El 9 diciembre de 2020 se cumplieron 5 años de la firma de la resolución 2250 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Esta introduce en el escenario institucional la agenda de juventud, paz y seguridad, un hecho inédito en los espacios de toma de decisión porque reconoce los aportes que realizan las juventudes para la construcción de la paz y la seguridad en el mundo.
Dicha resolución está compuesta por 6 pilares:
1. Participación: hace un llamado a los estados miembros para que incluyan a las personas jóvenes en el proceso de toma de decisión durante las diferentes etapas de la negociación del conflicto y del proceso de posconflicto.
2. Protección: recuerda la necesidad y la obligación de proteger a las personas jóvenes en medio del conflicto y después de este.
3. Prevención: hace un llamado a los estados miembros para que realicen acciones de prevención de la violencia, especialmente dirigidas a jóvenes.
4. Alianzas: busca promover el apoyo técnico, financiero y político entre organizaciones internacionales, regionales y nacionales para trabajar con y por las personas jóvenes constructoras de paz.
5. Reintegración: destaca la necesidad de crear estrategias y programas para desvincular y reintegrar a las personas jóvenes involucradas en conflictos armados.
6. Seguimiento: hace un llamado a la ONU para que le haga seguimiento al cumplimiento de dicha agenda y además a realizar un estudio independiente sobre la situación de las juventudes constructoras de paz, dicho informe se realizó en el 2018 y se llama “el elemento que falta para la paz”.
Los pilares que dan contenido a la agenda se han ido adaptando de acuerdo con su contexto y se han incluido nuevas perspectivas. El primer aspecto que se ha buscado incluir desde diferentes regiones en el mundo, en particular América Latina y el Caribe, es agregar una visión amplia del conflicto, entender que la agenda tiene que ser transversal a todo tipo de violencias y no solo conflictos armados. Esto es importante para una región como la nuestra porque, de acuerdo con Amnistía Internacional y Naciones Unidas, somos la más violenta y represiva del mundo sin tener un conflicto armado activo (exceptuando a Colombia).
Otro paso importante de reconocer todo tipo de violencias es incluir la violencia de género y sexual dentro de la agenda de juventudes, paz y seguridad. Esta es una iniciativa la cual vienen impulsando los movimientos feministas y diferentes organizaciones sociales, ya que buscan promover medidas para garantizar los derechos de las mujeres y las diversidades sexuales de la población joven en medio del conflicto y en el posconflicto. Esta iniciativa también busca promover masculinidades no violentas o igualitarias, ya que se ha identificado una correlación entre la violencia de género/sexual y la violencia social. Esto nos indica que la igualdad de género se debe entender como una piedra angular para la construcción de la paz.
Por último, en América Latina y el Caribe tenemos el gran reto de comenzar a hacer incidencia política a favor de dicha agenda, hay ejemplos del sur global (especialmente en África) que pueden ser de gran referencia. Uno de los ejemplos más destacados son las coaliciones de juventud, paz y seguridad. Estas son iniciativas multiactor, las cuales buscan reconocer, fortalecer y defender la participación de las personas jóvenes en los procesos de construcción de paz y la seguridad a nivel global y local.