Un debate académico que hubiese podido aclarar muchas dudas sobre la revocatoria gracias a la presencia del exregistrador Carlos Ariel Sánchez quedó reducido a una repetición de trilladas discusiones personales en Twitter.
Los estudiantes de la Universidad del Rosario organizaron un debate sobre la revocatoria en Bogotá entre los que están a favor de revocar el mandato y los que no lo están. Siendo un evento académico se esperaba una participación inteligente por parte del Comité Unidos Revoquemos a Peñalosa y de su contraparte la Fundación Azul Bogotá, quienes permanecen enzarzados en una pelea en Twitter donde pesa más la sonoridad de las frases que los argumentos.
Lo que inició como una discusión interesante con los aportes de los concejales Gloria Elsy Diaz y Diego Molano degeneró pronto en una pelea con frases como “es que van a tener que llevarle pollo y chanclas a su amigo cuando este en la Picota”. Epítetos y acusaciones sin fundamento se lanzaron los promotores de la revocatoria y el representante de la fundación.
Esa discusión pueril hizo que se pasara por alto que el moderador del evento era quien más sabia del tema en ese recinto. Carlos Ariel Sánchez fue el Registrador Nacional que afrontó el trámite de la revocatoria del entonces alcalde Petro: un proceso electoral que tiene demasiadas similitudes con la revocatoria actual.
Sánchez fue el funcionario que dio punto final a una discusión legal con la defensa del exalcalde Petro que demoró por seis meses el trámite de la revocatoria: situación que es muy parecida a la actual. A pesar de su rol como gestor de la discusión el exregistrador hubiese podido dar alguna información relevante si el tema hubiese sido tratado durante la discusión pero de lo que menos se habló fue de la revocatoria misma.
Poco fue lo que pudo decir el exfuncionario de la Registraduría más allá de intentar controlar lo que por momentos parecía una pelea de borrachos del dúo Sergio Fernández - Carlos contra Andrés Villamizar. El cruce de descalificaciones dio paso a un show donde dominó el chiste fácil y la burla.
Sin importar cuál sea la posición ante la revocatoria ya empieza a aburrir esa pelea infantil entre los promotores y los detractores de la revocatoria que muchas veces raya en discusiones personales que nada tienen que ver con la solución a los problemas de la ciudad.