Increíble, mientras por jugadores discretos como Coutinho el Barcelona paga un fichaje que supera los 100 millones de euros, al pobre de James le toca irse a un club clase B y cedido por un costo que parece ridículo: 30 millones de Euros, menos de la mitad en la que lo compró Florentino Pérez en el verano del 2014, justo en el momento en el que el cucuteño, con apenas 22 años, quedaba goleador del mundial de Brasil. En ese momento el Madrid le pagó al Mónaco 80 millones de euros. La primera temporada James demostró que valía cada centavo que pagaron: 17 goles y casi la misma cantidad de pases goles. Después llegó Rafael Benítez y Zidane y se le acabó el estrellato a James.
Recayó en el Bayern cedido. La primera temporada fue tan fulgurante que el 10 pasó a conformar el equipo ideal de la Champions. Luego llego Kovac y el club Bávaro no quiso hacer la opción de compra que llegaba a los 40 millones de Euros, una ganga teniendo en cuenta que Pogba cuesta más de 100. Ahora sale al Napoles, un equipo que le podría venir como un guante, el lugar donde Diego Armando Maradona recayó después de ser despreciado por el Barcelona en 1985. Allá lo recibirá su mentor, su amigo, su papá futbolístico, el hombre que ha sabido sacar lo mejor del colombiano en Europa. James deberá estar feliz, ganará la misma plata que se gana ahora, un sueldo al que él no quiere renunciar. Lo indignante es que llegue prestado y no comprado. A los 27 años el calendario empieza a pasar sobre las piernas del jugador.
La condición de estrella que tenía James se la acabó el Madrid. A las estrellas no se les presta, a las estrellas se les compra y es una vergüenza que le hagan esto a un crack de su talla.