Es triste escuchar ahora en el Pulso del fútbol a Oscar Rentería decir cosas como “ese jugador de color” “el pelo está tan echurcado que nunca se le moja”. Diría que es un periodista racista si no lo escuchar a diario. Es sólo corto de entendederas. Pobre. Puede decir cosas tan estúpidas como que Rafael Nuñez, autor del himno nacional, fue un gran poeta, o indignarse porque la empresa de cannabis de Mike Tyson va a patrocinar un equipo de fútbol cuando él fue comentarista radial de Cali en la época en que los hermanos Rodríguez Orejuela eran los dueños del América. Es triste seguir escuchando porque me apasiona el fútbol y la radio y aún mi hígado no está preparado para recibir una dosis diaria de Carlos Antonio Vélez. Es triste porque César Augusto llenó de tontería ese espacio. El autobombo es penoso, terrorífico. Ahora dicen que el Pulso está sacando a gente del coma, que hace milagros. ¿Serán reales estos correos? ¿Cuál es el miedo de leer todos los correos criticándolos que les mandan? Es tan patético lo de Londoño que hace poco leyó un correo donde una niña de 13 meses de nacida escuchaba el programa. Triste.
Y lo preocupante es la lambonería con Jorg Enrique Vélez, presidente de la Dimayor. Dicen que está haciendo una labor esplendorosa y que los protocolos que se redactaron en Colombia eran todo un ejemplo para el mundo. Son así, lambones con el poder, con Duque, con el presidente del América, del Cali, del Once Caldas. Es imposible tomarlos en serio. Si a usted le gusta el fútbol debe detestar, como yo, esta nueva versión.
Claro que extrañamos a Iván y Hernán. Veían, sabían de fútbol. No decían tonterías como las de Rentería, uno aprendía, no le daba esa rabia de ahora, de ver a este par de señores tirarse flores, autoafirmándose, alabándose. Por ahí surgió la posibilidad de que Julio Sánchez Cristo los contratara, reviviera el tándem pero no llegaron a un acuerdo. Entonces tocará seguir aguantando el capricho de los dueños de Caracol de mantener un espacio que ha perdido 12 minutos de publicidad. Las cuentas, señores Rentería y Londoño, son fáciles de hacer: en Youtube un programa en la época de Pelaez y Mejía duraba 36 minutos, ahora dura 49. ¿A dónde se fue esa pauta?
Sigan lamboneando, sigan dándose autobombo. Se están autrodestruyendo. Señores de Caracol, ¡queremos de vuelta el Pulso del fútbol!