San Antonio del Táchira es uno de los estados fronterizos que limitan a Colombia, con más de 49.000 habitantes y se caracteriza por ser una de las zonas más influyentes en el flujo del comercio binacional. Décadas atrás, San Antonio del Táchira era el epicentro del intercambio de compra y venta de productos más concurrido por los vecinos cucuteño para realizar la compra de alimentos de la canasta básica como carnes, harinas, lácteos y frutas. Allí se encontraba toda clase de mercancía como plásticos, juguetes, piñatería y ropa a un bajo precio debido a la deserción de la moneda venezolana.
A los cucuteños no les importaba transitar a pie los 200 metros que conduce el Puente Internacional Simón Bolívar en medio del inclemente sol que golpea este camino, o esperar pacientemente en el tráfico vehicular que conducía a San Antonio del Táchira, al cucuteño le interesaba encontrar en el vecino estado la oportunidad de obtener a un bajo costo productos que en Cúcuta valen el doble de precio que en San Antonio.
En temporadas como navidad y hallowen las calles de San Antonio del Táchira se veían invadidas por la presencia de cucuteños;los almacenes se congestionaban por la cantidad de compradores y aun así se encontraba mercancía para el público.
Después del cierre fronterizo ocurrido en agosto de 2015 el panorama que acoge al municipio del Táchira es otro al que se vivió durante años. La medida tomada por el presidente Nicolás Maduro afectó el comercio binacional, ahora son los venezolanos quienes cruzan la frontera para conseguir alimentos que en su país están escasos. Con la inestabilidad del bolívar y la alza a los productos hacen que los venezolanos dejen de comprar en su territorio. La baja calidad de los alimentos es otro de los motivos por los que los venezolanos huyen a los supermercados de La Parada y Cúcuta.
Las secuelas del cierre fronterizo desencadenaron consecuencias para los ciudadanos de frontera.
El sábado 22 de octubre a las 10:30am decidí recorrer algunas de las calles más comerciales de San Antonio del Táchira para conocer la realidad en la que se encuentra este municipio. Atreviéndome a correr el riesgo de ser atrapada por la GNB(Guardia Nacional Bolivariana), que no permiten las grabaciones en su territorio.
Cruzando la frontera
Al estar en el Puente Internacional Simón Bolívar observe el río de personas que circulan constantemente el camino fronterizo. El flujo de personas transportando bultos de mercancía, me impulsó a grabar el porqué de este suceso.
El soplo del viento que corre de las orillas del Río Táchira calman un poco el desespero que produce las altas temperaturas que por meses acompañan a Cúcuta, además la oferta de vendedores ambulantes que venden bebidas como gaseosa, limonada y helados permite disminuir la sed.
En la mitad del Puente Internacional Simón Bolívar se encuentra ubicado un puesto de control migratorio y aduanero realizando vigilancias a quienes ingresan y salen de San Antonio del Táchira. Tardé por más de diez minutos en medio de la congestión para ingresar al vecino municipio, me encontraba alrededor de muchas personas que cargaban bultos de mercancía y maletas, el desorden se apoderó de la calle que era presenciada por autoridades de ambos países, pero al final pude ingresar sin ningún problema. Mientras recorría el suelo fronterizo vi al lado izquierdo de la vía una larga fila de personas que esperaban poder ingresar a territorio colombiano.
Al terminar de cruzar el puente se encuentran miembros de la GNB en la Aduana Principal de San Antonio realizando algunas requisas a las bolsas y maletas de las personas. En suelo venezolano sentí el vacío que por más de un año acompaña a este municipio, ya no se ve el tráfico vehicular que se producía en la larga avenida del municipio, ahora es un tráfico humano que hace revivir a este municipio, tampoco se escuchan las bocinas de los autos esperando agilizar el paso, sólo hay carros estacionados a orillas de las calles.
