En Argentina Mauricio Serna es un ídolo, recordado por su pasado de gloria en el Boca Juniors. Los hinchas lo tienen en un pedestal que empieza a resquebrajarse. Su nombre ha resultado asociado con José Piedrahita Ceballos, el magnate de Caucasia causado por la justicia argentina de lavar millones de dólares en cafés legendarios de Buenos Aires como Los Angelitos o en casas en las afueras de la capital Argentina. Uno de los clientes de Piedrahita habría sido Maria Victoria Henao y Sebastian Marroquín, la ex esposa y el hijo de Pablo Escobar y el puente entre ellos resultó ser, según las autoridades judiciales argentinas: Mauricio, el Chicho Serna.
El encuentro se dio en una noche fría de junio de 2006. Mauricio Serna estaba cenando en uno de los restaurantes en el animado Puerto Madero. Allí, por intermedio del mesero del establecimiento, Serna conoció a José Piedrahita Ceballos, uno de los narcotraficantes más buscados del mundo, un hombre que sobrevivió al Cartel de Medellin y al de Cali, un capo que era conocido por ser el amo y señor de Caucasia.
Con la detención de Piedrahita en Caucasia el años pasado, donde vivía como un rey y había logrado escabullírsele a las autoridades, empezó el derrumbe de su emporio que tenia inversiones en distintas partes del mundo, como Buenos Aires. Y con él, llegaron los líos para el ex jugador que ya fue llamado a juicio.
El 15 de mayo del 2018 tuvo que rendirle cuentas a la justicia argentina por los negocios que habaría tenido con Piedrahita Ceballos. La acusación era lapidaria: Serna habría usado su nombre para blanquear el dinero de alias “El montañero” como lo tenía reseñado la DEA. En la trama resultaron vinculados Maria Victoria Henao y su hijo Juan Pablo Marroquín.
La operación en la que estuvo involucrado Serna rondó los USD$15 millones. La acusación es que el futbolista habría intercambiado varias de sus propiedades con Piedrahita. Los bienes de la operación fueron cuantiosos: una camioneta Toyota Land Cruiser último modelo, un Volkswagen Bora, un apartamento amoblado en la Avenida El Libertador donde está el metro cuadrado más caro de Latinoamérica, dos lotes en las afueras de Buenos Aires y otra casa en un conjunto campestre en las afueras de la capital argentina. Esa casa, del Country San Diego, Piedrahita la vendió por el doble de los USD$550.000 con el que la compró.
No han sido buenos los últimos años de Serna, al menos para su reputación. En el 2015 sobrellevó un embarazoso escándalo. Varios padres de familia de muchachos que soñaban con ir a jugar a la Argentina denunciaron una presunta estafa de la que él sería protagonista. Aprovechando su estatus de Agente FIFA les habría pedido sumas millonarias a varias familias para cumplirles el sueño de jugar en Boca. El viaje nunca se hizo y Chicho jamás dio explicaciones. La plata entregada a él, al parecer, se perdió.
El 16 de mayo del 2018 Mauricio Serna se presentó ante el juez federal Nestor Barral, el mismo que investiga a la viuda y al hijo de Escobar. Chicho se defendió diciendo que el capital que tenía él lo había hecho legalmente, jugando al fútbol. Explicó que efectivamente había tenido una relación con Piedrahita quien era un asiduo de su casa en el Country San Diego y que le gustó tanto la casa que se ofreció a comprársela en el 2008, cuando Serna regresó a Colombia a sus 40 años. Ahora el Chicho se enfrenta al partido más bravo por su vida, el de pelear ante un estrado judicial por su inocencia. El drama apenas comienza.