Los análisis psicológicos y clínicos sobre las adicciones hacen referencia a la imposibilidad de detener el consumo de ciertas sustancias a pesar de conocer los daños que producen. Las adicciones generan dependencia y alteraciones en la capacidad de usar la razón para tomar decisiones; por lo tanto, quienes son presa de una adicción no pueden detener su conducta. A pesar de conocer las consecuencias nefastas de las sustancias, invierten tiempo, esfuerzo y recursos en su búsqueda.
El gobierno colombiano parece estar ad portas de una recaída con el glifosato. En el año 2015, se vio obligado a suspender la erradicación de cultivos ilícitos mediante la aspersión aérea debido a que los estudios de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer IARC[1] mostraron los efectos adversos sobre la salud y clasificaron el glifosato como una sustancia "probablemente carcinogénica para los humanos". Sin embargo, el 30 de diciembre de 2019, como producto de la embriaguez de las vísperas del año nuevo, el gobierno de Iván Duque publicó el Proyecto del Decreto mediante el cual se pretende crear un nuevo marco legal para reanudar las aspersiones aéreas con glifosato y así sortear las restricciones contempladas en la Sentencia T-236 de 2017 y el Auto 387 de julio de 2019 de la Corte Constitucional para reducir los riesgos sobre la salud y el ambiente.
El argumento para reanudar las aspersiones se centra en las dificultades para controlar el crecimiento sostenido de los cultivos ilícitos desde el año 2013. Los defensores del glifosato lo presentan como un remedio amargo, pero remedio al fin y al cabo. Sin embargo, después de tres décadas de su utilización no solamente ha quedado un sinsabor, los análisis muestran que el uso del glifosato además de ser claramente ineficaz, tiene altísimos costos sociales y ambientales que superan con creces los precarios o inexistentes logros de la erradicación por aspersión aérea. No se trata de un remedio, el glifosato hace parte de la enfermedad del narcotráfico.
La relación de dependencia con el glifosato parece haber nublado la razón en la búsqueda de alternativas contra la producción, distribución y consumo de cocaína. Y como quien busca solucionar un mal con otro mal, en lugar de mejorar alguno acumula los dos. El interés por reanudar las aspersiones parece condenar al país al envenenamiento sin fin de las regiones con mayor diversidad cultural y riqueza ecológica, que a su vez son las que han afrontado con más crudeza los conflictos de la guerra. Son estas poblaciones las que resultan afectadas y no los grandes cultivadores, quienes frente a las aspersiones encuentran nuevos terrenos de bosque para deforestar y desplazar poblaciones para continuar con las plantaciones.
Tal vez la única diferencia entre la dependencia del glifosato con las adicciones comunes, es que quienes tienen el interés de volver a fumigar no son quienes reciben de manera directa las consecuencias negativas.
Tres décadas de uso y abuso de la sustancia
Colombia ha sido considerada en el mundo como el país con mayor producción de coca para la extracción de clorhidrato de cocaína y también uno de los mayores productores de amapola y marihuana. Para erradicar los cultivos ilícitos, “entre los años 1978 y 1991, se iniciaron las aspersiones discontinuas mediante el uso de Paraquat, 2,4-D y Glifosato en Sierra Nevada de Santa Marta”. Entre los años 1992 y 1999, iniciaron las en todo el territorio afectado por los cultivos y se implementó del Programa de Erradicación de Cultivos Ilícitos mediante la aspersión aérea con Glifosato PECIG. Desde 1999 la erradicación de cultivos ilícitos estuvo vinculada al Plan Colombia[2].
Según varios análisis, la fórmula empleada en Colombia supera las concentraciones y el volumen admitidos en el ámbito internacional[3]: “contiene 44% de Roundup Ultra por volumen; en contraste, los fabricantes en Estados Unidos solo permiten concentraciones para el Roundup Ultra de 1,6% a 7,7% y una tasa de aspersión de un cuarto de galón por acre; en Colombia este valor ha sido 4,5 veces mayor”[4] [5]. Adicionalmente, la aspersión aérea impide que las personas puedan tener mínimas medidas de protección frente a la exposición directa a la sustancia. El país ha sufrido una sobredosis de glifosato.
