Kendrick Lamar recibe una llamada. Es su primo. Le confiesa que siente que nadie reza por él, tiene miedo. La respuesta recibida es que debe entender que las personas negras están malditas según el Deuteronomio, porque se han alejado del camino divino y hasta que no vuelvan al camino correcto, no serán salvados. Ninguna oración, nunca, será suficiente. La infancia del terror, la adolescencia de la muerte y la adultez consolidada. Tres temas que compiten una carrera contra el miedo y un hombre que se pregunta por cómo sobrevivir en una memoria que juega a seducirlo con los recuerdos que parecen matarlo. La pregunta por el miedo corroe los rincones de sus memorias: la infancia que se disputa con la adultez de una madre que va a golpearlo por ensuciar sus zapatos, o por no hacer la tarea mientras ella también siente miedo; la adolescencia que se viste de la guerra dentro de las pandillas, que le huye a la muerte y le pregunta constantemente si le llegará el momento de despedirse del mundo, y la adultez donde la fama es la chaqueta que lleva puesta mientras camina sobre el constante recuerdo, pero que saborea la magia de ser famoso y rico. Eso es 'FEAR' de Kendrick Lamar, una de las canciones del álbum DAMN, un diálogo que se abre y expone la disputa constante contra las estructuras del poder y su comunidad oprimida.
Compot, Los Ángeles, California, fue el nido de este cantante, rapero y productor discográfico en 1987. Su nombre fue un regalo que le dio su madre, pues amaba a Eddie Kendricks, de 'The temptations'. Su padre, mientras tanto, era el miembro de una banda pandillera, 'Gangster Disciples'. Fue él quien lo llevó a la edad de 8 años a que viera cómo se producía el video musical de 'California Love', de 2Pac y Dr. Dre, dos raperos que cambiaron el curso de su vida. Lo inspiraron de tal forma que este artista recuerda ese momento de su vida como uno de los momentos más significativos, pues fue el que le dio el curso musical que quería. Allí descubriría que el rap era lo que él quería hacer, crear, construir. Era la forma de entregarle su vida a la música.
Lamar dialoga con temas como la religión, la esclavitud negra, el racismo y la injusticia social. Se permite denunciar desde la industria y critica su propio lugar de privilegio, fama y riqueza que ha conseguido con largos años de trabajo. Esto es lo que más ha hecho de Kendrick Lamar un artista que apuesta con su música al mundo pero que no olvida sus raíces, no es capaz, no está apto para hacerlo porque sabe que le debe todo a esta. 'To Pimp a Butterfly', su tercer álbum, es un viaje que hace alrededor del mundo y le permite llevárselo a su barrio. "Quiero que conozcan lo que yo he conocido..." dijo en una entrevista que dio a ZDF. Le habla a ellos, les quita algo pero les devuelve más de lo arrebatado. Es la prostitución de la belleza, la pregunta constante que se hacen ambos lados de la moneda: el mundo y su barrio, su comunidad.
DAMN. fue el álbum que le entregó el Premio Pulitzer de música. Le ganó al jazz y a la música clásica, fue la primera vez que el rap recibía un premio como este. Sus letras indagan y ponen sobre la mesa la indignación y la complejidad social en la que vive la comunidad estadounidense moderna. En el álbum explora facetas introspectivas, de la fama y la niñez. Kendrick Lamar reconoce que la única forma de generar un impacto en la historia es a través de las decisiones personales e individuales, para que estas lleguen a un colectivo e impacten. Este fue su caso cuando el movimiento 'Black Lives Matter' convirtió una de sus canciones del álbum 'To Pimp a Butterfly' en su himno: 'Alright'. Cuando Lamer invoca la letra, el movimiento hace eco con él.
Ahora es Colombia quien tendrá la oportunidad de unirse a su lírica de lucha. Una que le extiende la invitación al mundo y a la música.
