Existe una organización especializada en el turismo alternativo o rural comunitario llamada Confetur, que viene haciendo un trabajo territorial admirable y que ha servido como ejemplo para que la nueva ministra de Comercio, Industria y Turismo, actores del sector privado como Aviatur, y gremios del sector turismo -- algunos muy alejados de la realidad regional-- replanteen estrategias y concentren sus planes en materia rural comunitaria, de acuerdo al nuevo escenario del posconflicto para desarrollar articuladamente nuevos compromisos. Por estas razones, me llama la atención lo que hace Confetur, quien presentó desde La Habana un bello proyecto llamado “Turismo al Barrio”, en asocio con Amistur, Cuba.
Un Turismo popular anclado en la economía social que inicialmente se pretende desarrollar en Medellín, Cartagena y el departamento del Meta con planes pilotos y guías turísticas. Este proyecto pretende llevar turistas a sectores desconocidos que son la esencia de la ciudadanía, como el caso de Cumaral, Meta con su Festival de la Mamona.
Turismo alternativo lo tiene Rio de Janeiro, con paquetes que ofrecen conocer las favelas, barrios con vida propia y complejidades sociales. Esta será una gran experiencia de otra clase de integración, lógicamente en barrios y nuevos territorios si existe seguridad.
En Bogotá cumplimos nuestro Plan de Desarrollo 2012-2016 con bellos programas sociales, para reconocer rutas turísticas gastronómicas que muestran sitios en sectores populares desconocidos. Por ejemplo, los proyectos políticos como el MRL o el Nuevo Liberalismo, historia relatada, se iniciaron en canchas de tejo como el Campo Villamil o en piqueteaderos como Don Jorge o la Gallina de Doña Nieves.
Otros sitios tradicionales para ser orgullosamente visitados en Bogotá son los cafés, que conservan todavía cierta tradición cachaca. Estos se dieron a conocer en el Sur de Bogotá en localidades como Usme, San Cristóbal y en Suba, como el Parque Mirador de los Nevados, que ni siquiera sus propios habitantes conocían. También está el turismo en las plazas de mercado, que salieron fortalecidos y que son éxito en países como Perú, Ecuador y Brasil.
En ciudades como Sao Paulo, promocionan con orgullo su propia idiosincrasia, donde el marketing y la inversión económica son fundamentales para hacerlos conocer. Propuesta interesante para fortalecer la economía en el posconflicto: un turismo rural comunitario que permita conocer la historia, la forma, el por qué y el cómo.
Para desarrollar esta iniciativa en Marquetalia o La Macarena -- sitio hoy muy visitado y simbólico por estar allí Caño Cristales -- se requieren planes integrales como los Kibutz, cooperativas de autogestión que habitan en un territorio determinado y que desarrollan programas autosostenibles. Es una especie de propiedad colectiva, con trabajo propio, salarios igualitarios, rotación de los puestos de trabajo, decisiones democráticas y apoyo al sistema cultural y deportivo.
La tarea del gobierno nacional y de las Farc, en materia de turismo rural comunitario -- los “Kibutz de la Paz” -- debe comprometer recursos, asesoría y mucha promoción Local, regional, nacional e internacional. En esta última, las ferias turísticas son claves para atraer turistas e inversionistas de un nuevo sector, afincado en las riquezas del país para que en los departamentos que tienen municipios, en donde habrá concentración de sus miembros inmediatamente se firme el proceso de Paz, desarrollen los nuevos destinos del posconflicto. Hay que alistarlos, prepararlos y garantizar lo que más preocupa: seguridad y buen servicio.
Durante mi gestión en la dirección del Turismo en Bogotá, el observatorio a cargo de esta entidad realizó un estudio que demostró que si se firmaba el proceso de Paz, cada año llegarían mínimo 200.000 mil turistas extranjeros y aumentaría la inversión directa en comercio y hotelería. Con un compromiso de la administración actual y las que vienen, se pueden incrementar, pero sin la voluntad institucional de apoyar a la entidad a cargo de estar tareas será muy difícil. Hay que hacer convenios con los departamentos para promover los nuevos destinos del posconflicto y conocer primero el país, de bellos y exuberantes sitios, hoy desconocidos.