Si bien quienes los defienden afirman que el herbicida es eficiente para controlar la producción, los argumentos del propio expresidente Juan Manuel Santos quien implementó la política, contradicen esta suposición. Según Santos: “los años 2006 y 2007 fueron los de mayor aspersión en la historia: 172.000 y 153.000 hectáreas respectivamente, pero en esos dos años la producción se incrementó. Entre el año 2008 y el año 2013 la aspersión bajó y la producción en lugar de subir, bajó también. El 2013 fue el año de más baja producción en todo este siglo”. Concluye, “no hay ninguna correlación entre la aspersión y la producción”[6], la resiembra que puede llegar a un 60% es un flagelo que ha agudizado la problemática durante los periodos de erradicación aérea. En efecto los análisis históricos desde 1986 hasta el año 2017 no muestran relación directa entre los esfuerzos de la erradicación con glifosato, con los incrementos o reducciones de la producción. Con aspersiones y sin aspersiones en distintos años, el monitoreo realizado por UNODC (2019) muestra el incremento sostenido de los cultivos del año 2013 (con 48.189 hectáreas), al 2017 (con 171.495)[7]. Contrario es el caso de la sustitución voluntaria de los cultivos ilícitos. El informe UNODC muestra el logro de la erradicación voluntaria de 34.767 hectáreas, con un 94% de cumplimiento y tan sólo un 0,6% de resiembra o rebrote.
El Pacífico, el Catatumbo, el piedemonte Amazónico, la Orinoquía, el Magdalena medio, el norte de Antioquia y el sur del Caribe se encuentran entre las zonas más afectadas por los cultivos ilícitos. Estas regiones de gran importancia por su riqueza biocultural, paradójicamente son también las zonas que han afrontado con mayor crudeza el conflicto armado, las violaciones de derechos humanos y la precariedad de la institucionalidad del Estado. La gente que vive en estas regiones depende directamente de los suelos, las fuentes de agua y los bosques a través de las actividades de agricultura, recolección, caza y pesca. La contaminación por glifosato es un golpe más contra la salud, la subsistencia y las posibilidades de bienestar de estas poblaciones.
La sustancia y sus efectos
El glifosato (N-fosfonometil glicina) es el herbicida más utilizado en el mundo por considerarse efectivo para matar y controlar todo tipo de plantas (hierbas, arbustos y árboles). En Colombia, si bien ha arrasado con la vegetación donde ha sido asperjado, ha sido ineficaz en el objetivo de contrarrestar el narcotráfico y ha generado daños incalculables sobre la salud humana y el ambiente, que se relacionan con la acción de la fórmula empleada y los derivados del proceso de degradación de la molécula.
Además del glifosato, para hacer más efectiva su penetración en las plantas, la formula comercial incluye surfactantes y coadyuvantes. El compuesto que ha sido utilizado en las aspersiones aéreas con glifosato en Colombia es Roundup que contiene “glifosato como ingrediente activo, polioxietileno amina (POEA) como surfactante, Cosmo – Flux 411F como coadyuvante y N-nitroso glifosato (NNG) como microcontaminate”. Los surfactantes y coadyuvantes aunque han sido tratados como compuestos “inertes”, son también tóxicos. “La toxicidad aguda del surfactante POEA es entre 4 y 5 veces mayor que la del glifosato y Roundup”, el Cosmo – Flux 411F no ha sido suficientemente estudiado. Así mismo, “al combinarse con nitrato (presente en la saliva humana o fertilizantes) el glifosato puede generar trazas de N-nitroso glifosato. La mayoría de compuestos de N-nitroso son cancerígenos y no existe nivel seguro de exposición a ellos”[8].
El glifosato es degradado por la acción de microorganismos, y su principal metabolito es el ácido aminometilfosfónico (AMPA), también considerado tóxico [9] [10]. “Del AMPA pasa a metilamina y de ahí a formaldehido, un carcinógeno conocido”[11] [12]. La liberación de CO2 es la última etapa en la degradación del AMPA, lo que constituye una nueva fuente adicional de este gas de efecto invernadero[13].
