Lo siento por la periodista Ana Cristina Restrepo, recibir una amenaza genera una sensación espantosa y es inevitable que el miedo se apodere de cada paso que se da fuera de casa.
Pero hay que poner el dedo en la llaga. Ana Cristina escribirá su reportaje y es poco probable que vuelva a pisar los inquilinatos en Lovaina y hasta en Prado Centro. Juan David Toro lleva 20 años trabajando en esos barrios a través de la Corporación Talentos, una vez la periodista publique, él no se irá del sector, volverá cada semana o cada quince días para atender la población vulnerable, o para darles chocolate con pan porque, básicamente, esta también es su gente.
No desestimo la amenaza sobre Ana Cristina, pero critico la atención desigual que recibieron. A ella la llamó la Unidad Nacional de Protección (UNP) para ofrecerle un esquema de seguridad y la contactó el mismísimo alcalde Gaviria para atender su solicitud de protección; Juan no recibió llamadas del mandatario y la UNP ha sido poco visible en su caso, a pesar de que su cuerpo ya fue atravesado por las balas.
Años atrás, no recuerdo exactamente cuando, Juan caminaba por Lovaina, estaba cerca de la Corporación Talentos, que tiene su sede en el sector, y en unos hechos confusos, aún sin esclarecer, Juan David Toro recibió un balazo en la cabeza (sí, en la cabeza) al que, de manera aún más confusa, sobrevivió y no le dejó secuelas... de pronto el rostro serio que no lo abandona.
¿Amenazas? No son las primera que recibe, desde que lo conozco (trabajamos juntos en una ONG hace cinco años) mantiene amenazado precisamente porque se mueve en San Pedro- Lovaina, uno de los sectores más peligrosos de la ciudad, territorio que aunque no llega a ser la mega plaza de droga que es Barrio Antioquia, sí viene siendo una de las sucursales más grande para la distribución del vicio en Medellín.
Juan lo sabe y todos los que vivimos en Medellín también lo sabemos, pero a diferencia de nosotros, y de Ana Cristina Restrepo, el seguirá yendo a esos barrios a trabajar con la gente de los inquilinatos, con la población Lgtb y con la que ahora denominan habitantes de calle y lava coches; amenazado y sin protección, seguirá con su labor social ayudando a las personas que a nosotros nos han hecho cruzar calles por miedo a ser atracados, porque así somos.
Juan David Toro tiene toda mi solidaridad y todo mi respeto, Ana Cristina también, pero ella será protegida, eso es seguro; a él, la bala en la cabeza que ya recibió ni siquiera le alcanzo para que el alcalde lo llamara. Juan ha sido tan ignorado, que es la periodista (y eso lo celebro) la que clama que por favor lo atiendan igual. Ella es consciente de la desigualdad; yo sólo espero que él se sepa proteger, tal como lo viene haciendo hace 20 años, solo y en la jugada.