Un pueblo en agonía
La soledad se ha convertido en la realidad que acobija estas vías, algunos almacenes han cerrado sus puertas porque ya no hay a quien venderles. En las carnicerías están expuestas en vitrinas las carnes, productos que no han bajado sus ventas debido a los compradores cucuteños. Un kilo de carne cuesta en Cúcuta entre $12.000 y $15.000, mientras que en San Antonio del Táchira varía entre 3.500 bolívares fuertes que equivalen a $7.000. Para un venezolano 3.500 bolívares es una cantidad sumamente elevada que no les permite comprar otros productos. Es decir que si compran determinado alimento se abstienen de adquirir otros productos porque su dinero no les alcanza para comprar lo básico de la canasta familiar.
Lo cierto de la realidad del estado fronterizo es que no se ha recuperado de la crisis. ¿Será acaso que a los vecinos cucuteños no les afecta la situación que hasta el día de hoy viven los venezolanos?
Algunos venecos ha optado por la modalidad del bachaqueo para sobrevivir. En La Parada es frecuente encontrar venezolanos de diferentes estados como Merida, San Cristobal, Caracas y Valencia realizando compras de víveres como arroz, azúcar, granos, harinas, implementos de aseo, gaseosas, pañales, toallas higiénicas y cauchos de carros en cantidades al por mayor.Es decir que muchos de estos no compran un kilo de arroz que cuesta $2.600 en la localidad de La Parada, sino un fardo de 25 kilos que vale $65.000 .
Los bachaqueros revenden la mercancía en aquellos estados venezolanos alejados de la frontera, otros optan por traer determinada cantidad de carnes camufladas en maletas de viaje, al aprovechar la baja supervisión de la POLFA (Policía Fiscal Aduanera de Colombia). Esta actividad se realiza sin ningún control sanitario en donde las altas temperaturas afectan la calidad de las carnes y perjudican al consumidor. Es por esta razón que en el día de hoy (sábado 22 de octubre) se está realizando la inspección a aquellas personas que salen de San Antonio del Táchira y traen en sus mercados alimentos cárnicos, a esas personas se les decomisa el producto. El transporte de carnes en maletas es una modalidad de contrabando que está afectando a los ganaderos, por lo tanto la POLFA y el ICA (Instituto Colombiano Agropecuario) desde el día de hoy empiezan a realizar fuertes controles frente al contrabando cárnico.
Ver para creer
Quise comprobar que tan cierto es que en San Antonio del Táchira es económico este producto, por eso decidí grabar en algunas carnicerías, para constatar el costo de las carnes y diferenciarlo con el precio que se le da en Cúcuta.
¿Si los venezolanos realizan esta actividad, por qué el gobierno no acepta la crisis que atraviesa el país? Mientras caminaba por las calles desoladas, observé a muchas personas con bultos de mercado sobre sus hombros, sentí que estaban cargando el peso de vivir en un país que está sufriendo lentamente las consecuencias de las políticas del gobierno.
Después de un año los roles cambiaron, ahora son los habitantes de Cúcuta quienes les abren las puertas a aquellos vecinos que meses atrás recibían con brazos abiertos en sus locales, pero lo cierto es que la crisis fronteriza ha afectado a sus habitantes. En Cúcuta el comercio informal ha tomado su auge, las personas encuentran la oportunidad del sustento es las ventas ambulantes.
Los protagonistas del panorama desalentador fronterizo son los ciudadanos, quienes luchan día a día para sobrevivir de la crisis que los hunde en una agonía económica. Pasar de ser uno de los estados con mayor movimiento económico de Venezuela a encontrarse en la soledad comercial, genera indignación, tristeza, pero al parecer a sus gobernantes le produce todo lo contrario. ¿Cuántos enfermos tienen que morir porque no encuentran la medicina que necesitan? ¿Cuántos padres tienen que vivir un día más sin tener alimentos para darle de comer a sus hijos? ¿Cuántos muertos y desaparecidos tienen que haber en las protestas y manifestaciones contra el Estado Venezolano?
Los ciudadanos de frontera aclaman a grito el regreso del intercambio comercial binacional.