Respecto a las afectaciones sobre la salud, en el año 2018, la Corte Interamericana de Derechos Humanos CIDH admitió la demanda contra el Estado colombiano por un caso de muerte relacionado con la exposición al glifosato. El 1998, la colombiana Yaneth Valderrama, quien se encontraba embarazada y en buen estado de salud, recibió de manera directa las aspersiones mientras lavaba la ropa al aire libre. En la madrugada siguiente perdió a su hijo y meses después murió[14].
La prensa internacional ha dado a conocer importantes fallos a favor de Dewayne Johnson, Edwin Hardeman y los esposos Alva y Alberta Pilliod, quienes después de haber estado expuestos por años a Roundup desarrollaron un tipo de cáncer conocido como linfoma no Hodgkin. Según la BBC estos son solo algunos de los cerca de “11.200 juicios en contra Roundup en Estados Unidos” [15] [16] [17]. Además de estos casos, existe un amplio cúmulo de estudios que muestran sus efectos[18] [19]. El exministro de Salud, Alejandro Gaviria, ha sostenido la relación entre las aspersiones aereas con glifosato y la incidencia de cáncer, abortos, morbilidad y mortalidad infantil y problemas dermatológicos y respiratorios [20]
Pero el glifosato no sólo ha afectado de manera directa la salud de las personas, también ha afectado los ecosistemas y las fuentes de subsistencia de las poblaciones.
Respecto a las afectaciones ambientales, ha sido menos visible la divulgación sobre el mecanismo de acción y los efectos del glifosato sobre las relaciones ecológicas. Este herbicida, incluso en dosis no letales para los cultivos y los bosques afecta las funciones de las especies vegetales en los ecosistemas. El glifosato interfiere en una ruta del metabolismo de las plantas conocida como la vía del shikímato, por medio de la cual se producen cerca de 10.000 sustancias químicas (aún no estudiadas suficientemente por la ciencia). Estas sustancias están involucradas en funciones ecológicas vitales como la fotosíntesis, la producción y el crecimiento de frutos, la generación de señales químicas que atraen distintos polinizadores y dispersores de semillas, estas sustancias también son fundamentales para el control natural de plagas y agentes patógenos[21]. El glifosato también está relacionado con la pérdida de la biodiversidad dada la expansión de especies resistentes e invasoras despues de las fumigaciones. En el agua, el glifosato está relacionado con el incremento de cianobacterias que modifican la cadena alimentaria de los organismos acuáticos[22] [23]. Adicionalmente los estudios de la Universidad Nacional muestran que el herbicida es tóxico para peces nativos como “el yamú, el pez fantasma, el bocachico y la cachama blanca” [24].
Después de tres décadas de aspersiones, los daños generados sobre los ecosistemas y las fuentes de subsistencia de las comunidades son incalculables. Los habitantes observan de manera cotidiana las transformaciones: “están los árboles, pero ya no producen frutos, ni semillas”, “el plátano no crece, le sale una plaga negra y las hojas quedan amarillas”, “los animales se van, los peces se mueren”. En zonas donde antes había bosque y cultivos "ahora solo crece una hierba amarga que llaman colchón de pobre”.
Como en los casos de adicciones, no hay ningún argumento sólido para continuar con el glifosato. El herbicida no es eficaz para combatir el narcotráfico y genera innumerables afectaciones sobre la salud pública y el ambiente. Los únicos beneficiarios del glifosato son los expendedores de la sustancia, que como en el caso de las drogas siempre encuentran interés en la generación de dependencia. La expedición de nuevos normas y el despliegue de aviones, drones y tecnología para fumigar parece crear una ilusión del poder sobre la problemática. ¿Piensan condenarnos eternamente al envenenamiento y la muerte lenta de los animales, los ríos, la tierra, los bosques, la agricultura y los pueblos? Ante la incapacidad de observar las evidencias y construir alternativas con la gente, el gobierno colombiano parece buscar una y otra vez el glifosato para escapar de la realidad ¿Recaerán?
