En 2016, Abudinén salió de la Subdirección de Primera Infancia de manera silenciosa después de haber generado un caos sin precedentes en el ICBF. Fue ella quien a principios del año 2016 puso en marcha un nuevo modelo de contratación en el Instituto denominado “Banco de oferentes”, con el supuesto propósito de contratar con los mejores y purgar al ICBF de la corrupción.
Sin embargo, lo que realmente sucedió es que sin ningún sustento técnico y al entrar en vigencia el improvisado mecanismo de contratación quedaron por fuera cientos de operadores y se dejó sin atención, alimentación y cuidado a miles de niños y niñas.
Durante los meses de marzo y abril el ICBF intentó dar solución poniendo a nuevos operadores que no tenían ninguna o mucha experiencia, o a operadores que venían contratando con el Instituto pero no tenían la capacidad de atender más niños. Esto generó un caos tremendo que fue expuesto por el senador Alexander López y otros parlamentarios en el Congreso.
Unas de las consecuencias fue que los alimentos de los niños y niñas estuvieran siendo entregados en vías públicas, las raciones de comida entregadas y repartidas a los hogares comunitarios en el piso de las calles al lado de potreros y canecas de basuras sin ningún tipo de precaución.
Lo que realmente estaba detrás de todo esto fue una maniobra para favorecer a Cambio Radical. Con el “Banco de oferentes” Karen inhabilitó a muchos operadores que trabajaban de la mano o fueron creados por la casa política del Ñoño Elías y Musa Besaile, quienes durante décadas fueron dueños de la contratación del ICBF.
Y estos fueron reemplazados por operadores de los protectores políticos de Abudinén, los Char, quienes quedaron con el camino despejado para contratar en Córdoba, Atlántico y otros departamentos de la Costa Caribe. A una pelea de casas políticas se reduce el bienestar de nuestros niños para Karen Abudinén.
Pero las acciones de Abudinén no terminan ahí. Antes de convertirse en funcionaria pública creó y dirigió la Fundación NU3, a quien puso a contratar con el Instituto y tiempo después como subdirectora de Primera Infancia los contratos de nutrición siguieron fluyendo para NU3.
Abudinén hizo su tercera movida al aumentar un convenio interadministrativo entre el ICBF y el Distrito de Barranquilla. El aporte del ICBF pasó de $38 mil millones de pesos en el 2015 a $70 mil millones en el 2016. El hecho no tendría nada de sospechoso si no es que la misma Karen Abudinén quien al dejar esta cifra contratada renunció en medio del caos y pasó a asumir la Secretaría de Educación de Barranquilla, entidad encargada de ejecutar los $70 mil millones.
Cuando una madre comunitaria del Instituto le reclamó a la saliente directora del ICBF Cristina Plazas por el caos de la contratación del Banco de oferentes, esta le respondió que ella era víctima de la astucia de Karen Abudinén. Es curioso el silencio que guarda Cristina sobre el nombramiento de su exsubdirectora, ahora convertida en directora.
Esta es Karen Abudinén, no quebró un equipo de fútbol pero puso en riesgo la salud y la atención de miles de niños y niñas en Colombia. El ICBF parece tener una maldición encima que cada vez se disfraza diferente.
