Recordando la agenda 'Antioquia la Mejor Esquina de América' o 'Antioquia Siglo 21', es evidente que incidió sobre el “progreso” y “desarrollo” para la región, pero al mismo tiempo convirtió al departamento en el territorio con alrededor de 2 millones de víctimas en el conflicto armado.
Este proyecto que tuvo su inicio en 1997 le apostó principalmente a la infraestructura, sin dejar por ningún lado consignadas las necesidades de los antioqueños de a pie, que no pertenecen al Grupo Empresarial Antioqueño.
Es así como en el oriente antioqueño planearon la extracción de recursos con microcentrales, que en la actualidad tiene alrededor de 60 puntos pendientes por implementar, con el único 'pero' de que la energía será vendida al exterior y no es para consumo de la población.
El Metro de la 80 ya inició su proceso de expropiación de los habitantes directamente impactados, sin que medios como El Colombiano visibilice las atrocidades de lo que genera el desarrollismo en la ciudad; los Puertos de Urabá favorecerán a los grandes terratenientes, narcotraficantes y comerciantes al por mayor, sin que los reclamantes de tierras sean beneficiados; Hidroituango sigue su curso y nadie volvió a hablar de su impacto por las masacres que se dieron en la cercanía del proyecto y tampoco se volvió a divulgar una sola palabra acerca de su impacto medioambiental; el suroeste verá impactada su subregión con proyectos “megamineros” que favorecen multinacionales como la Anglo Gold Ashanti, aunque qué importa lo que suceda con el ecosistema; en total, en el periodo de Fajardo se consolidaron alrededor de 800 proyectos mineros para el departamento, que aún siguen pendientes por realizar.
De esta manera, empresas como Anglo Gold Ashanti, Bancolombia o Argos pertenecientes al GEA han visto incrementar su riqueza, pero por ningún lado se ha visto favorecida la población antioqueña.
Con el reencauche de esta agenda 2040 o contradictoriamente nombrada como Corazón Verde de América, posteriormente a la aprobación e implementación de los Planes de Desarrollo, vendrá la opresión y el atropello que ya logramos evidenciar en la segunda pista del aeropuerto José María Córdova, donde alrededor de 8 mil campesinos les están pagando el metro cuadrado a 19 mil pesos y se perderán más de 1600 cuencas de agua, así como más de 100 mil árboles.
Los campesinos de Dabeiba que debieron vender sus predios a precio de huevo con la Vía al mar, quedaron sin viviendas y sin indemnizaciones justas.
Pero como buenos antioqueños, regionalistas y godos de corazón, sacaremos pecho enorgulleciéndonos de lo hermoso y de la pujanza de nuestro territorio, aunque cuesten vidas, aunque les quiten el patrimonio a sus habitantes y aunque siga en la misma lógica de explotación de recursos que nos afecta a nivel global como se convirtió el Grupo Empresarial Antioqueño, permeado por el capital extranjero, y sin una cara visible a la cual responsabilizar por los desmanes que afectan nuestro territorio.
Lo más sorprendente es la pasividad y permisividad del Gobierno del Cambio que no se la ha jugado por sus electores en tierras antioqueñas, y tanto Fico como Julián Rendón, harán un festín con los recursos naturales y la administración pública, que les seguirán llenando los bolsillos a unos empresarios sin rostro.