroe en Panamá, lograr la clasificación a un Mundial por primera vez en su historia. Pero las razones por las que Bolillo se fue de Colombia fueron demasiado escabrosas.

Era agosto del 2011 y las Eliminatorias al Mundial de Brasil estaban a punto de comenzar. Colombia venía de tres fracasos rotundos, no asistir ni al Mundial de Corea-Japón, ni al de Alemania, ni al de Surafrica. Los técnicos que pasaron en esos procesos, Chiqui García, Reinaldo Rueda, Eduardo Lara y hasta el mismo Francisco Maturana, tuvieron que soportar la intromisión de González, este dirigente manizalita de 77 años, desconocido para buena parte del país pero que tiene más de cincuenta años de experiencia manejando los hilos del fútbol nacional. Desde 1985 es el zar absoluto del fútbol nacional y dos años después fue uno de los impulsores de la llegada de Maturana, entonces joven e inexperto técnico, para conducir a la Selección a la Copa América de Argentina. En ese torneo, donde el equipo ocupó la tercera casilla, arrancó el despegue definitivo de nuestro fútbol.

González, desde esa época, se volvería un incondicional del entonces asistente técnico de Maturana Hernán Darío Gómez. Compartían a punta de boleros, aguardientes y anécdotas futboleras. En julio de 1994, después del fracaso del Mundial de Estados Unidos, la voz de González fue fundamental para que el Bolillo asumiera la selección. No se equivocó: el paisa conseguiría la tercera clasificación consecutiva a los mundiales aunque en Francia 98 la actuación del equipo fue pésima: quedó eliminado en primera ronda y sólo consiguió un solo gol, el de Leider Preciado contra Túnez. A pesar de la resistencia de González que quería aferrarse a Hernán Darío Gómez, el Comité Ejecutivo de la Federación lo sacó y metió a Luis Augusto García.

Dos años después, en noviembre del 2000, después de empatar a dos goles en San Cristóbal contra Venezuela, Álvaro González convocó a una reunión en la Federación y en menos de dos horas se tomó la decisión de sacar al Chiqui García. La decisión fue cuestionada por buena parte del periodismo deportivo, la selección estaba entre los clasificados al mundial, sólo había perdido uno de los 11 partidos jugados. El reemplazo fue Francisco Maturana quien no sólo estaría obligado a clasificar al equipo Corea-Japón 2002, sino que afrontaría la Copa América que se jugaría en el país en el 2001. Sin recibir goles en contra y aplastando a sus rivales logró el triunfo continental. Sin embargo, el equipo perdería la posibilidad de ir a su cuarto mundial.

Empezaría uno de los periodos más oscuros de la historia reciente de la Selección. Álvaro González sólo tendría un plan: volver a traer a la selección a Hernán Darío Gómez. En julio del 2010 lo conseguiría. Bolillo tomó las riendas de nuevo. Un año después ocurriría el escándalo: saliendo de la discoteca de Salsa El Bembé, en el sector de la Macarena en Bogotá, golpeó en público a su amiga Isabel Fernanda del Río. La única voz que intentó justificar este acto bochornoso fue González. Lo primero que hizo fue salir a atacar al periodismo que juzgaba el comportamiento de Bolillo: “¿Usted cree que tampoco podemos ser nosotros cuando se ejerce la función de periodista, sicarios del micrófono cuando estamos públicamente enjuiciando a personas con los términos que conozco?“.  La declaración que lo pondría en el ojo del huracán para justificar los actos de su amigo El Bolillo fue esta: “Si Piedad Córdoba fuera agredida por un hombre, estaría todo el mundo aplaudiendo". Hizo hasta lo imposible porque su amigo se quedara pero no lo consiguió. El escándalo se había desbordado y era el único tema del que se hablaba en el país.

Contra su voluntad Luis Bedoya, quien entonces era el Presidente de la Federación antes de que el escándalo del Fifa Gate lo sacara del fútbol, trajo a José Nestor Pekerman. Los resultados fueron apabullantes pero González -muy cercano a periodistas como Carlos Antonio Vélez- fue de los pocos colombianos que celebró la eliminación en Octavos por penales. Desde ese momento su obsesión fue sacar al argentino de la dirección técnica. Pekerman esperó durante dos meses una llamada después del mundial para que le definieran su continuidad en la selección pero esto nunca pasó. Jugaron al desgaste y ahí perdió Pekerman quien le tocó renunciar el 4 de septiembre del 2018. Desde entonces las conversaciones están rotas y pensar en que Pekerman volvería a dirigir el equipo si Gonzalez está ahí es algo completamente irreal.

Bolillo es el viejo sueño de Gonzalez y está a punto de concretarse. Jesurun dejaría a un lado sus sueños faraónicos  se acoplaría al deseo de Gonzalez.  Lo único que podría atravesársele sería Reinaldo Rueda quien tiene las horas contadas en Chile.

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