La agonía de los clubes sociales

La agonía de los clubes sociales

Las restricciones impuestas por la pandemia cogieron a los casi 80 clubes y sus 400 mil socios mal parados económicamente. ¿Qué están haciendo para sobrevivir?

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julio 12, 2020
La agonía de los clubes sociales

La mayoría de los tradicionales clubes privados de las principales ciudades de Colombia se acercan a los cien años. Y han reunido las élites sociales para entretenerse, interactuar, hacer deportes y como su nombre lo dice, socializar. Son círculos cerrados, que aunque pudientes, los números para sostenerlos no dan, muchos hijos de socios se ven forzados a retirarse una vez llega la edad de pagar la totalidad de la cuota. Como en varios otros casos, el cierre por el Covid-19 ha agudizado su situación de emergencia.

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Rafael Blanco, presidente del Club el Nogal y de Asocolclubes

En el país son un poco más de 80 clubes privados, que se han visto en la obligación de cerrar sus puertas a cerca de cerca de 40.000 socios, a quienes las cuotas les siguen llegando mensualmente. Aunque los clubes obtienen ingresos por los consumos de alimentos, alquiler de espacios para eventos y pago de ciertos servicios, dependen en gran medida de los aportes obligatorios de membresía para su sobrevivencia.

Los socios jóvenes son quienes más se han retrasado en su pago, sin embargo, todos los miembros, en una mayor o menor media, han tenido que analizar si continúan contribuyendo mensualmente al sostenimiento de unas instalaciones que llevan meses sin utilizar o muy parcialmente en algunos servicios. Varios socios ante la incertidumbre de los ingresos futuros han decidido retirarse y perder la alta cuota de ingreso que pagaron. La opción de venta de la acción, que existe en algunos clubes, no es muy atractiva en el mercado en estos momentos.

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Fernando de Francisco Reyes, presidente del Consejo Ejecutivo Club Campestre de Cali

Las gerencias y las juntas directivas han tenido que sortear a sus socios que solicitan una menor cuota de sostenimiento, congelamiento de las cuotas o acuerdos de financiación. Las redes sociales se han convertido en el principal mecanismo de queja y de cuestionamiento a las decisiones de las administraciones. Los principales argumentos para la reducción de cuotas son el menor mantenimiento que requieren las instalaciones, sin embargo, existen costos fijos altos, como los servicios básicos, impuestos y valorizaciones.

Varios clubes, como el Country Club de Bogotá, han solicitado a las alcaldías la revisión de sus costos de impuesto predial, otros la postergación de los pagos por valorizaciones e impuestos en general, como mecanismos de ayuda para solventar la crisis.

Ante la situación, las administraciones optaron por bajar la cuota a los socios entre un 25 % y 50 % en algunos meses, que en época normal oscila entre 900 mil y 2.300.000 en las principales ciudades, para luego bajar ese descuento o limitarlo a algunos de los socios, los jóvenes o mayores, que presentan mayores problemas en el pago.

A pesar de esto, clubes tradicionales como el Club Campestre de Medellín se enfrentan a solicitudes de retiro de 160 socios y el Club Campestre de Bucaramanga ya ha tenido el retiro de 12 % de sus socios. Situaciones que podrían complicar la misma supervivencia de las instituciones, en algunos clubes ya se menciona la posibilidad de vender algunos activos ante los problemas de liquidez que enfrentan para atender sus gastos.

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Manuel Vives Gonzales, presidente junta directiva Country Club de Barranquilla

El gran problema, sin embargo, es la responsabilidad que se tiene con los trabajadores. Los clubes generan bastante empleo, son casi 10.000 empleados a los que se continúa manteniendo en sus nominas, pero en muchos casos con salaros mínimos. Los contratos de personal temporal y a término fijo se suspendieron varios meses, así como las actividades contratadas con cooperativas, por ejemplo, de mantenimiento de los campos de golf.

Los que más han sufrido son los trabajadores pagados directamente por los socios a cambio de actividades, como clases de natación u otro deporte, gimnasia, masaje o peluquería. Es personal no vinculado laboralmente, sino dónde existe un acuerdo para que puedan ejercer su actividad a cambio de un pago al Club, por lo tanto, varios se encuentran hoy a la deriva al no poder ejercer su trabajo, y en muchos casos sin seguridad social. Los clubes han tratado de solventar el tema otorgando auxilios a estos trabajadores y recurriendo a donaciones de los socios, directas o mediante actividades como bingos virtuales.

El presidente de la Asociación Colombiana de Clubes Sociales –Asocolclubes-, Rafael Blanco, ha indicado que es necesario reiniciar el servicio de los clubes sociales y deportivos para evitar mayores despidos, y acelerar la autorización de los protocolos de bioseguridad en los deportes en áreas físicas amplias y al aire libre.

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Juan Alejandro Angel Arango, presidente Junta Directiva Club Campestre de Pereira 

Las instalaciones sociales siguen sin poser utilizarse, pero varias de sus cocinas se han abierto para ofrecer servicio de restaurante a domicilio, se ofrecen por medio de plataformas tipo Zoom actividades virtuales como clases de gimnasia, yoga, cocina y nutrición, además de conferencias. Los clubes con area verde, como campos de golf o canchas de futbol abrieron desde hace algunas semanas sus instalaciones para caminatas, dentro de los tiempos y medidas de seguridad establecidas por el gobierno. Este mes de julio algunos han logrado conseguir avales municipales para reabrir deportes como el tenis, golf y equitación. La estrategia ha sido mantener el concepto de comunidad y de proveedores de servicios para los socios.

Varios gerentes, le apuestan a que luego del confinamiento, los clubes retomarán con mas fuerza puesto que sus miembros controlarán mejor las medidas de higiene que en otros espacios públicos, logrando sentirse más seguros en sus instalaciones. Sin embargo, ante la incertidumbre económica, no se sabe cuantos de sus socios aguantarán seguir pagando las cuotas, cuantas administraciones y juntas directivas sobrevivirán a las postergadas Asambleas que han comenzado a realizarse, y si todos los clubes que existían a principios de año, llegarán a celebrar las fiestas decembrinas.

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