Karina, la temible comandante de las Farc a la que Álvaro Uribe nombró gestora de paz

Karina, la temible comandante de las Farc a la que Álvaro Uribe nombró gestora de paz

Mataba niños, castraba a sus enemigos, jugaba con sus cabezas, reconoció 200 delitos y terminó protegida en la base militar de Carepa

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julio 24, 2023
Karina, la temible comandante de las Farc a la que Álvaro Uribe nombró gestora de paz

No le importaba nada. Una vez Karina se paró frente a la iglesia en Argelia, Cauca, asentó a sus hombres, metralleta en mano, donde se habían atrincherado algunas personas y ordenó disparar hasta que del lugar sagrado no quedó nada. Minutos antes había hecho lo mismo con el cuartel de policía del pueblo donde masacró a seis uniformados. Era diciembre de 1998, el gobierno Pastrana, reconociendo que la guerra se perdía con la guerrilla, aceptó despejar un área tan grande como Suiza, llamada la Zona de Distención y que tenía en San Vicente del Caguan su epicentro, para establecer allí los diálogos con las FARC. Si no lo hubiera hecho los insurgentes se habían tomado el país. En esa época pocos en el país se tragaban el cuento de que existía un interés político de Tirofijo y sus tropas, plagadas de gente tan cruel como el Mono Jojoy o Elda Neyis Mosquera García.

Cuando le dieron la comandancia del frente 47 se convirtió en la primera mujer al frente de un comando de esa guerrilla. Ese día hizo su macabro ritual de celebración en la plaza central del pueblo: poner corridos prohibidos a través de un alto parlante y tomar aguardiente hasta que sus muchachos la llevaban arrastrada a su guarida.

Al otro día se despertaba enguayabada, amargada y su antojo para salir del marasmo era la sangre, sobre todo si eran de niños. No le importaba fusilar niños. Según la Fiscalía, en informe entregado a Justicia y Paz el pasado miércoles 15 de junio, Karina mandó a asesinar a 56 menores de edad. Era la manera en la que se vengaba del horror que ella misma vivió: haber sido reclutada para luchar una guerra que ella no entendía cuando tenía 13 años. Sus muñecas fueron los fusiles. Era 1981 y las FARC, con Jacobo Arenas a la cabeza, empezaba a tener su primer periodo de expansión.

Así se hizo una asesina Karina

En 1993 es trasladada al frente 9. Su actuación en tomas guerrilleras tan sangrientas como la de Paravandó, en donde se arriesgó hasta tal punto que en ese lugar recibió un balazo en el brazo izquierdo y la esquirla de una granada le hizo perder su ojo derecho. Desde entonces, su leyenda de bruja mala se vio aumentada por su aspecto. En el frente 47 fue un mito, fue la mujer que se impuso a los paramilitares en Los Llanos siendo aún más bárbara que ellos. Sus métodos no podían ser más terroríficos. A varios paramilitares, según testimonios de varios ex  FARC, les quemó los genitales, dejándolos inservibles para el sexo. Además afirmaban que se tomaba la sangre de sus enemigos, que tenía un pacto con el diablo, que en las noches hacía extraños rituales con la guardia pretoriana, la guerrillerada que ella misma forjó para protegerla y que decapitaba a los soldados que tomaba presos para jugar picados de fútbol con ellos.

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Esto puede ser parte del mito de la bruja comunista despiadada pero lo que sí está plenamente documentado fue su crueldad con los niños. Entre los 214 delitos que ha confesado los más aberrantes son el reclutamiento de 180 niños y el fusilamiento de 56 de ellos. Por esto, en el 2011, tres años después de haber sido el primer comandante de la guerrilla en entregarse voluntariamente a las autoridades, fue condenada a 40 años de cárcel y una multa de 500 millones de pesos. Su andar de águila arpía se desarrolló, sobre todo, en el suroeste antioqueño.  Los lugares a donde desplegó sus alas de muerte y desplazamiento fueron Argelia, Nariño, Arboleda, Valencia, Monte Zuma, Granada, Monte Bonito, Riosucio, Mutatá, y Caicedo; y el desplazamiento forzado de campesinos de los departamentos de Antioquia, Caldas y Chocó.

Las relaciones de Karina y Uribe eran estrechas. En el 2008 Karina se entregó después de estar defendiendo su posición en las montañas del Cauca hasta disparar su última bala. Sin hombres no le quedó de otra que entregarse. Tenía sobre ella una recompensa de 500 millones de pesos. Se decía que ella había dirigido la operación, en 1983, en donde las FARC asesinó a Alberto Uribe Sierra, papá de Álvaro Uribe. En el 2009, sorprendiendo a propios y a extraños, Uribe le dio inmunidad a la sangrienta guerrillera y la nombró gestora de paz.

Esta semana Karina volvió a ser noticia por la sentencia emitida por la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Antioquia, donde aceptó los delitos de rebelión, entrenamiento para actividades ilícitas, utilización ilegal de uniformes e insignias, empleo, producción, comercialización y almacenamiento de minas antipersonal, ayuda e inducción al empleo, producción y transferencia de minas antipersonal y utilización de medios y métodos de guerra ilícitos.

Karina sigue libre, como si ninguno de sus delitos la despelucaran a sus 63 años.

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