[1] Instituto Nacional de Salud. 2015. Apreciaciones al informe emitido por la IARC y su potencial impacto en el uso del herbicida glifosato en Colombia. Bogotá: INS.
[2] Paz y Miño, C. y A. López. 2011. Glifosato: Genética, Salud y Ambiente. Quito: IIB UDLA – SENESCYT. Pp. 42.
[3] https://www.elespectador.com/noticias/judicial/expresidente-santos-seria-un-error-retomar-la-aspersion-con-glifosato-articulo-843671
[4] Ramírez, W.F; Rondón, I.S; Eslava, P.R. 2003. Efectos del glifosato (GP) con énfasis en organismos acuáticos. Orinoquia, Volumen 7, Número 1, p. 70-100.
[5] Oldham, J.; Massey, R.,Cryan P. 2002. Aerial spraying in COLOMBIA: health and environmental effects.
[6] https://www.elespectador.com/noticias/judicial/expresidente-santos-seria-un-error-retomar-la-aspersion-con-glifosato-articulo-843671
[7]https://www.unodc.org/documents/colombia/2019/Agosto/Informe_de_Monitoreo_de_Territorios_Afectador_por_Cultivos_Ilicitos_en_Colombia_2018_.pdf
[8] Paz y Miño, C. y A. López. 2011. Glifosato: Genética, Salud y Ambiente. Quito: IIB UDLA – SENESCYT. Pp. 19-20.
[9] Liu C. M., McLean P. A., Sookdeo C. C., Cannon F. C. 1991. Degradation of the herbicide glyphosate by members of the family Rhizobiaceae. Applied and Environmental Microbiology 57: 1799–1804.
[10] Henderson, A. M.; Gervais, J. A.; Luukinen, B.; Buhl, K.; Stone, D. 2010. Glyphosate General Fact Sheet; National Pesticide Information Center, Oregon State University Extension Services. http://npic.orst.edu/factsheets/glyphogen.html.
[11] Paz y Miño, C. y A. López. 2011. Glifosato: Genética, Salud y Ambiente. Quito: IIB UDLA – SENESCYT. Pp. 17.
[12] Islas, G. 2013. Determinación de glifosato y ácido aminometilfosfónico en suelos mediante HPLC con Derivatización pre-Columna. Tesis para obtener el título de Maestría en Química. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo México.
[13] Vera, M.. 2011. Impacto del glifosato y algunos de sus formulados comerciales sobre el perifiton de agua dulce. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires.
[14]https://www.elespectador.com/noticias/judicial/glifosato-el-primer-caso-por-muerte-que-admite-la-cidh-video-871721
[15] https://www.bbc.com/mundo/noticias-45153467
[16] https://www.bbc.com/mundo/noticias-47645376
[17] https://www.bbc.com/mundo/noticias-48267380
[18] http://naturalezadederechos.org/antologia4.pdf
[19] https://www.elespectador.com/noticias/salud/esto-dicen-los-12-estudios-sobre-glifosato-en-colombia-articulo-809532
[20] https://www.elespectador.com/noticias/judicial/el-debate-sobre-el-glifosato-no-es-academico-o-tecnico-sino-etico-alejandro-gaviria-video-843669
[21] Yamada, T. & P. R. de Camargo e Castro. 2007. Efeitos do glifosato nas plantas: implicações fisiológicas e agronômicas. IPNI.
[22] Vera, M.. 2011. Impacto del glifosato y algunos de sus formulados comerciales sobre el perifiton de agua dulce. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires.
[23] Pérez, G., Vera, M. and L. Miranda. 2003. Effects of Herbicide Glyphosate and Glyphosate-Based Formulations on Aquatic Ecosystems. IIB-INTECH UNSAM CONICET - UBA CONICET.
[24] https://agenciadenoticias.unal.edu.co/detalle/article/glifosato-toxico-para-peces-nativos-de-colombia.html