Fue todo un acontecimiento para el presidente invitar a Maluma a la Casa de Nariño, ofreciendo su apoyo a los proyectos de su fundación El arte de los sueños. Sin embargo, no tuvo el mismo gesto con los estudiantes universitarios, que en ese momento realizaban la más grande protesta estudiantil, reclamando el incremento de los recursos para la educación superior.
De igual manera, la apretada agenda presidencial permitió que se reuniera con la actriz estadounidense Angelina Jolie, quien visitó nuestro país cuando fue enviada especial de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), en la que el tema que se abordó fue la crisis humanitaria por el desplazamiento de venezolanos hacia nuestro país y la atención brindada por el gobierno nacional. No obstante, para el gobierno Duque no tuvo mayor importancia la visita que realizó a nuestro país el médico congoleño Denis Mukwege, Premio Nobel de Paz 2018, reconocido por su labor para visibilizar y combatir la violencia sexual en el conflicto armado. Con lo anterior mostró una vez más la falta de voluntad política y el poco interés en la implementación de los acuerdos de paz firmados en La Habana, en los que se incluyeron a las víctimas, evitando la impunidad, garantizando su reparación, especialmente a las mujeres abusadas sexualmente durante el conflicto armado.
Así mismo, el presidente Duque invitó a la Casa de Nariño a los tenistas Juan Sebastián Cabal y Robert Farah, a quienes condecoró con la Orden Nacional al Mérito en grado de Gran Cruz Extraordinaria por el logro alcanzado al coronarse como campeones del Wimbledon, en un deporte, que sin querer demeritarlo ante otras disciplinas, es considerado elitista por sus altos costos y al que, por ende, difícilmente pueden tener acceso deportistas provenientes de los sectores populares. Sin embargo, el gobierno nacional se ausentó en el acto de agradecimiento que convocó Egan Bernal en su pueblo natal, programado en la plaza principal de Zipaquirá, seguramente para no tener que adquirir compromisos de inversión en la región que vio nacer a esta nueva figura del ciclismo internacional. Lo anterior es difícil de creer, más al saberse que cuando Egan Bernal se coronó como campeón del Tour de Francia los colombianos nos desbordamos de orgullo y alegría por el título alcanzado por un joven humilde, quien puso en alto la bandera de Colombia, convirtiéndose en el mejor embajador de un país que aboga por alcanzar la paz y la convivencia, colocando fin a la polarización reinante y a un interminable conflicto armado.
Al parecer en la agenda VIP del presidente Duque la prioridad es participar en eventos en los que pueda tomarse fotos al lado de las prestantes figuras de la farándula, dejando de lado a los defensores de los derechos de las víctimas del conflicto y los compatriotas que con su esfuerzo y sacrificio le entregan nuevas alegrías a todo un país sin distingo alguno.