Las primeras letras impresas de la historia del ciclismo colombiano exaltan la gloria desde 1948, se recuerda la medalla de oro en los Juegos Centroamericanos. Hacia 1950 se gesta la idea de la Vuelta a Colombia. Se concreta la ilusión y en 1951 Efraín Forero gana la primera versión de la carrera ciclística. Se coló en la segunda edición el francés José Beyaert. Aparece posteriormente el primer monstruo, Ramón Hoyos Vallejo, ganador múltiple de la misma.
Surge en la década del 60, Martín Emilio “Cochise” Rodríguez (campeón mundial), uno de los grandes. Ganó cuatro y fue vencedor también de la Vuelta al Táchira. En Venezuela despuntaron Rubén Darío Gómez, Roberto Pajarito Buitrago y Javier “El Ñato” Suárez, Miguel Samacá, Pablo Hernández y Severo Hernández Tarazona.
En los 70 aparece Rafael Antonio Niño como también Álvaro Pachón y el recordado Alfonso Flórez Ortiz (ganador de un Tour de L’Avenir), que fueron los antecesores de aquella explosión de los 80 con Lucho Herrera (Vuelta a España), Fabio Parra (podio en el Tour de Francia), José Patrocinio Jiménez, Edgar “Condorito” Corredor, Martín Ramírez y Francisco Rodríguez, que repartían sus esfuerzos en ganar títulos en montañas y ganadores de etapas.
Desde allí, el país y Europa ha visto otros grandes, destacando a Oliverio Rincón, Álvaro Mejía, Álvaro Sierra, José Jaime "El Chepe" González, José Casteblanco, Libardo Niño, Santiago Botero y alguien que dio sus primeros asomos y dotes de un fuera de serie, Mauricio Soler. Un grave accidente lo alejó y lo retiró muy temprano de la actividad de las bielas
En la actualidad tenemos a Nairo Quintana (ganador Vuelta a España, podio en Tour de Francia), Rigoberto Urán, Sergio Henao, Jarlinson Pantano (retirado), Wilmer Anacona y una gran variopinta de escaladores y pasistas. Deslumbra Fernando Gaviria.
Y hoy, manteniendo esa constante histórica de logros mantenidos estables por los decenios anotados aparece una figura que, por su juventud, va a dar de qué hablar en el pelotón mundial por mucho rato. Egan Bernal, ganador del Tour de Francia.
Han sido cuatro décadas escritas en páginas doradas, inspiradas en gestas valientes y de sufrimientos para poder alcanzar la gloria de los llamados escarabajos, por aquello de escalar montañas. Se me quedarán algunos sin nombrar, pero vale decir que todos han enaltecido al ciclismo y al deporte colombiano.
Por ahora, París ondeó la bandera tricolor y entonó: “Oh gloria inmarcesible”.