Recuerdan el entonces poderoso Grupo de Lima (GL), ideado por el hoy derrotado Trump (presidente de Estados Unidos), Pedro Pablo Kuczynski (presidente del Perú), Enrique Peña Nieto (presidente de México), Sebastián Piñera (presidente de Chile), Mauricio Macri (presidente de Argentina), Iván Duque (presidente de Colombia), entre otros. Todo con la dirección orquestal de la OEA, pues dicho grupo fue creado para derrocar a Nicolás Maduro Moros (presidente de Venezuela).
Pues bien, esta agrupación agoniza y será sepultada como un intento fracasado más de saboteo y de injerencia en los asuntos internos de aquellos países que no se allanan a las directrices dictadas por Washington. Además, la suerte de sus integrantes es funesta:
- Trump no solo será expulsado de la Casa Blanca, sino que además será recordado como uno de los líderes más ineptos que haya gobernado los Estados Unidos.
- Pedro Pablo Kuczynski fue derrotado y depuesto por corrupción. Martín Viscarra Cornejo, su reemplazo, fue depuesto también por corrupción. Manuel Arturo Merino, quien lo sucedió, solo alcanzó a gobernar cinco días (ante el descontento del populacho que se tomó las calles para exigir su renuncia, tuvo que renunciar). Ahora, Francisco Rafael Sagasti, un moderado de derecha, profesor universitario y exasesor del BID, estará a cargo. Él, desde luego, buscará no meterse en líos ajenos y completar a toda costa el mandato iniciado por PPK, que ya ha dejado a tres mandatarios en el asfalto.
- Peña Nieto está encartado con la defensa de exfuncionarios corruptos de su gobierno, en contra de los cuales Manuel López Obrador (que no le juega a este vergonzante plato) ha emprendido una campaña para hacerles pagar sus pilatunas.
- Sebastián Piñera, al igual que Lenin Moreno, fue apaciguado por las protestas.
- Macri fue derrotado por el pupilo de Cristina Fernández.
- Duque, que se ha desempeñado en ser vocero del grupo, está atrapado entre la ñeñepolítica, la violencia, las protestas, las cifras de contagios y fallecidos por la pandemia (que destrozan la economía y enlutan a casi 35.000 familias), la ola invernal que causa estragos en todo el territorio nacional y el encarte judicial de su jefe político.
Todo esto conducen a decir, sin temor a equivocarse, que el Grupo de Lima agoniza y su suerte está echada. Así las cosas, la agrupación que se caracterizó por la incesante práctica de políticas de mercadeo e imagen, concretando ideas como la conformación de un gobierno interino en cabeza del diputado opositor Juan Guaidó (que les ha permitido apropiarse de millonarios recursos del fisco venezolano en el territorio de Estados Unidos y que les ha permitido luchar por las treinta y una toneladas de oro depositadas en el Banco de Inglaterra, estimadas en mil millones de dólares), no va bien.
Cabe recordar que otra idea con la que pretendió captar simpatizantes fue el famoso Venezuela Aid Live, auspiciado por el también opositor Leopoldo López, que hace poco huyó del país para refugiarse en España y cuya vocería asumió el multimillonario Richard Branson, propietario de Virgin Group, Virgin Atlantic Airways, Virgin Galactic, entre otros. El concierto, al cual asistieron los presidentes de Chile y Colombia,además de Marco Rubio y algunos enrastrojados, no solo fue un fracaso, sino que además no cumplió con su propósito: que la pretendida ayuda pudiera entrar al país vecino. De ese modo, el 22 de febrero de 2019 se consolidó como la partida del grupo hacia la derrota inminente.
Así pues, no es difícil avizorar que nuestro canciller Carlos Holmes Trujillo, que está en el ojo del huracán por las diferentes masacres, tenga que resignarse a dejar de sacar pecho en estos escenarios espurios que crean los enemigos de Maduro. Las últimas derrotas son contundentes: fueron expulsados de la embajada de Venezuela en Bolivia de donde se sustrajeron todos los electrodomésticos y equipos de cómputo en una cadena de actos que causan vergüenza y que han sido los sepultureros del tan publicitado grupo.